CAPITULO 34

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Naxos no había descansado desde su encuentro con Hades, siempre que salía el tema a colación con su anterior vida, revivía esos momentos una y otra vez. Él sabía que parte del inframundo estaba lleno por todas las almas que le entrego en su momento, y aun así no podía perdonarse por haber perdido la batalla en Alba longa.

Haber perdido la batalla en su propio hogar.

Era su castigo y tenía que vivir con este por toda la eternidad. ¿Tal vez podría redimirse si lograba salvar a Hanae? se preguntaba. No era una tarea fácil, claro está, solo esperaba para que ella llegara a salvo.

Para su desgracia no fue, Naxos vio como Hanae simplemente decayó en mitad de la nada, viendo por el retrovisor vio la cubierta de la chaqueta que tenía Hanae manchada completamente de sangre. Naxos decidió estacionar el carro, paso hacia el asiento trasero, Hanae no reaccionaba, aun respiraba, pero era como si su alma no le perteneciera a su cuerpo. Naxos entro en pánico, dentro de los dones de un semidiós no había el cómo revivirla y no podía llamar a ningún otro dios porque los descubrirían.

Grito de desesperación, su cuerpo estaba totalmente agotado, para ser un mediocre semidiós, simplemente no podría mantener ese ritmo, vio el celular desechable que había adquirido en su última parada. Apenas habían transcurrido unas horas y el marcador de tablero le decía que habían recorrido más de cien kilómetros,

—Hanae despierta por favor. No puedes rendirte. No ahora. Vamos a mitad del viaje. No puedes desangrarte en este desgraciado auto. Maldita sea la hora en que Poseidón fue un cabron en el pasado —Tomo de la bolsa las vendas y la botella de whiskey. Le roció la herida, Hanae ni siquiera se inmuto. Estaba totalmente inconsciente. La vendo, cubriendo lo más fuerte que pudo la herida. Su reloj marcaba una hora más tarde. Naxos se le quedo viendo. Sentía una impotencia al no poder hacer algo más por ella. Se paso la mano por el rostro. Y miro a su alrededor. Debía salir rápido. Con suerte la quimera debía estar aún lejos, pero no se podía confiar. Asi que volvió al vehículo y siguió el camino.

Cada vez estaba más ansioso. El viaje ha ido más lento para su desgracia, el área montañoso es totalmente diferente en esa zona y Hanae no mejoraba como esperaba, para desazón de Naxos tuvo que parar de nuevo. Sabía que debía parar en la ciudad más cercana. Sospechaba de Hades, él tenía la audacia de jugar sucio a su conveniencia. Solo esperaba que el bloqueo que estableció alrededor de Hanae ayudara de lo contrario los encontrarían muy pronto y los matarían.

10 semanas después

—Aun no tenemos un diagnostico muy claro respecto a su estado de salud.

—Deme una respuesta clara doctor.

—Su cuerpo no responde a ningún tratamiento. Su cuerpo trata de recuperarse, pero la herida no cicatriza. Sus exámenes salieron bien.

—Entonces porque no despierta.

—Puede tener un estado de salud mental.

— ¿Qué quiere decir? ¿Que está loca?

—No es lo que quiero decir señor Williams. Su cuerpo no quiere responder. Puede que se este dejando morir. Esto ya puede representar un diagnostico psicológico. El otro día una de las enfermeras menciono algo de un hombre apuñalado. Logro decirlo entre sueños. Debe tener algún trauma que la marco. En cuanto tenga algún otro diagnostico le estaré informando por el momento le vamos a ordenar otros exámenes.

—¡Maldita sea! –Bramo Naxos, cuando salió el doctor de la habitación —Condición psicológica —soltó una risa seca —la condición se llama Poseidón,

Estaba agotado. Tenían que haber llegado a la Costa de Escocia para esa fecha, pero no pudo hacerlo. Hanae se estaba rindiendo, llevaba diez semanas en Almyros, el pueblo más cercano que encontró, allí tuvo que llevar a Hanae al hospital, su condición empeoro ese día. Hanae entro en una especie de coma y el viaje quedo prácticamente suspendido. Toda su energía se estaba consumiendo.

Naxos ha gastado parte de su fuerza y voluntad en crear una barrera y cada día se dirige a una zona diferente a dejar un rastro diferente. Es posible que a estas alturas ya sepan que Naxos es quien está con ella, pero no iba a permitir que la tengan, eso no puede ser posible, había hecho su juramento y lo iba a cumplir.

Ya más tarde en el hospital, Naxos observaba a Hanae, seguía perdiendo sangre. No importaba cuantas trasfusiones de sangre le hicieran la herida no dejaba de sangrar y ahora le sumaba más heridas en su cuerpo, lo que los doctores no encontraban razón. La llevaban viendo todos esos días, la mantenían con suero todos los días. Su mirada decayó en el almanaque de la pared, era el 3 de junio del 2018, en poco más de un mes era el siguiente eclipse, Hanae necesitaba estar recuperada para no sufrir más secuelas graves y para llegar a Escocia lo antes posible.

Naxos se acercó hacia la ventana observando la vista que ofrecía Almyros, el reloj de la pared marcaba las cinco de la tarde por lo que Naxos se tenía que preparar nuevamente para ir a la frontera de la ciudad y bloquear su rastro.

—Necesitamos hablar –Naxos escucho a Poseidón junto a él, cuando volteo a verlo vio que era una simple proyección —Eres un completo idiota Naxos.

—No esperaba verte.

—Te ves como la mierda.

—Dime algo que posiblemente no sepa.

—Tienen a Gemma y no he podido recuperarla, debes sacar a Hanae de aquí. No entiendo porque la tienes en un hospital mortal.

—No se... déjame pensarlo tal vez porque no puedo parar el maldito sangrado que tu provocaste siglos atrás.

—Detesto que utilices ese tono.

—Estoy desesperado Poseidón. Es tu hija, pero al parecer al único que le importa su estado es a mí.

—Me importa una mierda lo que pienses Naxos. Tienes que sacarla de aquí. Y no te lo estoy preguntando.

—¡No puedo, está muy débil!

—Si tienen a Gemma, tendrán pronto a Hanae, ellas están conectadas Naxos.

—Es un maldito suicidio Poseidón.

—Lo será si ellos logran localizarla.

—Mírala siquiera –Poseidón se acercó a ella, poso su mano en su cuerpo, de inmediato abrió los ojos –hubiera sido bueno que hubieses aparecido hace siete semanas.

—No pude, ahora estará consiente. Regresa al auto y partan de aquí. Debes salir ahora mismo.

—¿Ella estará bien?

—Solo es temporal, debes utilizar el cuerno. Ya te lo dije una vez. Detesto tener que repetir las cosas Naxos.

—No lo hare.

—Lo debes hacer y es mejor que te apresures, el bloqueo se desvanecerá –Naxos dirigió su vista de nuevo hacia la ventana, tratando de no gritar de frustración –Suerte Naxos.

—¿Y eso es todo?

—Esto te ayudara Naxos –colocando una daga de Alba Longa a un lado de Hanae.

—Es una daga muy antigua.

—Es una de las dagas con la que te apuñalaron, te servirá.

Y con eso Poseidón desapareció de nuevo.

EGEO _ El secreto de PoseidónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora