Era jueves y estaba en mi clase de mercadotecnia, tenía planeado que saliendo de la universidad iría a visitar al abuelo, quería contarle los pormenores de mis pocos días en la universidad.
Iba caminando hacia la salida cuando un peculiar chico de aspecto desaliñado y sudoroso chocó conmigo.
– Hey... Oye, ¿Cómo te llamas?- parecía agitado
– ¿Por qué le diría mi nombre a un desconocido? Además, apestas a basura de tres días- él sonrió y me lanzó un poco de su sudor - Ma sei coglione? Pedazo de imbécil - exclamé furiosa intentando limpiarme
– Oye ¿qué idioma es ese? - sonrió sorprendido - lindo. Pero, necesito tu ayuda ¿Ves esa ventana? Yo la rompí, y justo un tipo viene detrás de mí, necesito que te eches la culpa, por favor
– No - respondí continuando mi camino
Sentí como me tomó del brazo deteniendo mi andar, me giré hacia él para hacer que me soltara pero él me sujetó con más fuerza.
– Por fav... - lo interrumpieron
– ¡Aquí están, pandilleros! - exclamó la voz de un señor enojado, llevaba puesto un uniforme de mantenimiento - vengan ambos, los voy a llevar con la directora
– Está en un error, señor- dije en mi defensa
– Sí señor, está en un error - remarcó el odioso chico
– Acompáñenme ¡he dicho! , ¿creen que es divertido destruir lo ajeno? - externó con enojo
El señor de mantenimiento nos obligó a ir hasta una oficina que desprendía una fragancia de manzana y canela... Y mientras esperábamos a la dueña de esa oficina, yo discutía con aquel chico de personalidad cínica.
– Anda muñe, di que fuiste tu - aprovechó que aún no había nadie en la sala
– No - fruncí el ceño extrañada por lo de "muñe" - ¿Muñe? - decidí preguntar, él me sonrió con suficiencia
– Por muñeca - se me escapó una sonrisa incrédula - ¿Qué dices muñe, me vas a ayudar?- sonrió conmigo
– No, y ahora que llegue la directora le dirás que yo no tuve nada que ver - noté como el chico arrugó levemente su nariz
*[Sonido de puerta abriéndose]*
–Chicos, ya hablé con el jefe de mantenimiento y me ha dicho que uno de ustedes ha sido el responsable del vidrio roto de nuestro laboratorio
Cuando la directora se sentó enfrenté de nosotros quedé perdidamente asombrada de su parecido con Helena, no quería parpadear, no quería dejar de verla, no quería perderme ningún detalle de ella...
– Entonces la señorita aquí presente rompió sin querer el vidrio - terminó de decir
No sé cuánto tiempo estuve en el limbo de mis pensamientos pero el chico aprovechó el momento de debilidad que tuve para inculparme
– ¿Eso es cierto señorita?- solo verla me hacía sentir extraña
– Ujum ... - reaccioné - N-no ¿Qué? - me sentía extrañamente ruborizada
– ¿Podría dejarnos a solas señor Díaz? - solicitó la directora
Yo iba a reclamar, iba a decir que yo no tuve nada que ver, pero al escuchar que me quedaría a solas con ella toda mi sensatez desapareció
«¿Eso era normal?»
– Sí directora Annabeth
El chico de apellido Díaz se levantó acercándose a mí y casi inaudiblemente me dijo "Gracias muñeca".
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Pensar en ti
Подростковая литератураPara Lucia que ha sufrido dolorosas pérdidas, los viajes siempre han representado una nueva oportunidad, después de irse de casa siendo tan joven, finalmente, decidió regresar a lo que recordaba como hogar. Pero como todo en la vida... Nada vuelve a...