Capítulo 5

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Fuimos a pie al restaurante. No fue tan malo, conversamos temas aleatorios, él me contó sobre su familia, personas a las que odiaba y… todo trató sobre él…

En lo que llegamos a la esquina del restaurante, vi entrar a Levi y su acompañante. Juro que pensé que era broma…

—¿Lista para una gran noche? —preguntó y lo vi, confundida.

—¿No que era solo un almuerzo? —pregunté con inseguridad y el bufó.

—___, debes aprender que solo un almuerzo involucra una cena también. —agregó con total confianza y sin vergüenza.

—¿Entonces por qué no le dijiste a mi madre…? —mi enfado comenzaba a notarse y él solo lo dejó pasar, soltándome la mano.

—Cosas de hombres, ___. Lo entenderás cuando nos casemos.

Ya era demasiado su atrevimiento. Comenzaba a hacerme rabiar y alejé mi mano cuando intentó tomarla de nuevo.

—¿Disculpa? —lo miré a los ojos—. Cosas de bestias, querrás decir. Eso no es lo que un hombre haría. ¡Ah! ¡Perdón! ¡Olvidé que el hombre es el que elige todo y yo me quedo callada! ¿Y cuándo dije que iba a casarme contigo? —escupí y él hizo una mueca.

—Ugh, vamos, ___. No fue mi intención. ¿Listo? Ahora entremos. No pagué todo hasta la cena para que te pongas peor que esos del circo. —dijo con disgusto y una mala cara. Estaba a punto de ponerlo en su lugar, ya estaba remangando las mangas de mi abrigo, pero una mano me detuvo.

—Galliard, perdona a mi hermana. Ah, pero sí deberías ser tú el que se debe disculpar —Se giró hacia otro lado y rápidamente volvió a ver a Porco—. Hasta una mujer que se asume de hombre es más respetuosa que tú.

Ambos iban a agarrarse a golpes porque Levi ya lo había tomado de la camisa, pero el rubio fue más rápido y los detuvo, tomando a ambos de las muñecas.

—Es suficiente —observó a Porco—, para ambos. ___ no tiene porqué pasar un mal rato y mucho menos por parte de su pareja.

Mi hermano arregló su traje y Porco también. Muchas personas miraban y yo solo podía sentirme desgraciada por tal acto.

—Gracias, Erwin… —agradecí, entrando junto a él al restaurante.

—¿Reservación? —preguntó uno de los mozos.

Asentí y él me vio raro, frunciendo el ceño, siendo más exacta.

—¿Algún problema? —pregunté y me ignoró—. Mira, amigo, solo vengo por un almuerzo y…

—Sí, reservación —Erwin me miró como diciendo: Yo me encargo. Me quedó aceptar que él lo hiciera—. La mía y el del hombre de cabello negro es una y otra es de la señorita y el joven que está junto a mi amigo.

—De acuerdo, ¿podría darme el apellido?

—Smith y Galliard. —respondió.

—De acuerdo, señor Smith. Síganme.

Ambos seguimos al hombre y detrás de nosotros estaban Levi y Porco.

El restaurante era enorme y solo habían unas cuantas mesas alrededor, esto supongo que es por la función que habrá. Sin embargo, pronto noté cómo se encontraba organizado y palidecí.

Cada parte era igual al circo.

También sentí una mirada posada en mí y decidí ignorarla. Demasiada paranoia por ahora.

***

Mientras ___ se acomodaba en su asiento, junto a Galliard, una castaña miraba a la pelinegra atentamente desde lo lejos, detrás de unas gigantes cortinas rojas.

𝐂𝐈𝐑𝐂𝐔𝐒 | 𝐇𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐙𝐨𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora