~ Viernes 11:27 a.m. ~
– ¡Te encontré! - apareció Noé en mi plano visual sonriendo con todo su rostro
– Hola Noé - hablé sin ánimo pero sonriéndole para estar a juego con su buena actitud
– ¿Qué pasa? luces enferma
– Nada, estoy cansada... - exhale con pesadez
– ¿En serio, cansada? - dijo dudoso - Si ni hemos tenido clases - le regalé una leve sonrisa por el chiste- la mayoría del grupo ya se largó al boliche de la nueva plaza que inauguraron. ¿Por qué no te vas a casa a descansar?
– Lo haré... - era cierto, la mayoría ya no estaba - Me iré, pero, ¿tú por qué sigues aquí?- no me quise quedar con la duda de porqué él no se había ido como todos los demás
– Tengo entrenamiento de fútbol - contestó sentándose a mi lado mostrándome su nuevo y bonito uniforme color rojo y blanco
Me mantuve conversando un rato más con Noé, porque sinceramente no quería regresar a mi departamento y tampoco quería que el abuelo me viera de ésta manera, temía que se diera cuenta que su nieta no era más que una patética chica que perdió el rumbo de su vida , así que visitarlo no figuraba como opción.
No tenía ni siquiera ganas de comer y moría de cansancio...
– Lucia... ¿ Te sientes bien?- me miró directamente a los ojos
– Sí - le sonreí insegura, me estaba esmerando por estarlo- ahora regreso, Noé
Me levanté del banco de donde estábamos y caminé hacia el baño a lavarme la cara, me miré en el ancho espejo rectangular que tenía el baño de mujeres y me noté un poco pálida ... quizá sí estaba un poco enferma como decía Noé
«Envenenada»
Cuando salí del baño Noé estaba parado en la entrada mirándome con cierta preocupación. Era la primera vez que un hombre que no fuera mi abuelo me esperaba al salir del baño de mujeres, era extraño, pero no era desagradable... al menos no con Noé.
– Tengo hambre ¿Me acompañas a la cafetería? - mencionó al ver pasar a unos chicos con comida por los pasillos
– ¿Vas a invitarme algo? - le sonreí sintiéndome un poco mejor de ánimo
Tuvimos suerte porque la cafetería estaba casi vacía y no tuvimos que esperar mucho para la comida.
– Lucia ¿Si no ibas a comer para qué ordenaste comida? - me regañó por no probar bocado desde hace 15 min.
– Sí tengo hambre, pero no me presiones - alegué
– Entonces come - acercó un pedazo de carne cortada a mi boca – ¿trenecito? - se burló haciéndome reír por su intento de criarme
– Yo puedo, gracias - Volteé a ver a la entrada y ahí estaba Díaz con el mismo uniforme que Noé
Los amigos se saludaron como si fueran hermanos y se sentaron a seguir haciéndome compañía, yo seguía sin tocar mi comida y Díaz al notarlo intentó agarrar de mi plato, sin embargo, Noé no le dejó.
– Qué pesado - reclamó Díaz a Noé - Muñeca, gracias por entregar mi trabajo. Casi me pierdo un partido importante
Si no fuera porque mencionó lo del trabajo yo me olvidaba que aún me debía el dinero del vidrio que en cualquier momento me cobrarían.
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Pensar en ti
Teen FictionPara Lucia que ha sufrido dolorosas pérdidas, los viajes siempre han representado una nueva oportunidad, después de irse de casa siendo tan joven, finalmente, decidió regresar a lo que recordaba como hogar. Pero como todo en la vida... Nada vuelve a...