Capítulo 11 Un paseo a la vez

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Lucia ~

Anna y yo la estábamos pasando bien, comúnmente en las conversaciones yo podía hablar y hablar... pero debido a mi pequeño «problema» que consistía en que cada vez que quería decirle algo parecía una idiota; me dediqué más bien a «mi pasatiempo favorito», mirarla resaltando y detallando sus mejores características, debía admitir que lo que más me resultaba llamativo por ser de las pocas diferencias físicas que le encontraba en comparación a Helena, eran sus destellantes ojos verdes que me recordaban al interior de un jugoso kiwi.

« Eran unos seductores ojos color kiwi »

– ¿Y bien, Lucia?... Creo que a este paso ya no querrás seguir escuchándome - rio con su innegable elegancia- no he parado de hablar... mejor cuéntame sobre ti, no recuerdo haber escuchado de ti antes, y eso que Francisco es familia

– Yo prefiero escucharte... - ella hizo una sonrisa a medias bastante peculiar

« Ojos y sonrisas letales. Me hacía sentir intimidada »

Me dio curiosidad por preguntarle más sobre su relación con "Astrid", pero probablemente era demasiado por el momento.

– Desde joven me fui del país- hablé al fin- sólo mi abuelo sabía de mí... Y mi tío Francisco sólo sabía que estaba viva en algún lugar de Europa - ella frunció el ceño

– ¿En serio? ¿Y a dónde fuiste? Si es que se puede saber- sus ojos se clavaron en mí, haciéndome más difícil el proceso de contestarle

– Italia... - declaré con dificultad al mirarla directo a los ojos

Ella arqueó un poco las cejas sorprendida de lo que le había respondido

– Así que... Italia - se quedó pensativa - ¿Podrías hablar un poco de italiano para mí?- Me gustaba que me mirara como lo hacía, sino fuera porque estaba casada, quizá yo... me atrevería a un poco más

Una sonrisa involuntaria se me escapó y me sentí ruborizada... la miré y me quedé pensado

– Sei il mio angelo proibito e pregherò per averti vicino a me.

"Eres mi ángel prohibido y rezaré para tenerte cerca de mí"

Me di cuenta que en italiano no me era tan difícil hablarle, quizá porque no iba a entender lo que dije o porque podría decirle cualquier cosa e inventarle cualquier otro significado

– Angelo proibito? suona come una bella poesía - sentí que dejé de respirar al escuchar ese casi perfecto acento italiano suyo... - También viví en Italia- afirmó sonriente

Una "o" se quedó en mi rostro al enterarme de tal hecho. Tener cosas en común debía ser obra del destino; pero antes de seguir pareciendo una tonta por no poder hablarle, sonreí, y al querer continuar con nuestra agradable charla alguien interrumpió.

« A diferencia de Annabeth, a ella no podía mirarla y no sentirme disgustada »

Después de lo que sucedió en su departamento no quería volver a tenerla cerca, pero "ahí estaba ella" parada a mi lado.

– ¡Eres increíble Annabeth! - era la primera vez que miraba a Erika alterada- necesito verla ¿Dónde está?

– No te debo ninguna explicación, Erika. Y dudo que puedas verla. Y si me disculpas, estoy en mi hora de comida con Lucia

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