Reina de las Pesadillas

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Nunca pensé en la oscuridad, en el mal... mucho menos ser parte de él; cuando era pequeña solía soñar con ser una princesa, con el vestido rosa y la corona dorada, creo que es el sueño de toda niña. Sin embargo ahora estoy frente a la esfera de cristal de Pitch, tengo un largo vestido negro, supongo que encaja bastante bien con mi ánimo en éste momento pero no va del todo conmigo; estoy viendo la imagen de Jack, su blanco rostro recupera lentamente el color y Toothiana está a su lado cuidándolo, un simple pensamiento ronda mi mente "esa debería ser yo" pero no hay nada que pueda hacer al respecto.

― Vamos, vamos Elena. ¿Quieres ver a tu niñito helado vivo o no? ― siento su desagradable aliento junto a mi oído, toma todas mis fuerzas no golpearlo en la cara. Lentamente murmuro sin aliento ― Sí ― y él se ríe haciéndome temblar.

― Entonces ven conmigo, mi pequeña Reina de las Pesadillas. Ya es hora de esparcir el terror juntos...

Me toma de la mano y hago mi mejor esfuerzo para no quitarla y salir corriendo, entonces hace aparecer su carruaje y sus caballos negros, me guía hasta el y nos hace partir enseñándome así cómo reparte pesadillas y terror. Cuando vi a Jack hacer su trabajo los niños sonreían, sus rostros se llenaban de alegría, era algo maravilloso. Con Pitch lo único que veo es dolor, miedo y terror, los rostros de los niños dormidos se tornan en muecas de temor, los gritos inundan la noche y yo no puedo hacer nada, si trato de detenerlo podría hacerme daño, o peor aún, hacerle daño a Jack.

―¿No te encanta esto Elena? ― pregunta después de un buen rato, yo asiento con una sonrisa que jamás llega realmente a mis labios, una sonrisa forzada, un sentimiento que no es genuino; lo único que quiero es gritar y alejarme lo más rápido posible de él, pero no puedo.

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Llevo demasiado tiempo en la oscuridad, todo aquí se mezcla, las días y las noches, las horas y los minutos, la tristeza y el miedo... ya me es imposible saber con exactitud cuanto tiempo llevo aquí, la esperanza de deshacerme de Pitch se ha ido y yo no e que hacer.

Sé que discutí con él, que le dije que detestaba la oscuridad pero sobre todo estar con él y ahora estoy encerrada en una celda lejos de todo ser viviente, sóla con mis pensamientos, estoy en un lugar donde todos los temores de una persona se pueden volver realidad. Temo que me he vuelto loca.

― Veo que la celda ya ha hecho su trabajo contigo ― su estridente voz me saca de mis pensamientos, el Rey de las Pesadillas está sonriente frente a mi, pero no hago ni el más mínimo esfuerzo por levantarme e ir hacia él.

― Vaya, supongo que te agrada estar ahí. Te veré luego entonces ― la oscuridad se vuelve a cernir sobre mi y el silencio de nuevo se vuelve infinito.

Tener pesadillas es terrible, pero estar en el Reino de las Pesadillas lo es aún más, en ésta celda cualquier temor se vuelve realidad, las partes mas oscuras de la mente se materializan para aterrorizarme, al principio estar aquí fue terrible pero ahora he aprendido a ignorar todo, pues no me puede dañar, son sólo pesadillas, alguna vez Jack me dijo eso.

Creo que lo más terrible que he tenido que presenciar en mi estancia aquí fue el cuerpo sin vida de Jack frente a mi, lloré por mucho tiempo, no se cuanto, fue hasta después de eso que descubrí que la celda era sólo una trampa, pero ahora la imagen no se va de mi mente.

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Abro los ojos y no sé en dónde estoy ni quien soy, me incorporo con dificultad y un hombre aparece a mi lado para ayudarme.

―¿Cómo te sientes mi querida Lili? ― su pregunta me desconcierta y no se que responderle, sólo me quedo mirándole, pero sus ojos negros no me dicen nada.

―¿Quién eres?

―Quien más que Pitch, el Rey de las Pesadillas.

― ¿Quién soy yo? ― pregunto confundida, sigo sin reconocerlo a él ni a nada de lo que me rodea.

― Lilith, la Reina de las Pesadillas ― se sienta a mi lado y pone una blanca mano en mi mejilla mientras me mira con sus penetrantes ojos negros. ―Tuvimos un pequeño incidente ésta noche, pero estáras bien. ¿Lista para las pesadillas?

No estoy segura de que habla, pero ni si quiera espera mi respuesta, me guía hasta un carruaje negro y sonríe en cuanto éste comienza a avanzar por el cielo con nosotros dentro.

― Será una noche llena de pesadillas mi querida Reina.

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