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(...)

Miedo, un sentimiento que realmente no has sentido desde hace semanas o meses. cuando llegaste si, estabas aterrorizada por el, por tu seguridad pero después del primer mes ya no más, no le tenías miedo a tord, no podías tenerle miedo aunque supieras las pocas normas que te a dicho, aún sabiendo de que se basa su dieta diaria, simplemente no le tenías miedo ni terror solo era...un sentimiento de que todo lo que hacía estaba mal y solo eso, le dejaste de tener miedo ya hace mucho pero no lo aceptabas, aunque ahora tienes miedo no es a tord, es a ti misma.

Estas últimas semanas después de que pasó eso, después de que te diste cuenta de cuánto tu cuerpo se había vuelto tan necesitado aunque sea al contacto más mínimo de tord te habías intentado adaptar a tord, apenas lo intentaste, no tenías muchas ganas de hacerlo.

habías intentado entenderlo y esa idea te aterraba, te aterrabas de ti misma, sabes lo fácil que aceptaste vivir aquí con el, la puerta no tiene seguro y aunque al inicio te daba miedo salir ahora tord te dió las reglas de la tribu con perosnas que no pertenecen a este.

Si te escaparas actualmente simplemente te llevarían a un lugar para esperar, saben que vives con tord, la mayoría sabe quiénes de los que no están en la tribu están y con quién, después de todo no son muchos, así que te llevarían aún lugar solo para esperar si vienen por ti.

Te acuerdas haberte sentido como un animal y le dijiste tu descontento a tord pero este nego con la cabeza cuando le dijiste que eso significaba que los veían como mascotas, ese día descubriste por qué tord no te mato aquel día.

— no, no son mascotas. Solo hay dos motivos por los que se mantienen personas fuera de la tribu, tenemos los mismos sentimientos que tú, después de todos somos humanos, solo que diferentes tradiciones. Una razón puede ser que te parescas a alguien que conocieron amigos, familiares o una pareja, también morimos por cosas naturales, enfermedades.

— ¿Cuál es la otra?

Este te miro unos segundos antes de cruzarse de brazos en el sillón algo incómodo.

— futuras parejas.

Lo miraste unos segundos, analizando lo que acababa de decir.

— ¿Por cual de esas es que estoy aquí?

Lo miraste haciendo que este mirara a un lado con incomodidad bastante obvia.

— al inicio no era ninguna.

(...)

— traje...no sé que traje.

Murmurro tord cuando entro a la casa, lo miraste unos segundos viendo lo que tenía en sus manos.

Una caja pequeña de color café con unos detalles en dorado simulando una caja de regaló, lo miraste curiosa.

— ¿No sabes que compraste?

Soltaste una risa divertida mientras te levantabas del sillón, tord te miro unos segundos confundido para luego soltar una risa nerviosa.

— tal vez.

Ignorando el tono  en que lo dijo agarraste la caja y cuando lo abriste no pudiste evitar sonreír.

— ¡Son chocolates!

Este te miro unos segundos confundido, hay muchas cosas que no hay en la tribu que en las grandes ciudades o incluso el pueblo cercano tiene.

Aún así no se había topado con esta versión tuya hace un tiempo. Frunció el ceño confundido ante eso, ayer hablo Contigo, se pregunta si tiene que ver con lo que te dijo ayer.

— abre.

Cuando vio una bola café cerca de sus labios se sobre salto levemente dando un pasó atrás.

Soltaste un risa divertida ante eso.

— dale tord, abre la boca.

Con algo de inseguridad y desconfianza la abrio. Cuando lo probó abrió los ojos con sorpresa.

— sabe bien.

Dijo con la boca llena.

— no hables con la boca llena.

Su que cuando dió el segundo mordisco te miro unos segundos, sabe que no es probable pero tiene que asegurarse de algo.

— ¿De que está echo?

Ella lo miro confundida como si la preguntara fuera tonta.

— de avellana, duh.

Ante eso asintio disfrutando del sabor de lo que supone se llamaba chocolate, muchos de estas cosas que saben dulces no son algo que le llamé mucho la atención, solo sabe que tenía forma de regalo y por eso lo hagarro.

(...)

— gracias.

Fue lo que dijiste cuando te entrego libros nuevos.

Apesar que ahora sabes la razón del por qué estás aquí, no sabes que es mejor, saber la razón o no hacerlo, por lo que te dijo...ya no sabías que querías.

El recuerdo de esa charla te hace sentir confundida, no sabes...no sabes si ahora realmente quieres conocerlo, ya no lo vez igual.

— ¿Cómo que ninguna?

Frunciste el ceño y este solo suspiro.

— te lo dije cuando te vi. Me daba gracia como te asustabas, luego fue divertido los primeros días molestarte y asustandote así que solo te tenía por diversión, dije que a la semana te dejaría ir, no sería primera vez...pero luego apareció ella.

Este te miro unos segundos en busca de la reacción en tu rostro peor no encontró nada más que confuncion.

— en serio te iba a dejar irte al mes, tal vez antes pero luego ella apareció y tenía curiosidad, al inicio era diversión pero luego ya no. En realidad no te pareces a nadie que conozca.

Y entendiste por qué estabas viva, después de todo solo habían dos razones.











Es re tarde,,

¿Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora