Adiós

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Abro los ojos en cuanto suena el primer timbre de la alarma, me estiro para tomar el teléfono y hacerlo callar, al hacerlo algo me jala y a penas tengo tiempo de tomar el celular conmigo, presiono el botón de posponer y me dejo caer de nuevo en mi almohada cerrando los ojos para poder disfrutar de esos diez minutos más de sueño que tanta falta me hacen después de anoche... ¡Anoche! Abro los ojos de nuevo y me incorporo rápidamente haciendo que el brazo de Jackson caiga de mi cintura. Volteo a verlo, su cabello blanco cae descuidadamente sobre su frente, sus labios rosados están ligeramente entreabiertos y sus ojos azules están cerrados, por un momento me quedo ahí sentada viéndole, no sé que hacer, ¿debería despertarle? ¿O gritar? Tal ves podría pedirle a Bunnymund que se lo lleve... No, no puedo hacer nada de eso, así que con cuidado me levanto de la cama, él se revuelve un poco y por un momento tengo medio de que abra los ojos pero no es así, entierra la cara en mi almohada y continúa durmiendo plácidamente.

Camino despacio hasta el armario y tomo algo de ropa, luego voy en silencio hasta el baño y entro en la regadera tratando de hacer el menor ruido posible, me baño con la mayor rapidez posible y luego me envuelvo en una esponjosa toalla blanca, peino mi cabello y comienzo a vestirme, entonces suena mi alarma, estoy segura de que eso lo despertará pero no puedo salir así, aun no termino de vestirme... Me pongo la sudadero y la jalo hacia abajo lo más posible, luego salgo corriendo y busco el celular frenéticamente para hacerlo callar, hasta que una pálida mano lo agita frente a mis ojos.

-¿Buscabas esto?- dice esa voz que tanto he deseado olvidar, trago el nudo que se ha formado en mi garganta y asiento.

-Gracias- murmuro, presiono finalizar y me doy la vuelta para volver al baño, pero él ya está parado frente a mi.

-Por favor Elena- suspira y trata de envolverme en sus brazos, retrocedo hasta sentir el borde de la cama contra mis piernas y niega.

-No hay nada de que hablar- muerdo el interior de mis mejillas, me está costando todo lo que tengo no lanzarme hacia sus brazos.

-Sabes que sí- vuelve a ponerse cerca de mi, pero ésta vez no tengo a donde ir, ya no puedo huir.

Por uno segundos nos quedamos ahi, viéndonos a los ojos sin decir anda, su mano fría se posa sobre mi mejilla y yo no hago nada para quitarla, solo me quedo ahi mirándole, por varias noches extrañé sentirlo cerca, extrañé su presencia y me costó aún el doble afrontar que ya no era parte de mi vida y así sin previo aviso aparece frente a mi y derrite mi corazón, tira mis esfuerzos y se cuela en mi habitación y en mis esperanzas. Pero entonces todo me vuelve a golpear, el peso de lo que ha pasado vuelve a caer sobre mí y aparto mi rostro de su toque.

-Creo que a tu novia no le gustaría verte aquí- afirmo mientras le doy la vuelta y entro al baño rápidamente antes de que él pueda decir nada mas.

Me quito la sudadera y me pongo el uniforme, alzo mi cabello en una media coleta adornada por una cinta azul, espero que él ya no esté ahi, pero cuando abro la puerta del baño lo encuentro recargado junto a ella, su cabeza descansa entre sus rodillas y aunque mi corazón se encoge ante la visión, paso de él y busco el saco frenéticamente por el armario.

-Te vas a enfermar si no te lo pones ya- dice suavemente teniendo el saco.

-Gracias- suspiro y trato de tomarlo de sus manos, sin embargo el lo abre y lo sostiene esperando a que yo me lo ponga, hago eso y cierro los botones con rapidez.

Tomo la corbata que mi madre ha dejado sobre la cómoda y voy a paraarme frente al espejo del baño para hacer el nudo, al salir, Jack sigue ahi, me mira por un momento y luego se acerca para acomodar la corbata, deshace el nudo despacio y luego estira la tela delicadamente antes de volver a hacer el nudo, luego lo endereza lentamente y sonríe.

-Te ves preciosa- murmura, un suave rubor, poco común en él, sube por sus mejillas y sonríe apenado.

-¿Podrías decirme que haces aquí, Jack?- una voz chillona dice a mi espalda y aprieto mis labios en una suave linea. -Creí que llegarías a casa a dormir, te he estado buscando- ¿casa? Levanto la mirada hacia él y suspira negando, pasa su mano por mi cabello y besa mi frente, los ojos se me llenan de lágrimas cuando él pasa a mi lado y va hacia ella.

-Nuna te he dicho eso, además, no es nuestra casa, es el hogar de Norte- le dice formando un portal y haciendes a un lado para que ella pueda pasar.

-¿Así que, haz pasado la noche en casa de... ésta?- pregunta mirándome de pies a cabeza.

-Elena- decimos Jack y yo a la vez mirándola enfadados.

-Jack, no puedes huir con "la otra" cada vez que discutamos por cosas insignificantes- dice pasando sus brazos por el cuello de él, Jack quita sus brazos y se separa de ella.

-Elena no es "la otra, entiéndelo de una vez, Rosalie- suspira frustrado pasando sus manos por su cabello.

-Hablaremos de esto cuando vuelvas a casa- dice mientras se acerca a él, antes de que pueda besarlo, Jack se mueve a un lado y la despide con la mano.

-Iré a buscarte mas tarde- ella entra molesta al portal y por un momento juro que sus ojos se vuelven negros y me mira con odio, pero enseguida desaparece succionada por el portal.

Ambos nos quedamos en silencio por unos segundos, suspiro y me doy la vuelta para buscar mis zapatos, se hace tarde y aún debo buscar a mis hermanos y acomodar sus uniformes.

-¿Lena?- volteo a verlo mientras me calzo los zapatos. -No le hagas caso, de verdad que no es nada.

-Si no es nada, ¿por que vive con Norte y contigo? ¿Porque se preocupa cuando no llegas a dormir y me llama "la otra"?- le digo con una sonrisa irónica en mi rostro. -Eso, es más que nada- afirmo mirando al suelo, después de unos segundos de silencio paso a su lado en dirección al cuarto de mis hermanos, los encuentro peleando con la corbata, así que me acerco a Daniel y comienzo a ayudarle, entonces aparece Jack detrás de mí y ayuda a Edmund, ambos niños sonríen al ver a Jack en su habitación, pero antes de que puedan jugar con él, mi madre los llama para desayunar, así que se despiden de él y bajan presurosos dejándonos solos; lo miro triste antes de salir de la habitación.

-Es la nueva guardiana, Lena, tengo que ayudarla hasta que pueda hacer su trabajo por ella misma- dice, yo suspiro y volteo a verlo.

-Creo que haces mucho mas por ella- una lagrima amenaza con salir de mis ojos y rápidamente bajo corriendo las escaleras para desayunar con mis hermanos.


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