7

162 39 0
                                    

YOONGI

Tengo las manos sucias de carbón mientras dibujo en el papel cremoso que tengo delante. Estoy totalmente y felizmente perdido en mi propio mundo hasta que oigo una molesta y familiar voz detrás de mí.

—No está mal.

Mierda.

Suspiro mientras mi mano deja de moverse por el papel.

—No —Suelto el lápiz y me giro para mirar a mi nuevo acosador, aparentemente.

Me sonríe con su cara tonta de chico bonito, de pie con su estilizado cuerpo y luego estudia lo que estaba haciendo a solas en el aula de arte antes de que empiece la primera hora. Me gusta llegar temprano.

O lo hacía antes de descubrir que mi nuevo amigo aparentemente también lo hace.

—Vuelve a tu parte de la escuela.

Su sonrisa sólo se amplía.

—Oh, ahora ¿Por qué no podemos llevarnos bien? ¿Eh? —Sus ojos azules brillan con una molesta picardía—. Estaré encantado de compartir mi parte de la escuela contigo.

Me muevo incómodo en el taburete en el que estoy sentado, sin saber cómo me hace retorcerme como lo hace. No lo conozco. No sé mucho sobre él. Y sin embargo... No puedo dejar de pensar en él desde que me llevó hace unos días en auto.

—Vete. Vete.

—Dices mucho eso. Vas a empezar a herir mis sentimientos.

Pongo los ojos en blanco ante su exagerada ridiculez.

—Sí, claro.

—Vamos. Admite que te estoy empezando a gustarte —Trato de ignorar su rostro apuesto y la forma en que sus ojos brillan con una satisfacción que me desconcierta.

—Eres un pesado.

Está a punto de decir algo que estoy seguro de que me irritará, a juzgar por la mirada juguetona de su rostro, pero se interrumpe.

— ¿Hoseok? —Los dos miramos rápidamente hacia la puerta cuando la señora Hwan, la profesora de arte, entra en la habitación, con sus tacones haciendo clic en el suelo de baldosas—. Eres tú, cariño. ¿Cómo estás?

Enarco una ceja en su dirección y digo en voz alta: — ¿Cariño?

Sonríe y camina hacia mi profesora favorita.

—Sí. Cuánto tiempo sin verte, ¿Eh?

Parece entristecida por eso mientras asiente con la cabeza.

—Así es. Te he echado de menos por aquí.

¿Qué? ¿Por aquí? ¿La sala de arte? Está sonriendo, pero no parece tan real como hace un momento.

—Sí, lo siento. Fútbol. Baloncesto. Sociedad de Honor. Toda esa mierda.

Debería regañarlo por su lenguaje como hace conmigo y con todos los demás, pero no lo hace. Su cara cae aún más en su lugar.

—Lo sé.

¿Qué demonios está pasando?

—Bueno, debería irme. Ha sido un placer verla, Srta. Hwan.

Ella lo saluda, y el maldito me guiña el ojo antes de hacer su salida, y me quedo pensando qué más no sé de él. Lo cual me irrita mucho.

Sigue sonriendo mientras se sienta en su escritorio.

—Lo he echado de menos.

— ¿Jung Hoseok? —Mi tono está lleno de incredulidad porque no tengo ni idea de cómo esta profesora de arte tan genial puede tener alguna conexión con el Sr. Chico deportista-chico de Oro

—Sí —Me mira confundida.

— ¿Le diste clases? ¿Estuvo en clases de arte? —No me lo imagino.

El tipo grita cabeza de político, no artista.

Sonríe con cariño y luego asiente con la cabeza, caminando hacia mí.

—Lo hice. Pero no en el instituto. A veces olvido que no estabas aquí entonces.

Nunca lo olvido. Sinceramente, no sé qué es peor: las escuelas públicas de mierda en las que estaba antes de conocer a Dongwon y Nara, que apenas podían permitirse el lujo de pagar la calefacción, por no hablar de los materiales de arte, o esta maldita escuela de niños ricos de lujo que tiene todo lo que un niño como yo nunca soñaría. Incluyendo materiales de arte de primera calidad y un profesor de primera que realmente se preocupa por mis habilidades.

Vuelvo a dibujar.

—No me lo imagino a él y el arte juntos.

Ella se limita a sacudir la cabeza, observando mi dibujo con su aguda mirada.

—Tenía un talento increíble. Me decepcionó mucho no ver su nombre en mi registro en su primer año o después.

— ¿Hoseok? —Vuelvo a preguntar. Levanto el pulgar por encima del hombro hacia la puerta que acaba de atravesar—. ¿El presumido?

—Vamos, Yoongi —me reprende—. Creía que eras mejor que las etiquetas y toda esa mierda de estereotipos.

Me siento avergonzado porque la señorita Hwan es la única luz brillante en esta maldita escuela, y maldita sea si quiero que se decepcione de mí.

—Lo soy. Sólo que no puedo imaginarlo.

Mira por encima de mi boceto oscuro que empezó distraídamente como una chica pero que se ha transformado en la amiga que he estado echando de menos como una loca últimamente: Jiwon.

—Su trabajo era siempre brillante y hermoso. Utilizaba audaces estallidos de color que eran realmente impresionantes —Su dedo arrastra por las líneas oscuras de mi dibujo antes de añadir: —En realidad, ustedes dos se complementan perfectamente.

— ¿Qué? —Mis ojos se dirigen a los suyos, sin saber cómo me siento con su afirmación.

—Es el contraste perfecto, Yoongi. Ambos son hermosos a su manera. Ambos son audaces y fuertes. Su elección de colores y tu intrépido encuadre. Simplemente impresionante.

La miro como si estuviera loca, pero ella se queda mirando mi boceto de Jiwon con una admiración que admito que hace que mi pecho se hinche de orgullo.

—Y ¿Quién es esa chica misteriosa, por cierto? La dibujas mucho.

Lo hago. Porque Jiwon es preciosa, por dentro y por fuera, e incluso antes de nuestra pelea o lo que sea, estaba empezando a echarla de menos, sabiendo que esta mierda de crecer y convertirnos en adultos iba a separarnos. Dibujarla es más fácil que hablar con ella e intentar como sea arreglar lo que rompí y no puedo explicar.

Sé que albergo demasiados secretos con ella y con Namjoon.

Secretos que ni siquiera deberían ser secretos, pero lo son para mí.

—Una amiga.

Ella sonríe de forma cómplice. Cree que estoy enamorado de esta chica. O que me la estoy tirando. Pero no es eso. Amor adolescente. Yo suspirando por una chica o algo así por la forma en que sonríe y me guiña el ojo antes de volver a su escritorio para esperar a que empiecen las clases.

Sería mucho más fácil si lo fuera.

HOSTIL [YOONSEOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora