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YOONGI

Santa. Mierda.

¿Fue eso real?

Nunca me había sentido así en toda mi vida. Siento su aliento contra mi cuello mientras intento regular mi propia respiración.

Me sorprende que no haya dicho nada. ¿Se está asustando? Quiero decir, dijo que era gay y que había estado con otro chico. Esto no es nuevo para él. Pero tal vez...

Tal vez todavía está asustado, temiendo que se lo diga a toda la escuela o algo así.

Lo agarro por los lados de la cabeza y lo levanto para que me mire a los ojos. No veo ningún indicio de la alegría que suele tener. En cambio, parece muy preocupado.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien?

Parece sorprendido por mi pregunta.

—Estoy bien —Sus ojos buscan los míos—. ¿Estás bien?

—Estoy bien —Inclino un poco la cabeza hacia atrás para apoyarla en el sofá, pero sigo sosteniendo la suya entre mis manos—. Creo que nunca me he corrido tan fuerte.

Se sobresalta un poco pero luego sonríe.

—Yo tampoco —Parece casi tímido, su voz es casi un susurro cuando dice: —Por favor, no me eches, Yoongi. Todavía no —Lo miro horrorizado, con los ojos abiertos de par en par, y su voz sigue siendo una súplica silenciosa—. Me iré si quieres, pero por favor, no de inmediato.

Mierda.

Me incorporo un poco, pero lo mantengo firme en mi agarre, mis pulgares rozando sus pómulos.

—No quiero que te vayas. ¿Por qué crees que...? —Por supuesto. Porque soy el imbécil que lo echó después de que nos besáramos. Intento suavizar mí siempre dura mirada—. Quiero que te quedes un rato. Que hablemos más.

La sorpresa en sus ojos casi me revienta.

Dios, soy tan imbécil.

—De acuerdo —Se vuelve a sentar sobre sus rodillas, obligándome a soltarlo mientras me siento, de repente consciente de que mi estómago está cubierto de semen.

—Vuelvo enseguida, ¿Ok? —Asiente con la cabeza, pero parece dudar—. De hecho —Me levanto y le tomo de la mano, tirando de él conmigo—, probablemente tú también necesites limpiarte, ¿Verdad?

Se sonroja un poco, se muerde el labio inferior y asiente con la cabeza. Maldita sea, es adorable. Voy a tener que acostumbrarme a esos pensamientos.

—Vamos —Me subo los calzoncillos por encima del desorden y me dirijo al cuarto de baño para agarrar dos de las toallas de felpa que Nara ha pedido para mí y entregándole una cuando me sigue dentro, llevando solo los calzoncillos.

Por alguna razón, es muy incómodo. Es decir, acabamos de hacer que el otro se corra, pero parece que tenemos una regla de no mirar. Me concentro en bajarme los calzoncillos, quitármelos de una patada y limpiarme mientras él hace lo mismo. Hago lo posible por no mirarlo mientras entro en mi habitación y busco unos calzoncillos nuevos, y me los pongo.

Sin embargo, no puedo apartar los ojos de su culo apretado cuando vuelve al sofá, encuentra sus pantalones y se los pone sin ropa interior.

Bueno, eso va a hacer que sea difícil concentrarse.

Se mete los calzoncillos estropeados en el bolsillo y yo sonrío por lo ridículo que es. No tengo ni idea de qué demonios está pasando. Hoy, antes de que viniera, sólo era un tipo al que besé una vez. Uno en el que no puedo dejar de pensar. Ahora, realmente lo he visto venirse –lo he visto venirse realmente– conmigo. Y si antes no podía dejar de pensar en él, no hay forma de que lo haga ahora.

HOSTIL [YOONSEOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora