Jarabe de Fresa

5.6K 230 279
                                    

Helga, con su pie izquierdo puesto fijamente sobre su patineta, era impulsada por su otro pie llegando a alcanzar una velocidad realmente considerable, con el único fin de no demorarse tanto en llegar a la casa de su novio, un joven noble y bueno de 17 años recién cumplidos, con cabellos rebeldes y rubios como los de ella; con una cabeza de balón prominente y sobre de esta una gorra pequeña de color azul que no se quitaba ni para dormir. Un joven, el cual vivía en una gran casona de huéspedes y que albergaba a las personas más pintorescas y extrañas que se pudieran encontrar en toda la ciudad de Hillwood.

Dando un gran y último impulso, la chica de coletas rubias estaba ya muy cerca de llegar a su destino. Por dentro se sentía extraña, siendo invadida por millones de sensaciones paralizantes y que solo era capaz de sentir cuando estaba cerca del único chico que amaba desde la infancia. Estaba emocionada.

Sin embargo, el sentimiento de tener que realizar un trabajo escolar de lo más absurdo, burdo y engorroso; así como el hecho de no haber podido dormir ya en varios días debido a una causa que según el doctor se debía al mero estrés sufrido por el colegio; eran las causas por las cuales todos esos síntomas le producían un efecto contrario al que su corazón le dictaba.

El insomnio le había obsequiado también un par de ojeras muy bien marcadas bajo sus hermosos ojos azules y la pérdida momentánea de sus instintos más bajos, evitando a toda costa ya en repetidas ocasiones encuentros muy personales con su novio aunque por dentro se moría de ganas de que estos se consumaran. Fue así, como después de pensar un poco en la situación que la acongojaba, Helga no se había dado cuenta de que la casa de su chico amado, se había quedado ya unos metros atrás. No obstante, cuando se percató del error fue demasiado tarde, frenando de golpe, tropezando y cayendo sobre una zanja en construcción llena de lodo y fango; ensuciando así su blusa pegada en color rosa, la cual dejaba ver claramente que la pubertad le había sentado muy bien; su pantalón de mezclilla así como sus zapatos y parte de su cabello para finalizar con su mochila, la cual llevaba sobre sus hombros; cargada hasta reventar de útiles escolares. En ese momento, su novio, el cual se encontraba abriendo la puerta de su casa dejando salir a un montón de animales siendo perseguidos por Abner, su cerdo mascota; fue testigo del aparatoso accidente.

-¡Helga! -Salió corriendo en su auxilio-. ¿Helga estas bien?

-¡Rayos! -Se quejó la rubia en cuando se quiso levantar-. ¡Perfecto! Esto era lo único que me faltaba, ahora toda mi ropa se encuentra cubierta de sucio lodo. ¡Qué asco!

-¡Helga! Permíteme ayudarte. -Le extendió la mano-. ¿Estás bien?

-Sí Arnold, estoy bien, no te preocupes. -Dijo ignorando la ayuda del joven, saliendo de la zanja por su propio pie y sacudiéndose la suciedad pero sin girar a mirarlo a los ojos todavía-. Fue un descuido mío.

-Ese accidente se vio muy violento. ¿Estás segura de que estas bien?

-¡Ya te dije que si Arnoldo! -Lo miró y le gritó de manera hostil y sin consideración alguna-. No tienes porque sobreprotegerme todo el tiempo, yo puedo cuidarme sola. Te diría que te pareces a mis padres pero ni siquiera ellos servirían de un buen ejemplo.

-Lo siento Helga... -Agachó la mirada al sentirse regañado-. Yo solo quería asegurarme de que no te hubiera pasado nada malo, eres mi novia y yo soy el responsable de cuidarte y protegerte en todo momento.

Helga se tranquilizó un poco al escuchar sus sinceras palabras y no le quedó de otra más que sonreírle al chico.

-No, perdóname tú a mi Arnold. -Suspiró-. Como te lo dije por el chat de Facebook hace un par de días, he estado bajo mucha presión últimamente y a veces se me olvida que no debo arrastrarte hacia mis problemas tanto personales como familiares. Sobre todo los que tengo con Miriam y su pequeño "Amigo". El señor alcohol.

Jarabe de Fresa [One-Shot] [Lemon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora