•·Two

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El castigo acabó, y gracias a lo que sea que fuese no se enteraron nunca de su escapada al jardín, no es que fuese religiosa la verdad, ni siquiera recordaba que Dios se veneraba pero tampoco lo diría en voz alta sino quería ser linchada por los demás. De por sí la tenían linchada por su posición no quería imaginar si ella se declaraba atea.

Caminando por el palacio se topo inevitablemente con Ariana y dos de sus joyas, y en su opinión las más insoportables, Efrit y Raymond, quienes venían colmandola de besos y caricias por el pasillo. Dios que vergonzoso era tener que pasar al lado de ellos y aún más después de ayer donde escuchó toda la acción. Bien Ariana por lo menos puedo decir que eres una verdadera guerrera.

-Ay basta chicos, ahí está mi hermana~...-canturreo en un intento de susurro aunque en realidad era demasiado alto como para no oirlo. Por dios que insoportable era cuando se hacía la tierna, necesito cloro para mis ojos y tapones para los oídos.

Efrit miro por encima de su hombro como yo los ignore y trate de seguir mi camino.- ¿Por qué considerar a una princesa falsa cuando frente a nosotros está la única y verdadera?

Escucho unas pequeñas risas de la albina mientras seguía coqueteando con descaro. Raymond con claras intenciones de que oyese exclamo por lo alto.- estoy segura que la "princesa" ya debe estar acostumbrada a nuestra relación. Después de todo siempre está ahí escuchando como una pervertida ¿no es así, princesa Saharah?

¿Que diablos? Ellos son los que están haciendo todo el maldito ruido a propósito, en especial él, ¿como se atrevía a llamarla pervertida?
Ella se dio la vuelta quedando frente a frente con el hombre que su cabello cambiaba de un rubio a un verde. Algo que describiría ella como un camaleón.

-me parece una acusasion grave señor Amber. -sostuvo su posición firme, poniendo un abanico en su rostro para no mostrar expresion más que de sus ojos. A Ariana esto le recordó a Benela brevemente, tal cual madre e hija.

El hombre río con cinismo mostrando su lado más juguetón.- solo era una pequeña broma, no sea tan seria.

Sintió como en su pecho brasas ardientes las ganas de tomarlo entre brazos y lanzarlo contra una ventana, pero las calmo pensando en las consecuencias que tendría ese acto.
Se giro mirándolo a los ojos fijamente para demostrarle que no le intimidaba en lo más mínimo.— ¿Si ahora mismo ordeno que le corten la cabeza por blasfemar a la realeza le pareceria igual de gracioso?

Ariana dejo de besar a su acompañante pelirrojo para observar el encuentro entre su limón y la rosa roja. ¿Si no escucho mal ella... Amenazó a su joya?
Antes de intervenir Raymond le hizo una seña para indicarle que el podía solo.
—bueno aceptaría el castigo si hubiese alguien de la realeza en primer lugar "Princesa", y si bien sé, usted solo es un título comprado.

Abanicó con gracia para luego cerrarlo de golpe frente a él, aunque eso no le movió de su sitio, no dudo en apuntarlo con este en mano acusandolo. -Usted como representante de un reino es un asco, sus bromas son de pésimo gusto y acaba de insultar a alguien de la realeza del lugar donde se está hospedando...

-Saharah ten cuidado como le estás hablando, te recuerdo es mi joya. -amenazo discretamente la princesa legítima.-

-y yo soy la hija adoptiva del emperador, la prometida del príncipe Haberon. Un insulto hacia mi es un insulto a la familia Secramise, en cambio él solo está aquí como un juguete sexual.
—puso su mano en la cadera tomando una posición más ofensiva—Así que si, Raymond Amber, puede ser un título "comprado" pero es un título mucho mayor al suyo como concubino no oficial, y para que sepa mi título es válido y vigente a menos que quieras dar la contraria al gran Emperador regente. -setencio con dureza, brevemente el color verde de su cabello y ojos cambió hacia el amarillo común dejando ver qué eso le había afectado. Ella se dio la vuelta dejándolo con la palabra en la boca y caminó alejándose de ellos

-•Rosa roja. La Obsesión del Duque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora