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Día 1


𖥸

«Maldita sea».

Ese había sido su pensamiento en aquel momento que descubrió algo que lo acompañaría en todos sus sueños húmedos.

Y es que nadie pudo haber sabido lo que aquel héroe llorón tenía oculto, no hasta el día que fueron a los baños termales

Todo empezó en una mañana como cualquiera, se encontraba tan plácidamente dormido en su cómoda cama, girando de su lugar para encontrar el lado más fresco y que no de el sol, sumergiéndose en el mundo de los sueños, aunque todo eso era arruinado por los molestos gritos de Emma para que este se levantará como era costumbre, pero los gritos y los sonidos de la puerta interrumpían de su amado sueño con taiyakis, un sueño tan bonito que le decía que se quedara entre sus sabanas y tal vez fusionara con su cama, pero el molesto ruido continuaba por lo que refunfuñando se tapó más.

— Mikey, levántate, ya está por venir Draken por ti —, Emma gritaba desde el otro lado de la puerta enfadada por que su hermano seguía sin levantarse aún.

Mikey abrió la puerta en ese instante, mostrándose con el cabello desordenado por la cama y por la manera en la que este se movía de un lado a otro, dejando así su cabello como un nido de pájaros. Su mano arrastraba su sabana especial, la cual estaba sucia y un tanto descuidada, y la otra mano estaba rascando su cuero cabelludo, él entrecerraba los ojos como si en cualquier minuto fueran a cerrase, intentando enfocarse en el rostro de Emma.

Emma lo regalaba, aunque sus palabras no llegaban a sus oídos, mientras bajaba a ver la comida que había dejado en la estufa.

No tardó mucho para que Draken viniera como es habitual para comer con la familia Sano. Tocando la puerta este entro en el momento que Mikey le abrió la puerta.

El más alto viendo la cabeza de Mikey suspiro buscando un peine que le ayudará ante el nido de pájaros que tenía en la cabeza, — Vamos, necesito peinarte —, como ya era costumbre, Draken se encargó de hacer su característico peinado, intentado que Mikey no cabeceara tanto mientras le hacía la media cola.

El abuelo solo leía tranquilamente el periódico y sonreía a su nieta quien le traía su desayuno, mientras que suspira bastante divertido por el otro nieto ser peinado, sintiéndose demasiado viejo como para lidiar con ello.

En fin, para todos era una mañana normal como cualquier otro día.

Solo que en estos últimos días Draken y Mikey se pasaban disfrutando de pasar el día con cierto rubio llorón, el cual después de que salvó a Draken, le había tomado cierta estima y cariño. Así que con ese suceso no era raro que estos salieran a cualquier parte con él, yendo hasta buscarlo a su escuela, aunque teniendo consideración al buscarlo cuando estas terminaban, por lo menos.

Mitake week 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora