II

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Leo

Mis manos estrujaban las tetas de la rubia que tenía montándome. Mordí sus pezones sin sutileza hasta que termine dentro, saque el condón lo tire a la basura, me recompuse, me puse el pantalón sin explicaciones, deje ala mujer en el cubículo del baño de la cafetería que trabajaba.
Seguí mi camino fuera del lugar, subí a mi auto, me dirige a reunirme con mi querido hermano. Estacione el auto y pase a su pen hause que era frío y vacío como él, el ascensor me dejaba directamente en el piso. Sabía que estaba ocupado conozco bien sus fetiches, por lo tanto no le doy importancia, me serví un poco de agua y fui ala terraza a esperar que aparezca, quedaban dos días para irnos a cerrar tratos lo cual había que ponerse de acuerdo. Alejandro no vivía digamos del todo con nosotros aveces allí y otras acá. Es que la relación con mi padre dependía de un hilo y si estaban mucho juntos creo que terminaba en muerte o suicidio. En cambio, yo lo ignoraba y dejaba ser, lo bueno era que me la pasaba de viaje y en eventos de surf y cuando estaba compartía tiempo con mi madre a él casi no lo veía.
Yo sabía que mi padre ocultaba algo, pero nunca lo supe hasta que un día yendo a su oficina lo vi follando con su asistente, tanto es así que no la estaba follando él, sino que él le estaba dando a su socio mientras ese hombre daba a la mujer. No me molesta el hecho que esté con hombre o mujeres o con quien quiera, me molesta que sea tan hipócrita con mi hermano, no dejando que esté con quien quiera asiendo de su vida una mierda, todo por aparentar que la familia García de España es muy prestigiosa sin errores sabiendo que lo oculto nada bueno trae y aria daño a mi madre. A veces entiendo a mi hermano lo hijo de puta que es aunque no comparto como trata alas personas, sé que es una forma de demostrar poder y que no es un débil frente a mi padre. Por otro lado el señor Manuel García siguió con sus aventuras siempre aparentando, Mi madre nunca se entera de nada, tampoco se lo diría, es un ser muy bueno que no merece la mierda que la rodea.
Una voz me hizo salir de mi pensamiento...

-Quien mierda te dejo entrar -

Alejandro con su voz imponente miraba mi lugar.

Detrás de él, su guardaespaldas se acomodaba el pantalón y salía por la puerta dejándonos solos.

-Nadie, pero sabía que estabas ocupado por algo, me citaste acá hermanito -

Con una sonrisa le sostenía la mirada sabia que eso lo encabronaba.

-No vuelvas a entrar sin mi permiso, pedazo de mierda o te pego un tiro en las pelotas -

Sentándose en la sala.

-Pretendes dejarme sin hijos, no seas cabrón Alejandro - sentándome a su lado, no muy cerca porque no quería oler a sexo.

-Empezamos así te largas lo más pronto posible, tu presencia es una completa porquería-

Sin mirar tomo los papeles.

-Bien imbécil, que hay que saber-

Estire mi brazo y tome los papeles.

Una maldición salió de su boca y me miro con odio, pero no dijo más.

Me mostró todo, con quien íbamos a reunirnos y como cerrar este trato que nos daría mucho prestigio, era un imbécil, pero reconozco que dio mucho nivel ala empresa. Nuestra empresa es conocida en el mundo.
Terminamos y salí de ahí, quede en encontrarme con una amiga que me proporciona placer. Subí a mi auto, me puse en marcha recibiendo la llamada de madre pidiendo que llegue a cenar porque quería juntar a la familia, ya que mi hermano y yo viajábamos por una larga temporada. De esa cena nada bueno saldría. Pero trataría de hacer lo mejor que pueda.
Marina mi amiga ya estaba en la puerta esperando, llevaba puesto un vestido muy corto que dejaba todo ala vista hasta sus pezones sobresalían por la delgada tela. La tenía más dura que una roca, solo quería follar su agujero dándome esta calentura. Antes que dijera nada chupe su boca mordiendo su labio para que mi lengua tenga paso a lo más profundo de su boca, entre forcejeos cerro la puerta y caímos al sillón sacando nuestra ropa con apuro quedando completamente desnudos, lamí sus senos atendiendo a los dos, es que esta mujer tenía unas tetas exageradas, pero eran deliciosas recorrí su vientre y llegue a su sexo dando lengüetazos, la di vuelta poniéndola en cuatro dando nalgadas metí mi verga en su entrada asiendo asiéndola chillar de un poco de dolor y a la vez fue acostumbrándose, es que los Garcías cargábamos un buen pene y no todas lo soportaban. Seguía mis movimientos de adentro asía fuera agarre su pelo tirándola así mi pecho mientras mis dedos jugaban con su hinchado clítoris. De un rápido movimiento la di vuelta y puse sus piernas abiertas por mi hombro y entre de nuevo dándole bien duro, sus tetas deliciosas con el movimiento se movían, gritaba como una zorra y eso me calentaba más...

