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Con monedas en mano, Scott siguió por el pasillo hasta encontrarse con un par de puertas grandes de metal, con una barandilla pegada en cada una, Scott colocó sus manos en las puertas y con decisión las abrió.

Al otro lado había una gran cocina, tenía mesas de metal con algunos trastes y ollas encima, algunas embarradas de salsa u otro tipos de condimentos, en las paredes había refrigeradores de dos puertas como también hornos y parrillas de fuego; del techo bajaban plataformas con ganchos, había un par de sartenes puestos en varios de estos.

Scott sintió como su estómago empezaba a rugir de hambre.

— bueno, busquemos algo... — dijo mirándote pero no esperando tu aprobación.

Scott empezó a buscar entre los platos y ollas apiladas en las mesas y repisas, alguno que otro vaso o plato si se le cayó.

Y justo después de tiempo de buscar, encontró tres rebanadas de pizza en un plato, estaban recién echas al parecer, pues el humo de calientes flotaba en el aire como caricatura enamorada, mientras que el queso todavía guardaba ese color amarillento y rojizo combinado con la salsa, esas pequeñas burbujas de aire que dejaron marcas en la superficie, y ese peperonni rojizo y grasoso, el pan tiraba queso derretido de dentro suyo, y guardaba esa crujiente tapa con polvo para hornear.

Scott embobado por el hambre, agarró una rebanada, se la comió y después agarró la segunda, mientras se comía ésta, Scott se fijó que a un lado habían varios recipientes de plástico transparentes, miró la última rebana que todavía quedaba.

— me la debería guardar, ¿qué tal si no encuentro comida en el resto del viaje?

Scott agarró un recipiente y colocó la última rebana dentro, Scott inspeccionó el lugar, había unaochila tiraba medio abierta.

— ¡¡al fin!! — dijo corriendo hacia esta — ya no cargaré todo en este cinturón

Scott empezó a guardar su linterna y su máscara, después sacó las monedas de sus bolsillos y también las metió. Se levantó con prisa y fue hacia la mesa donde estaba antes, vio el recipiente, lo agarró y lo guardó igualmente, después de eso, miró el plato donde estaban las pizzas, tenía la figura de un pollo blanco con moño rosado y aretes verdes. Y entonces en el hambiente se escuchó un lejano cacareo.

— ay no... — dijo Scott en susurro mientras buscaba desesperadamente la salida de la cocina.

Varios pasos se escucharon acercarse al par de puertas por donde había entrado, y de un segundo, éstas se abrieron de golpe, el pollo animatronico salió disparada y se detuvo después de avanzar unos pocos pasos, su traje rosado pegado, sus pedazos de ropa de las piernas con detalles, uno rosado y el otro verde, su moño en la cabeza que sostenía los tres mechones de plumas gigantes, y sus aretes verdes.

¡pizza!~ — exclamó el animatronico inspeccionando de primera vista la cocina, no había nadie.

Scott estaba agachado, recargado en una de las mesas, pudo esconderse a tiempo, pero en eso, las pisadas del animatronico empezaron a sonar de nuevo, por lo que Scott empezó a gatear y revisar por los orificios inferiores de las mesas, las patas de pollo iban avanzando.

El pollo no tenía prisa, iba caminando con cautela y revisando toda el área por si algo se asomaba por encima de las mesas, empezaba a oler de vez en cuando, extrañamente ya que era un pedazo de metal con inteligencia artificial.

El animatronico llegó a la mesa donde antes estaban las rebanadas de pizza, dio un gruñido de rabia y después con la mano tiró el plato al suelo, partiéndolo en varios pedazos.

¡¡Scotty!! Sé que estás aquí, Vanny me dijo que podías quitarme MI pizza, y lo hiciste desgraciado... — decía Chica al aire por toda la cocina — ten esto por seguro, voy a encontrarte... tarde o temprano... y te mataré... así aprenderás, ¡¡que no le debes quitar la pizza a un pollo!!

Atrapado en mi vida Vol. 1 ‐ FNAF - (libro interactivo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora