Capítulo 4

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Mientras el carro comenzaba a avanzar con mayor velocidad, la castaña seguía en cama y con su mano buscaba a su amor, sin éxito. Movió su pierna para sentir la suave piel de ___, pero lo único con lo que chocaba era con las sábanas.

¿Se habrá ido a desayunar? —se preguntó Hange y, con pereza, se levantó. Se giró para ver el reloj, ¡era mediodía!

Se levantó de inmediato, abrió la puerta con brusquedad y salió disparada hacia el comedor, ella debía estar ahí.

Las palabras que le había dicho la noche anterior le habían dolido hasta a ella misma y quería pedirle perdón por confundirla, lastimarla y ofenderla. Sin embargo, cuando llegó al comedor, todos se encontraban con una expresión triste.

—¿Qué pasa? —preguntó ella.

—___ se fue... —dijo Gabi, con una expresión de tristeza, a punto de llorar.

—¿Cómo?

—___ se fue con la señora Ackerman, pero fue por su bien. —aseguró Eren, apoyado en la mesa.

—___... Debe ser una broma, ¿cierto? —las miradas de tristeza hacían que ella entrara en desesperación—. Eren, no es gracioso. ___ debe estar paseando, ella no se iría sin avisar... y...

—___ ya no es una niña, Hange —Zeke apareció con el ceño fruncido—. Ella dejó de ser una niña, ahora es una mujer y no puedes decidir por ella.

—¡Claro que puedo! ¡Ella me prometió...!

—¿Creíste que esa promesa duraría? —preguntó y se acercó a la mesa con papeles en mano, los arrojó sobre ésta. Eran documentos—. Las promesas caducan, Hange. No son para siempre.

Hange

¿Era cierto eso?

—¿D-De qué son esos documentos? —pregunté con la voz temblorosa. Esto debía ser una pesadilla, ___ no se iría de aquí aunque sea el fin del mundo. O eso creo.

Ya no conozco a ___....

—Adopción —dijo rígido y sentí como todo mi mundo se derrumbaba.

Adopción. ¿Qué la precipitó a eso? ¿Por qué? ¿Qué ocurrió? Mi cabeza daba vueltas y no necesariamente por estar enamorada de ella. Quería llorar, quería gritar hasta que mis cuerdas vocales se rompieran, quería estar sola y que todo a mi alrededor colapse, quería desaparecer.

Me sujeté la cabeza y llevé mi cabello hacia atrás, debía mantener la calma. Estaba segura de que ___ regresaría a los dos días, es más, estaría a mi lado en una semana. Solo debo esperar, sí, solo esperar a su regreso y por fin la tendré entre mis brazos. Seremos felices y viviremos juntas, así como lo prometimos. Sin embargo, eso no elimina mi preocupación y el enojo que siento al reconocer que no me tenía la suficiente confianza. ¿Y si llegó a besarme? Tal vez fue para no rechazarme del todo y no hacerme sentir mal. ¿Y si me dijo que me amaba? Tal vez era por compromiso y no porque en verdad lo sentía. ¿Fue muy apresurado lo nuestro? Ya no sé si puedo llamarlo «nuestro», no después de reconocer todo lo pasado. ¿Qué me falta para ser amada por ella? ¿Ser hombre? No, ___ siempre me aceptó como soy, ¿entonces qué me falta? Ella siempre fue primero y apresurarla a mi fantasía de ser yo la quien la ame en todos los sentidos y ser amada, no solo por una mujer, también por ella quizás fue el detonante de todo esto.

Tomé asiento en mi respectivo sitio y no expresé ninguna palabra alguna. Simplemente quería que el día pase rápidamente y así tener razón en que mi niña regresaría a mis brazos.

***

___

El viaje de ida a la que sería mi nueva casa fue agotador pero lindo. Me la pasé viendo por la ventana y respondiendo las preguntas que me hacía Kuchel, lo demás fue estar leyendo algunas revistas que habían en los bolsillos traseros de los asientos. Ropa, modelos, zapatos, accesorios, adornos de interiores, entre otras cosas.

𝐂𝐈𝐑𝐂𝐔𝐒 | 𝐇𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐙𝐨𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora