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HOSEOK

Deberíamos parar y tener una conversación sobre qué demonios estamos haciendo, pero no me atrevo a hacerlo. Estoy perdido en el Sabor de Yoongi. De sus labios tratando de devorar mi boca. De nuestras lenguas batiéndose en duelo y de su cuerpo firme debajo de mí. Está tan duro como yo. Y cada vez que su polla se arrastra sobre la mía, una sacudida recorre mis pelotas, el deseo de correrse es casi abrumador.

Beso su mandíbula, mordiendo y haciendo que gruña de necesidad. Mierda, qué calor. Me apoyo en un brazo y le levanto el dobladillo de la camisa hasta que capta la indirecta y me ayuda a quitársela.

Mis pelotas están deseando liberarse, pero no voy a precipitarme no verlo así por primera vez. Sus pupilas están dilatadas y su pecho se llena de aire una y otra vez mientras espera mi siguiente movimiento. Es delgado pero sus hombros están bien musculados – probablemente de la natación– y su torso es un lienzo de bello arte.

No está totalmente cubierto, pero su caja torácica izquierda tiene tinta que se arremolina sobre ella, y ambos pectorales también están tatuados. Me pregunto si él diseñó el arte porque todo parece muy Yoongi. Alambre de púas abstracto y llamas. La oscuridad de la que no se da cuenta es en realidad su luz.

El faro que me atrajo a él.

Porque Yoongi es increíblemente guapo.

—Guau —respiro y beso sobre cada uno de los pectorales definidos, rozando los duros pezones, haciendo que sus caderas se agiten hacia arriba.

—Hoseok... —Él está igual de desesperado y sin aliento.

Sus dedos me agarran el pelo mientras desciendo más y más, mi polla palpitando, pero lo ignoro mientras llego a la parte superior de sus vaqueros y luego beso cada hueso de la cadera. Abro el botón de sus vaqueros y miro hacia arriba para mirarle a los ojos.

— ¿Está bien?

Con su asentimiento inmediato, sé que está feliz porque eso no es propio de él. Sonrío para mis adentros por estar haciéndole esto, volviéndolo loco de deseo. Le bajo la cremallera y le bajo los vaqueros, pero le dejo puestos los calzoncillos oscuros. Me acerca de nuevo a él, pierde la paciencia y se quita los vaqueros de una patada mientras nuestros labios se vuelven a encontrar.

Nos besamos así durante lo que parece una eternidad, ambos gimiendo y gruñendo por el deseo y la frustración de necesitar más.

— ¿Has hecho esto alguna vez? —Me encuentro preguntando. ¿Por qué? No tengo ni puta idea.

Se aparta ligeramente para mirarme a los ojos.

—No.

—Quiero decir, ¿Con alguien? Sé que dijiste que nunca te atrajo nadie antes, pero...

Observo con impotencia cómo se muerde el labio inferior.

—No lo he hecho. Así que no. No he besado a nadie ni he hecho nada.

Sigo sin entenderlo del todo. No es que tenga que etiquetarlo ni nada por el estilo, porque no lo hago, pero tengo... curiosidad, supongo.

—Pero ¿Te gustaría...? — ¿Por qué estoy hablando cuando mi cuerpo está encima del suyo?—. ¿Alguna vez has...? —Miro hacia abajo, entre nosotros, donde sus calzoncillos se abren con la evidente erección contra la que me estaba machacando hace un momento, antes de dejar que mi boca empiece a hablar en lugar de seguir besándole hasta la saciedad.

Se mueve debajo de mí, pero no me aparta.

— ¿Qué estás preguntando? Creo que ya hemos superado la fase de incomodidad, teniendo en cuenta que tu dura polla sigue presionada contra la mía.

HOSTIL [YOONSEOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora