e i g h t

921 93 4
                                    

Verano 1982

k i a r a

Se encontraba saliendo de tomarse una ducha mientras veía su reflejo en el espejo.

Si Sirius la viera ahora probablemente no la reconocería. Sintió un nudo en el pecho al pensar que él probablemente ya no se sentiría atraído por ella si la volviera a ver. No quedaba ni un rastro del cuerpo que él repetidas veces había tocado y conocía a la perfección.

Sus clavículas se habían acentuado, al igual que sus costillas y sus pómulos. Pasó los dedos por su costado desnudo, sintiendo por debajo de sus yemas la cicatriz que le había dejado su enfrentamiento con Bellatrix Lestrange unos días después de que ella torturara a Alice y Frank.

El sonido del timbre la hizo salir de su ensimismamiento, se vistió lo más rápido que pudo y salió del baño.

—Minnie —exclamó al abrir la puerta después de mirar por la mirilla

Una Minerva McGonagall perfectamente vestida y con el cabello recogido en un moño relamido se hizo presente en la puerta del departamento de los Lupin. Tenía varios meses que no la veía y podía notar que habían aparecido varias arrugas nuevas en su rostro.

—Hola, Kiara, ¿puedo pasar?

—Por supuesto.

El cariño que le tenía Kiara a Minerva era enorme. Se había convertido como en una madre para ella.

Se hizo a un lado para dejar entrar a Minerva y esta se adentró al departamento, mirándolo con detenimiento, analizando cada detalle de él como si estuviese buscando algún punto débil en la estructura.

—¿Puedo? —inquirió señalando el sofá.

—Claro, ésta también es tu casa —respondió— ¿Gustas un poco de té?

—No veo porque no.

Kiara asintió con la cabeza y se dirigió a la cocina.

—¿Y Harry? —preguntó al otro lado del departamento.

—En su habitación, es la puerta del fondo a la izquierda. 

Unos minutos más tarde, Kiara salió de la cocina con una taza de té y otra de café levitando frente de ella. Cuando volvió a la sala, Minerva se encontraba mirando por la ventana con Harry en brazos.

—Que calle tan concurrida.

Depositó con delicadeza las tazas en la mesita de centro— Sí, una pequeña desventaja de vivir cerca del centro. 

Volteó a mirarla y esta vez sus ojos permanecieron clavados en los suyos por mucho tiempo, era como si tratara de examinarla a través de rayos X.

—Últimamente he estado recordando de lo sucedido aquella noche. —dijo después de haber vuelto a tomar asiento con Harry en su regazo y tomaba la taza entre sus manos— Sé que Severus Snape vino a visitarte y vengo a ofrecerte algo.

Kiara la miró con el ceño fruncido, confundida de que Minerva fuera tan directamente al punto.

—Te escucho...

—Ven a trabajar a Hogwarts, ahí podrás continuar tus planes con Severus.

El cerebro de Kiara corría a mil kilómetros por hora, tratando de encontrar una razón más allá de la que Minerva le estaba diciendo.

Little Lupin - 𝙎𝙞𝙧𝙞𝙪𝙨 𝘽𝙡𝙖𝙘𝙠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora