Capítulo 29|| "Noches contigo"

20.3K 1.2K 20
                                    

¿Alguna vez tuvieron un miedo tan profundo que no sabían cómo reaccionar si sucedía? Pensar en que una advertencia tan sencilla como mantenerme alejada de una persona iba a ser el inicio de un camino de ida que me llevaría a una sensación tan extraordinaria.

¿Cómo puede ser que todo tu cuerpo te impulse hacia ese lugar que no debes acercarte? Los datos científicos explicaban como los opuestos se atraen, y yo creí que sería capaz de vencer a los datos. Creí que lo lograría, pero aquí me encontraba enamorada más que nada de una persona que debería detestar con todo mi ser.

Las vueltas de la vida eran realmente una locura.

La oscuridad de la noche invadía la playa. Esa oscuridad que solo reflejaba la luna me hacía bien, porque era un lugar en donde me encontré por mucho tiempo. Silenciada por mi familia, peleada con los Black, y en contacto con los Alfas. La culpa estaba en mí desde que contacté con ellos e iba a quedarse ahí por mucho más tiempo. Me aterraba que la verdad saliera a la luz, era un arrepentimiento del cual no estaba segura si podría librarme. La noche era mi única compañera en esos momentos en donde creía que no iba a poder despegarme de ese sentimiento.

Sentir los brazos de Eros alrededor de mi cuerpo me hicieron cerrar los ojos y dejar de apreciar el hermoso cielo estrellado. Habíamos decidido venirnos a la playa, para disfrutar más la noche.

Siempre me había justado jugar con la analogía del sol y la luna dentro de nuestra relación. Se persiguen constantemente pero nunca llegan a alcanzarse y las pocas veces que lo hacen, se forma el eclipse. A todos le gustan los eclipses, porque son llamativos de ver. Aunque debemos tomar precauciones si realmente queremos admirarlos.

—¿Tus amigos llegarán mañana? —me preguntó. Recién fue ayer cuando le dimos luz verde a nuestra relación, pero aún era algo muy sensible.

—Así es.

—Sabemos que me odian, así que tendré que hacerlos cambiar de opinión.

Solté una pequeña risa ante eso—Acaba de sonar muy violento, intenta solo ser amistoso y estará todo bien. —me volteé para mirarlo sobre la lona y acomodé un mechón de su cabello que se movió por el viento.

—Haré lo mejor que pueda.

Con una sonrisa de labios cerrados me incorporé para sentarme. La noche era mucho más fresca y me cubrí mejor los hombros con una mantita. Sus manos que antes me rodeaban, comenzaron a acariciar mi espalda.

Me encontré disfrutando de este momento. La sensación de estar bien con él era increíble. Se me hacía muy extraño pensar en todo lo que tuvimos que vivir hasta llegar aquí, definitivamente no estaba en mis planes al comenzar el año. La Amaris del pasado nunca hubiera creído que esto fuera siquiera posible, tal vez solo lo soñaba en secreto.

—Tú siempre me llamas hija de la luna, pero nunca me explicaste porqué—murmuré girando mi cabeza para verlo. Seguía acostado sobre la lona, uno de sus brazos estaba detrás de su cabeza y por su mirada sabia que no iba a decírmelo.

—Pierde toda la diversión si lo hago.

Hice un puchero con mis labios—Porfa, dímelo.

—Es una respuesta muy básica, pero yo quisiera preguntarte porqué no tienes un apodo para mí.

—¿Eros Black quiere un apodo? —cuestioné sorprendida, cayendo en su pequeña trampa para desviar el tema.

—Mientras venga de ti...

Sonreí cuando me atrajo nuevamente hacia su cuerpo, haciendo que apoye mi barbilla sobre su pecho. Acomodó dos mechones de mi cabello detrás de mi oreja y luego dejo un beso en mi frente.

—Bueno...con Etta y Beck puede que tengamos un apodo, pero funciona más cuando estás con tus amigos—comenté.

—¿De verdad?

Asentí con la cabeza, yo tampoco pensaba decírselo. Éramos bastante parecidos en ese aspecto. Antes de que pudiera preguntarme algo más sujeté su nuca para juntar nuestros labios. Lo besé despacio, para acompañar la tranquilidad que nos rodeaba. Me permití recordar aquellos primeros besos que nos dábamos a escondidas cuando teníamos prohibido vernos.

Durante ese tiempo me sentía viviendo una doble vida. Con mis padres fingiendo que estaba cumpliendo sus órdenes, detestando a la familia Black y con Eros probando que no odiaba a todos los de aquel apellido. Recordaba la adrenalina que corría en mi sangre cada día y en este preciso momento estaba buscándola otra vez.

Mordí su labio inferior haciéndolo gruñir por lo bajo. Mientras nos besábamos se las había ingeniado para sentarse y dejarme sobre su regazo.

—Estamos en una zona pública—susurré separándome sonrojada hasta la médula.

—Ya lo sé—me respondió, acercando su rostro al mio otra vez. No me resistí cuando volvió a juntar nuestros labios, dejé que acariciara mi cuerpo y me permití derretirme en sus brazos.—Te diré algo, puede que no lo creas, pero desde la primera vez que nos besamos soñé con esto.

—¿Con qué? ¿Morrearnos en la playa?

—No nos estamos morreando—dejó un corto beso en mis labios—Y no. Estar así contigo, sin preocupaciones, sin pasado o futuro. Solo nosotros dos.

Lo miré a los ojos, porque si bien le dí una nueva oportunidad aun mi interior tenia ciertas dudas de sus palabras. Él supo interpretarme al instante, por eso acarició mi espalda y unió su frente a la mia.

—Esto es lo que necesito, Amaris. Solo esto.

Sonreí al oírlo. Podría llorar, pero no iba a arruinar el momento.

—Yo también lo necesito.

Eros negó con su cabeza—No digas eso, parece que estas dándome la razón.

Lamí mis labios—Necesito esto. Te necesito a ti.

Sonreí emocionada y sujeté sus mejillas para volver a besarlo. Definitivamente ya no íbamos a considerar lo que sucedía entre nuestras familias, nosotros éramos individuos separados de ellos e íbamos a demostrarlo.

Nuestro momento venía siendo retrasado y ahora estábamos listo para destruir todo ante nuestro paso.

Porque lo nuestro era más fuerte que cualquier otra cosa.

Lo lamento, pero caí ante los encantos de un Black y era muy difícil deshacerse de eso.

Eclipsados © 1ºDonde viven las historias. Descúbrelo ahora