-Dame más duro -

Grita Marina con los ojos fijos en mí.

-Te voy a partir zorra -

Eso basto para que tenga otro orgasmo.

Sabía que le gusta que le diga cosas sucias.
Sus jugos asían ruido con mis estocadas
cada vez más rápido hasta que llegue derramando por su cuerpo mi líquido, cayendo a su lado, me recosté en el sillón, tome fuerzas y fui a su baño a limpiarme, ya conocía muy bien su casa de tantas veces que vine con la única que repetía era ella, quería algo serio pero yo no estaba para ello.
Termine fui hasta donde estaba le di un casto beso y le dije...
-Terminamos lo que en realidad nunca hubo -

Antes que refute algo me marche dejándola con la boca en o sin entender.












************

ALEJANDRO

Le dije a Leo que venga a mi piso para hablar sobre lo de Jamaica, hoy no iría a la empresa. A veces no voy, decidí quedarme a que me folle mi guardaespaldas porque así lo quiero yo. Nadie me dice como o no hacerlo, yo decido lo que quiero el que se atreve a cagarla lo echó como mierda que es. A mitad de mis empleados follo y quien decido mete su verga en mí solo algunos pocos pueden. Este es el caso de Rafael, pero cuando me canse lo echaré porque no quiero rumores menos con mi padre pisando mis pies y si dicen algo de lo que hacemos los mato porque conmigo nadie se mete menos cualquier estúpido que piensa que tiene derecho.

-Rafael, te quiero aquí ya-

Grito.

En un parpadear él está aquí.

-Señor que necesitas -

Con sumo cuidado me mira a los ojos sabiendo que no me gusta que jodan conmigo.

No es por hijo de puta, va si lo es, no quiere que crea que por tener sexo somos algo más.

- ¡fóllame! -

Le digo sacando mi verga, chorreando mi líquido pre seminal.

Él sabe como hacerlo, no necesita que le diga como actuar. Se acerca tomando mi verga en su mano asiendo ayuda con la otra, no entra toda en una sola. Quedo su rostro frente a mi pene y con destreza lame todo el largor dando toques a la vez que su mano ayuda, llega hasta mis huevos y los mete completo, sigue por mi orificio trasero dando chupetones succionando con mi verga a punto de explotar mete y saca su lengua de mi trasero masturbando mi pene sube recorriendo toda mi verga chupando de nuevo, termino en lo más profundo de su garganta y traga todo. Se levanta dejando su verga gruesa por mi trasero, entra bien duro llenándome completo, me da sin miramientos ocasionándome sollozos de dolor y placer. Pedí con vos casi insistente que me dé más sin compasión donde sienta que parta mi ser, eso me hace dar mucho más placer.
Le hice señas para que saliera de mí y así quedamos de pie, mirándonos comenzamos asernos una paja que estremecía nuestros cuerpos, la sensación de lujuria desencadenaba quejidos de los dos, acabamos tirando nuestros líquidos en nuestros cuerpos.

Justo en ese momento escuche ruido en el salón me imagine quien era el hijo de puta de mierda que nunca
tocaba, maldito infeliz.
Nunca besaba a nadie, con él no sería distinto porque creo que nunca me enamoraría.
Fuimos a limpiar sin ninguna palabra por medio él sabía que nunca debía joderme o lo mandaría a volar. Leo sabia de mis gustos, por eso nunca habría la boca, no me molestaba que escuche nada. Pero odiaba que entre sin tocar.

Después que mi hermano se fuera volví al cuarto y me di un baño.
Hoy me encontraba con un socio en un exclusivo bar de mujeres exóticas llamado Leve, abrió ase muy poco y él dispuso ir ahí. Me puse un traje a medida y salí al lugar en mi auto último modelo.
Rápidamente, estuve ahí, ya mi socio estaba en la mesa reservada., me dispuse a sentar y las mozas desnudas me ofrecían tragos, pedí un whisky doble.
Tomándolo de un trago empezó la reunión, fue muy fácil llegar a un acuerdo con estos imbéciles, es muy fácil solo llevándolos a ver mujeres y se olvidan de todo firmando cualquier papel. El quedo en el lugar con una mujer chupando su verga. Yo únicamente me fui sin más total, ya tenía lo que quería. Saliendo el sitio recibo la llamada de mi madre diciéndome que tenía que estar para cenar, no sabría si iría porque claramente no toleraría a Manuel cerca.

MAR DE DESEO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora