Capítulo 8

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Después de mi sentencia vuelvo a mi habitación, pero él se queda perplejo, quizás procesa mis palabras. Cuando estoy cruzando el largo pasillo, lo escucho llamarme por unos minutos, pero lo evito y cierro la puerta.

Él llega hasta esta y la toca, primero despacio y va aumentando la intensidad, hasta que comprende que no le abriré y se retira. Es recio, pero sabe que esta pelea ya la perdió. Siempre le gusta jugar a ganar, pero no puede competir con sus hijos.

«Estoy agotado, no quiero más conversaciones por hoy».

Me pongo el pijama, después de un baño para desahogarme, y me recuesto en la cama. Doy vueltas en esta hasta hartarme y me quito las sábanas, enfurruñado. Miro mi celular, llevo una hora intentando dormir, sin éxito claro está.

Frustrado, me levanto y voy a la ventana, quizás el cielo estrellado podría darme paz. La abro y me siento en ella, la noche es fresca de nuevo y me hace feliz mirar las calles vacías. La paz que me trasmite me recuerda a casa cuando desde mi ventana veo el parque frente a mí.

Son cuarto para las doce, he mirado las calles por casi una hora. Sigo cansado, los ojos me pesan y quiero dormir, pero la nube gris en mi cabeza me lo impide. Vuelvo la vista al cielo, la luna resplandece y muestra su majestuosidad, me ayuda a aliviar mi fastidio.

Mi cabeza divaga en viejos recuerdos con los chicos, las noches de campamentos y las historias de terror. El ambiente vuelve a envolverme en felicidad y añoranza. Una sonrisa se dibuja en mi rostro y puedo suspirar sin pesar, todo hasta que aquellos pasos se vuelven a escuchar.

Mi vista se dirige de inmediato a ellos, necesita identificar quién se acerca para recobrar la tranquilidad. Aquella figura se vuelve a detener debajo del poste de luz parpadeante, el chico vuelve a estar frente a mí.

Trae consigo una bolsa y un plato de mascotas, por ratos logro divisarlo. Se agacha y prepara la comida, luego llama al minino y permanece con él alrededor de veinte minutos. Después se marcha, se esfuma de la misma forma en la que apareció.

***

Mi primer día después de la conversación no ha sido tan horrible, como pensé que sería. Me explicó las reuniones a las que asistiré y las personas que vendrán, me dijo que debíamos comprar ropa y prepararme para las presentaciones.

Por la tarde me lleva a su sastre favorito, para tomar las medidas y todo lo necesario para los "trajes elegantes", y al regreso me permite comprar mi cuaderno. No hace preguntas, lo cual agradezco, pero si me pide que me apure en las compras.

En casa, Mónica me pregunta por "nuestra salida padre e hijo", soy obligado a admitir que pudo ser peor y ella sonríe. "Mi padre" ha vuelto a la oficina después de dejarme, me da mi espacio para acostumbrarme a su presencia.

«Mentira, solo quiere evitar las peleas».

Al día siguiente me presenta a sus trabajadores, todos ellos. Dice que están a mi disposición, para mí es incómodo escuchar aquello, aunque ellos parecen tranquilos con sus palabras. No logro entender esta necesidad de tener tantos trabajadores en casa, sin embargo, no pienso preguntar.

En la noche me habla de las bebidas, no para consumo en fiesta, sino las que deberé consumir en estos eventos. No logro entender todos los nombres extraños que menciona, solo conozco el Vino, Whisky, Champagne y Cerveza, mi favorita.

— ¿Has comprendido? —pregunta al finalizar y debo obligarme a mentir, no aguantaré otra hora más.

El miércoles tenemos cita médica para la revisión de Mónica, no puedo entrar por obvias razones, pero me muestra la ecografía. El jueves recogemos los trajes y el viernes por fin un día para mí.

Classless [Boyslove] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora