Episodio 5

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Narra Akito

Solo me bastaba ver su cara para saber que estaba aterrado. Podría ser bueno y subirlo pronto, pero se me hacía curioso que aun en una situación como esta mantuviera su orgullo hasta arriba. Podía compararlo fácilmente con un perro chihuahua ladrándole a un extraño.

—Se educado y pídeme “Por favor” que te suba, a menos de que quieras averiguar qué tan duro es el piso—dije con una sonrisa burlona en el rostro. Si mi madre me viera en este momento, seguramente me regañaría. Pero él se lo había buscado.

—Ni muerto—solté una risa divertida hacia su negativa respuesta.

— ¿Estás Seguro? Por qué se me están cansando los brazos—aflojé un poco el agarre, dejándolo resbalar un poco. ¿Qué tan difícil era decir un simple por favor? Lo vi tragar saliva y cerrar los ojos ¿Hasta dónde podía llegar su maldito orgullo?

—Mátame si quieres. Pero no te pediré nada, nunca caería tan bajo.

—Creí que al ser un niño mimado habrías recibido una mejor educación. No siempre las personas harán lo que quieras cuando quieras príncipe—dije mientras comenzaba a subirlo poco a poco de vuelta a la habitación—y solo te voy a subir por que no quiero terminar en la cárcel por un idiota como tú —Cuando tuve la mayor parte de su cuerpo sobre el marco de la ventana, lo tomé de la cintura y lo levanté para dejarlo con los pies sobre el suelo—solo no te pongas a llorar, soy malo consolando damiselas en peli…—un repentino golpe contra mí estómago me hizo callar.

—No me vuelvas a llamar damisela y no se te ocurra volver a tocarme.

—Debí…—respiré profundo tratando de recuperar el aliento, era pequeño pero golpeaba fuerte. Cada vez era más como un maldito chihuahua—haberte dejado caer cuando tuve la oportunidad.

—Debiste, asi no tendría que seguir viendo la cara de imbécil que tienes—Iba a decir algo más pero preferí quedarme callado, no tenía ganas de seguir discutiendo por ahora.

—Princesa—mascullé entre dientes antes de salir de la habitación, tenía que recuperar los vestigios de mi celular.

Bajé los cuatro pisos de escaleras estando más que irritado. Tenía ganas de golpear a la primera persona que se me cruzara enfrente, pero entonces llamarían a mis padres y ahí empezarían mis problemas. No me considero alguien problemático, pero si me hacen enojar no puedo contenerme.

En fin, cuando fui a recoger mi celular solo pude suspirar con frustración, mi pobre Alice se había hecho pedazos. Si, se lo que muchos pensaran sobre esto ¿Le pusiste nombre a tú móvil? Pues si lo ´hice, no me juzguen. Me agaché y junte lo que quedaba de ella. Regresé a la habitación y lo guarde en un cajón de la cómoda.

La luz estaba apagada, asi que solo me quité los tenis y me acosté a dormir. El único consuelo que tenía en éste momento era la idea de tener un agradable sueño y olvidar que algo tan importante para mí se había destruido en solo unos minutos.

Narra Kyouya

Escuché cuando aquel idiota entro en la habitación y cerré los ojos inconscientemente. ¿A que le tenía miedo? El recuerdo de aquel brillo de locura que vi en sus ojos hace apenas unos minutos me hizo estremecer y un escalofrió recorrió mi cuerpo. Me incorporé en la cama y miré al otro lado de la habitación. Parecía estar dormido, asi que le lancé una almohada pequeña y me escondí.

Lo vi girarse y quedar boca arriba, pero no se despertó, siguió durmiendo profundamente. Ni siquiera se había inmutado, nunca conocí un sueño tan pesado como el de este gusano. Solté todo el aire que estaba reteniendo  desde hace no sé cuánto tiempo y me acerqué de nuevo. Miré en todos sus cajones hasta que encontré los vestigios de lo que había sido un celular. Ese pedazo de chatarra había aguantado bien la caída pero no lo suficiente.

Mí mirada viajo hacía mi propio celular que yacía en una de las mesitas de noche y pensé que si quería que mis reglas se cumplieran tenía que reparar el daño que había hecho. Asi que fui a tomar mi celular, cerré sesión en todas mis cuentas y después lo apagué. Dejé los restos de a chatarra que aún sostenía en mis manos en el cajón y lo cerré bien. Justo como él lo había hecho.

De repente, como si al destino le gustara jugar con mi frágil  corazón. El gusano rojo se sentó, me miró un par de segundos tan largos que se me hicieron una eternidad y abrió la boca.

—Te he dicho millones de veces que no toques mis cosas—susurró y yo me sentía cada vez más cerca de la muerte—Devuélveme lo que me hayas quitado, es mío—estiró su mano, tomó una de las mías y antes de que pudiera reaccionar fui jalado hacia su pecho.

Me subió a la cama y se dejó caer junto a mí, entonces, me envolvió entre sus brazos y pasó su pierna por encima de mi cadera. ¡¿Pero qué demonios se estaba creyendo este idiota?! Estaba a punto de protestar cuando su voz volvió a romper el silencio.

—Te dije que era solo mío…—Tragué saliva y un enorme calor escaló por mis mejillas, ¿Qué demonios estaba diciendo este gusano? —No vuelvas a tocar mis cosas, papá—y apretó el agarre sobre mí. Ahora ni siquiera podía moverme para protestar o golpearlo.

—Rayos…—susurré entre dientes. Lo escuché inhalar fuerte sobre mí cabeza un par de veces y no me sorprendió escucharlo hablar de nuevo.

—No recordaba que olieras tan bien…es un aroma delicioso—dejé de respirar unos segundos y sentí como el calor que asaltaba mis mejillas se expandió hasta mis orejas.

— ¡Pa-Para ya!—pero mis quejas no llegaban a él.

—Me encantas…— ¿Pero de qué demonios estaba hablando? ¡Esto no podía ser cierto! Hace una hora quería matarme y ahora…esto.

¡Estaba cansándome! ¡Y yo no podía moverme! Maldito karma…o broma de mal gusto de parte del gusano rojo. Traté de escapar moviéndome. Con todas mis fuerzas, tanto asi que terminé exhausto después de empezar con mis intentos de escape. Suspiré y cerré los ojos, estaba irremediablemente atrapado.

Pero, admito que estar en ese lugar era cálido y la verdad estaba bastante cómodo, a pesar que se había quedado dormido con el uniforme  de la escuela. Así que comencé a quedarme dormido. Estaba cansado por que hoy habían pasado demasiadas cosas. Solo tomaría una siesta antes de intentar escapar de nuevo.

———
Hola, sentimos el retraso. Han pasado muchas cosas y apenas tuve tiempo de transcribir.
Díganme:

1) ¿Qué le pareció el capítulo?

2) ¿Lo hubieran dejado caer?

3) ¿Para ustedes quien gano la pelea?

También los invitamos a unirse al grupo de Facebook: El mundo de dos locas escritoras 

No se arrepentirán owo, hasta mañana.

Best (Boy)FriendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora