¿Y si ya no creen en mí?

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Elena cierra los ojos por fin, su respiración se vuelve acompasada y todo se sume en un profundo silencio. Ella es una de las pocas personas que pueden verme, cuando derrotamos a Pitch la mayoría de los niños me veían pero con el paso de los años me han vuelto a olvidar. Tengo miedo de que un día vuelva a ser el mismo Jack de ántes y nadie me pueda ver, tal vez no soy tan buen Guardián como creí y por eso los niños no creen en mí...

    Apago la lámpara y salgo por el balcón asegurándome de cerrar bien la puerta ántes de producir un viento helado, luego cubro de una ligera capa de escarcha en los cristales y en el borde de uno de ellos, con letra muy pequeña escribo mi nombre con los dedos, espero que Elena lo vea por la mañana. Cuando me doy la vuelta, descubro a Sandman justo detrás de mí. 

    ― Hey Sand, podrías dejar un par de dulces sueños por aquí?  ah! y también en la habitación del fondo, hay unos niños pequeños muy juguetones.

    Sandman sonríe y señala a Elena,  luego me señala a mí y con ayuda de su arena forma un corazón que me encargo de deshacer rápidamente con mi mano.

    ― Vamos, Sand... no es nada, ¿les dejarás los dulces sueños? 

    El guardián asiente e inmediatamente lo veo colarse en la habitación de Elena, entonces me voy, la noche es jóven pero yo tengo mucho trabajo que hacer aún. 

************************************

La noche está por terminar y yo ya he hecho mi trabajo, he dejado nieve en algunas partes, he congelado algunos lagos y sin embargo... no tengo ganas de ir a buscar niños con quienes jugar, probablemente me tarde demasiado encontrando alguno y me deprimiré más. He decidido venir con Norte, es el mas antiguo de nosotros, tal vez él tenga la respuesta a alguna de mis preguntas. 

― Hola Jack, ¿que te trae por aquí?―  saludo al guardián y me instalo en un sofá de su oficina, cierro los ojos y dejo escapar un suspiro. 

    ― Ya casi no hay niños con quienes jugar, Norte. Tal vez ya no soy un buen Guardián y por eso se están olvidando de mi― respondo en voz baja y aún sin abrir los ojos. ― Tengo miedo, no quiero volver a ser sólo una frase, quiero que los niños crean en mí como lo hacían hace unos años, no quiero ser sólo un recuerdo. 

    Norte se sienta a mi lado y suspira también, después de un rato en silencio me incorporo y abro los ojos para mirarlo.

    ― No quiero que se olviden de mí. 

    ― Escúchame Jack, si fueras un mal Guardián ya no estarías con nosotros, el hombre de la Luna ya nos habría dicho algo, pero no es así, además, amas lo que haces, ¿no Jack?― asiento rápidamente, me encanta hacer que neve, adoro los lugares congelados y aún más si puedo divertirme con alguien en ellos. ― Los tiempos están cambiando, todos encontramos difícil que los niños crean en nosotros, muchas veces ya ni si quieran salen a jugar, se la pasan en casa con sus aparatos. 

    ― Pero ellos todavía creen en ti Norte, no en mí. 

    ― Entonces, tendremos que idear un plan para que las cosas cambien Jack, tú les brindas alegría a muchos niños, incluso aunque no crean en tí― me da una palmada en la espalda que casi me hace doblarme por la mitad y luego se ríe amistosamente. ― Anda, sal con la Luna, tal vez te cuente algo que tu no sepas.

    Asiento y me levanto desganado del sofá, la Luna no siempre responde a mis preguntas y en este momento es lo único que quiero, respuestas. 

    Al salir, me encuentro con que la Luna ya comienza a darle paso al Sol, así que sé que no tengo mucho tiempo para hablar con ella. 

    ― Hombre de la Luna... últimamente ya casi nadie cree en mí, no quiero volver a ser sólo un recuerdo. ¿qué debo de hacer?

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