Episodio 8

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(Narra Akito)

 

Decir que estaba molesto era poco, ese maldito imbécil con síndrome de príncipe mimado seguía en plan de creer que voy a obedecer todos sus mandatos. Suspiré frustrado y me encamine hacia los baños de los chicos becados. Si, esta escuela es tan selectiva que los chicos inteligentes no reciben beneficio alguno por el simple hecho de que no son ricos.

En el cuarto que compartía con Uchiha había hasta bañera, pero en este lugar no había mucho que mirar más allá de simples duchas separadas por paredes de madera. Era una suerte que estuviera en el  edificio solo para chicos, si no fuera de esa manera  abría muchas chicas con las hormonas a tope, ya que en mi arranque de molestia había salido de mi habitación solo con una toalla amarrada en mi cintura. No es que no me gusten las chicas, de hecho pienso que son muy lindas, pero si fuera posible desearía que fueran como mi madre y no gritaran tanto.

En fin, cuando entre a los baños varias miradas se posaron sobre mi persona. Estaba acostumbrado a que mi cabello rojizo llamara tanto la atención. Maldita genética.

—¿Puedo saber que están mirando—dije, aunque termine regañándome mentalmente—si toman una foto les durara mucho más, aunque si no se largan ahora alguien saldrá lastimado—los pocos chicos que huyeron tan rápido que solo dejaron una estela de humo en su lugar.

Suspire cuando me encontré solo y me metí a una cabina a cambiarme. Esto también había  sido algo que me heredaron. Mi mamá solía decirme que cuando papa era joven tenía un aura atemorizante a su alrededor y siempre decía lo primero que se le cruzaba por la mente. Por eso se ganó el apodo de Rey demonio en la preparatoria. Había rumores de todo tipo sobre él. A este paso no tendría amigos debido a mi impulsividad.

Minutos después sali ya vestido. Nada fuera de lo común, solo era  un cambio limpio el maldito príncipe me había dejado fuera.

— ¡Oye Uchiha! Yo también viviré en esta habitación, déjame entrar—del uniforme de la escuela. Ya estaba un poco más calmado, asi que regrese a la habitación. Pero cuando gire el pomo de la puerta, me lleve la sorpresa de que estaba cerrado. ¡Genial!  El maldito príncipe me ha dejado afuera.

— ¡Oye Uchiha! Yo  también viviré en esta habitación, déjame entrar— exclame mientras golpeaba la puerta con mi puño. Pobre de él si no me habría pronto. Espere afuera más de cinco minutos, ese idiota me estaba retando— Voy a ser una buena persona contigo, si me abres ahora no saldrás lastimado.

La puerta se abrió solo un poco, pero lo suficiente como para ver parte de su cabellera negra. Di un paso al frente serias intensiones de entrar. Peor lo menos había recobrado la cordura y sobre lo que le convenía...o por lo menos eso creí.

—Piérdete—exclamo mordazmente  y me cerró la puerta en la cara. Retrocedidos pasos y coloque mi mano sobre mi nariz.

—Hijo de...—murmure entre dientes y cuando quite mi mano, esta estaba manchada de sangre. ¡Oh no! Esto o se iba a quedar asi.

Saqué mi cartera de mi bolsillo y rebusqué en ella hasta dar con un pequeño clip metálico. Todas esas veces donde abrí  el gabinete de las galletas, darían sus frutos ahora. Me tenía que vengar, esto no se podía quedar asi. El "click" del seguro se escuchó y la puerta se abrió. Entré sin pensarlo dos veces y lo miré fijamente.

Best (Boy)FriendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora