𝘋𝘖𝘊𝘌

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El menor estaba algo confundido ¿Había escuchado mal?

—Cásate conmigo, eres la única razón por la que yo trabajo día con día y siempre me levanto en las mañanas a hacer el desayuno, la razón por la que me baño día por medio y por la que tengo esta casa, si estuviera solo, tal vez viviría en una caja, pero tú me encontraste y me sacaste de esa infernal vida de escuela, trabajo, dormir y le pusiste todos tus colores con el primer abrazo, eres la persona que dibujó en mi vida una carita feliz.

Jongseong suspiró sacando algo de su bolsillo.

—Yo... no sabía cuándo dártelo, lo llevo conmigo desde hace 5 meses.... pero realmente no sabía cuál era el momento correcto y hoy... simplemente lo sentí... así que dime ¿Te casarías conmigo?— abrió esa cajita dejando ver un anillo para nada bultoso dentro, un anillo sencillo, como a Jungwon le gustaba.

Al no escuchar respuesta de Jungwon, siguió hablando.

—Yo estoy seguro que tú eres el amor de mi vida, ya vamos 5 aniversarios y... quiero vivir muchos más a tu lado, pero quiero que lleves este anillo en los próximos aniversarios, quiero que– —

—Sí quiero— había tardado bastante en responder, pues estaba en un pequeño shock, estaba procesando esas bonitas palabras.

—¿L-lo dices en serio?

—¿Cómo podría bromear con algo como esto, Jay?— sus ojitos se estaban llenando de lágrimas —Yo también te amo, te amo demasiado que a veces duele, pero contigo todo es bonito— se abrazó al otro cuerpo —Ya ponme ese anillo para poder presumirlo— entregó su blanca y delgada mano izquierda a Jongseong quien con una gran sonrisa hizo caso —Le presumiré a todo el mundo que me casaré con Park Jongseong.

—Debería ser yo quién te presuma, ¿Recuerdas que en la universidad eras de los más populares? con tu cabello brillante y sedoso, esa linda sonrisa y tus hermosas mejillas, caminando por los pasillos con tu bolso violeta y tu colorida ropa, todos, hombres y mujeres te querían como su pareja.

—Tú eras aún más popular, llegaste de intercambio desde Estados Unidos y todos tenían su vista en ti, hasta yo— se puso algo tímido —Tu ropa negra que te hacía ver tan bien y tu actitud tan fría que por alguna razón me atraía, entonces me acerqué a ti y me trataste igual que a todos, pero no me rendí y al fin, tres meses después de estar siguiéndote me sonreíste y compartiste tu paraguas aquel día lluvioso donde yo no había llevado uno, me llevaste a mi departamento y te ofrecí un café caliente.

—Decir que sí fue la mejor decisión de mi vida, ahí supe que cocinas muy bien, que no eres como los demás, que todo lo contrario a ser un inútil que no sabe hacer nada, tú sabías hacer de todo, hasta cosas que yo no tenía idea, tus dibujos y esculturas eran tan... wow, que no pude evitar enamorarme de ti en poco tiempo y medio año después te pedí ser mi novio.

—Lo recuerdo bien, eras tan frío y seco con otras personas, todos te veían tan intimidante, pero cuando estabas conmigo era como si ese lobo se convirtiera en un cachorro y solo pidiera amor, querías abrazos y besos todo el tiempo.

—Y así sigue siendo— se miraron a los ojos, estaban a punto de besarse, pero un pequeño sollozo proveniente de una caja al lado de la cama los interrumpió. —Ah...— Jongseong por poco se olvidaba de eso.

—¿Qué fue eso?

—Anda, mira— se levantó de encima dejando a Jungwon ver lo que había dentro de esa caja de madera que tenía 6 hoyos encima.

El adorable chico se paró y abrió esa caja no tan pequeña encontrándose con la atenta mirada de un cachorro que meneó su cola al verlo.

—¿Recuerdas que me dijiste que querías un perrito?— vio como Jungwon tomaba en brazos al perrito —Ayer fui al refugio y cuando lo vi, de alguna manera, supe que este era nuestro cachorro.

Aquel perrito era una mezcla entre Husky y Golden retriever, sus ojos eran claros y su pelaje era blanco con manchas negras y cafés, era tan adorable y único.

—Jay...— Jungwon miró a su prometido y después al perrito.

—Creí que... podríamos criarlo juntos ¿Te gusta?

—Me encanta— lo abrazó con aquel adorable cachorro en medio, el cual tenía una sonrisa en el rostro aún sin saber qué estaba pasando.

—Ponle un nombre, se verá bonito grabado en esta placa— también le compró un collar y una cama que estaban ocultas por ahí.

—Vamos, estoy seguro que pensaste en un nombre cuando lo viste— lo miró.

—Me conoces tan bien— suspiró abrazando la cintura contraria —Pero es un nombre Japonés, por lo que no sé si te va a gustar, pero es Daichi.

—Me gusta, ¿A ti te gusta?— miró al perrito acariciando su cabeza —Oh, sí, sí te gusta— el cachorro se frotaba contra el pecho de Jungwon.

—Jungwon.

—¿Si?

—Te amo.

𝘾𝙊𝙇𝘿 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora