Byakugan no Hime: La Historia Detrás De La Princesa

37. Regreso Al Pasado Pt 1

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°°° Varios años atrás °°°

- Se ha dormido. - dijo en voz baja la madre de Hinata a Natsu viendo la carita de su bebé el cual sostenía en sus brazos.

- ¿Quiere que la lleve a su cuna?

- Sí, muchas gracias Natsu.

- No es nada, Hana sama.

Natsu se llevó a Hanabi al cuarto principal y la recostó sobre su cuna con cuidado. Por otro lado, Hana fue a la habitación de su otra hija.

- Hola cariño, perdona. Últimamente no he tenido mucho tiempo para estar contigo.

Hana había entrado al cuarto de su hija mayor y se había sentado con ella en su cama.

- No te preocupes mamá. ¿Cómo está mi hermanita?

- Bien, ya se ha dormido. - contestó su madre con una sonrisa.

- Mi hermanita duerme mucho ¿verdad?

- Eso es porque aún es un bebé. Tu también eras así.

- ¿En serio? No me acuerdo...

- Eso es porque eras muy pequeñita. Pero así como cuido a tu hermana te cuidaba yo a tí. Os cuidaré a las dos por siempre. - añadió Hana acariciando el cabello de su hija.

- Yo también te cuidaré, mamá. A ti y a Hanabi.

- Gracias cariño, aunque quien más necesitará que la cuides es a tu hermanita.

- ¡Yo la cuidaré! ¡Y la protegeré! Te lo prometo.

- ¿De verdad lo harás?

- Siiiiii

Hana abrazó a su hija con mucho amor. Jamás habría podido pedir una niña tan dulce y tierna como ella, y ahora tenía a dos.

- Vamos, también tienes que dormir. - dijo mientras arropaba a su hija.

- Pero aún no hemos terminado de leer el cuento. - comentó Hinata cogiendo un libro que tenía encima de su mesilla de noche y entregándoselo a su madre.

- Mmm... Veamos, ¿por dónde nos quedamos?

Hana estaba hojeando el libro en busca de la página.

- ¡Aquí! Cuando la princesa va a salvar al príncipe del dragón.

- Ah, es verdad. Bien, pues continuemos.

Hinata se había vuelto a recostar sobre la cama haciendo el menor ruido posible para escuchar atentamente a su madre.

- "El príncipe estaba en peligro, el dragón lo estaba arrinconado mientras expulsaba fuego por su boca.

La princesa sin pensarlo, acudió rápidamente subida en su caballo. Al llegar, se dió cuenta de que el príncipe estaba herido. Lo subió al lomo de su caballo y consiguieron refugiarse en una cueva cercana.

- Me salvaste, princesa. - Dijo el príncipe agradecido.

- Bueno, tú me salvaste antes. Ahora supongo que estamos en paz. - contestó ella con una sonrisa.