44 | el instituto grace shelby

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Llegó la apertura del instituto Grace Shelby, y Olivia estaba cada vez más agitada que nunca. Su embarazo se notaba cada vez más, y el eso de no solo uno, sino dos bebés, le hacía doler la espalda y los pies. Estaba lista para dar a luz en cualquier momento, y se enfadaba cada vez más a medida que pasaban los días sin señales de los bebés.

John hizo todo lo que pudo para ayudar, pero realmente no había nada que pudiera hacer para salvar por completo a su esposa del dolor del parto. Simplemente se resignó a escuchar sus quejas, y la mañana de la gran inauguración observó a Olivia acostada en la cama, mirándose el estómago.

—¡Salgan! —le dijo Olivia a los bebés—. ¡Salgan! ¡Estoy cansada y malhumorada y ustedes son la causa! 

—No seas grosera con mis hijos —dijo John. 

Olivia volvió su mirada hacia él—. Una vez más, cuando estés cargando dos bebés tendremos una discusión sobre la mejor manera de manejar el embarazo, pero en este momento necesito ayuda para levantarme porque, de lo contrario, llegaremos tarde.

Cuando la familia se presentó en el Instituto para la gran inauguración, Olivia sostenía a su hijo en sus brazos y, cuando se trataba de la foto, se lo dio a John. El resto de sus hijos los rodearon, Emily sosteniendo la mano de Sophia y los niños de pie junto a ellos.

Una vez que se tomó la foto, los niños se fueron corriendo para estar con sus tíos, dejando a John y Olivia caminando de lado con solo Mason entre ellos. Estaba creciendo y Olivia estaba aterrorizada de verlo crecer. Era su primer hijo y, aunque sabía que eventualmente tendría otro, Mason siempre sería su primer hijo, al igual que Sophia sería su primera hija.

Olivia se sentó junto a John, con la mano apoyada en su estómago mientras John hacía rebotar a Mason en su regazo, manteniéndolo entretenido. Mason era la viva imagen de su padre, y cuando Olivia miraba a su hijo, todo lo que podía ver era a John. No había nada de ella en sus ojos, nariz o boca. Era igual a John.

Polly se puso de pie, acercándose al estrado y saludando a todos—. Bienvenidos a la inauguración del Instituto Grace Shelby para los niños pobres sin seguros. Me gustaría llamar al hombre que hizo posible la fundación de este establecimiento. Damas y caballeros, el Sr. Thomas Shelby. 

Tommy subió al escenario mientras sonaban los aplausos. Arthur vitoreaba ruidosamente, gritando—: ¡Que hable! ¡Que hable! Diles, Tom, ¡díselos! 

—¡Vamos Tom! —gritó John, mientras Mason se reía y aplaudía junto con todos los demás.

—No vine aquí para dar un discurso —dijo Tommy—. Pero diré esto: estos niños ahora están a salvo. Bajo nuestro cuidado, estarán a salvo. Porque venimos de las mismas calles frías que ellos. Y bajo nuestro cuidado, no se los llevarán a las colonias. Ni tendrán que trabajar para los hombres, en sus... diversas maneras. Crecerán aquí, en casa. Serán amados. En Birmingham. Porque esta es nuestra ciudad.

—Por orden de los Peaky Blinders —declaró Arthur—. Levántense.

Arthur comenzó el aplauso y la multitud se unió lentamente. Polly volvió a ocupar su lugar en el escenario, con una sonrisa en el rostro—. Ahora cantemos, Immortal Invisible.

Una vez que terminó llegó el momento de socializar, algo en lo que Olivia no era especialmente buena. Se aferró a los brazos de John cuando entraron en la habitación que lentamente se estaba llenando de gente. Tomó a Mason de John cuando éste fue a hablar con Tommy, y se paró junto a Ada, quien tenía a Charlie en sus brazos.

—Dios, ¿cómo haces para que dejen de llorar? —preguntó Ada, mientras Charlie continuaba llorando. 

—Fácil —dijo Olivia—. Dáselo al papá. 

Mason comenzó a agitarse con la cantidad de personas, y cuando dos mujeres se les acercaron y les hicieron algunas preguntas, comenzó a llorar, sin saber cómo procesar a las personas desconocidas que lo rodeaban. Olivia se disculpó y se dirigió hacia John, entregándole a su hijo.

—No deja de llorar y si una persona más me pide que responda una pregunta, creo que yo también empezaré a llorar —dijo Olivia, mientras John tomaba a Mason en sus brazos. 

John se rió, sosteniendo a Mason en sus brazos—. Vamos, Masey, sonríe. No queremos que frunzas el ceño si nos están tomando fotos, ¿eh? 

Mason comenzó a sonreír cuando vio a su padre, y fue entonces cuando Tommy llamó a John para una fotografía. Besó la frente de Olivia antes de dirigirse hacia su hermano, y Olivia se dio cuenta más tarde que dejar a Mason fuera de su vista fue una muy mala idea. 

—No, nada de bebés —dijo Tommy, mientras le entregaba a Charlie a una de las enfermeras.

John puso los ojos en blanco cuando otra enfermera se le acercó y tomó a Mason de sus brazos. John la señaló—. Espera ahí mismo. 

Y luego el flash de la cámara lo cegó, y John perdió de vista a su hijo. Tommy también había perdido de vista a Charlie, y el pánico comenzó a apoderarse de él cuando Olivia se acercó a John, sonriendo—. ¿Dónde está Mase?

—No lo sé —respondió John, pasándose una mano por el pelo—. Se lo entregué a una enfermera y ella desapareció.

—¿Qué? —preguntó Olivia.

—No te preocupes, voy a encontrarlo —dijo John—. ¡Tommy! ¡Tom! ¿Dónde diablos está Mase? 

Olivia estaba entrando en pánico, luchando por calmarse cuando Polly apareció a su lado—. Necesitas respirar, cariño. Cálmate. 

—¿Cómo puedo calmarme cuando alguien se llevó a mi bebé? —preguntó Olivia.

—¡Tommy! —gritó Ada, y se dirigió hacia los hermanos Shelby—. Dijeron que vieron a una enfermera llevar a Charlie y Mason por la puerta trasera.

—Maldición —dijo John—. La voy a matar. Los mataré a todos.

—Encuéntralo —le dijo Olivia a John, mientras ella y Polly bajaban las escaleras y salían por una salida—. Mierda, ¿qué le van a hacer?

Mientras caminaban afuera, pudo escuchar a John y Tommy gritando por sus hijos, combinados con Arthur gritando por sus hermanos. Cuando Olivia vio a John, lo vio doblarse y vomitar sobre el césped antes de abalanzarse sobre él.

—¡John! —se giró cuando Olivia agarró sus brazos, manteniéndose firme mientras trataba de contener las lágrimas—. ¿Dónde está nuestro hijo, John? ¿Dónde está? 

—Alguien se lo llevó —susurró John—. Los subieron a un auto y se fueron —el sollozo de Olivia hizo que el corazón de John doliera—. Voy a encontrarlo, Liv. Lo prometo. 

—Mi bebé —susurró Olivia, mientras abrazaba a John y agarraba la parte de atrás de su abrigo—. Mi bebé. Se llevaron a mi bebé.

—Tienes que ir a la oficina con Polly y Tommy —dijo John—. Quienquiera que se los llevó va a llamar. Ve con ellos.

—¿Y tú? —preguntó Olivia. 

—Voy a empezar a buscar a nuestro hijo —dijo John.

—Quiero ayudar —insistió Olivia.

—¿Quieres ayudar? Ve a la oficina, siéntate al lado del teléfono y espera la llamada —dijo John, abrazando a Olivia—. Lo traeré a casa, Liv. Lo prometo.

WILD EYES | John ShelbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora