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Tintineo de vidrios, ollas, la puerta del refrigerador abriéndose y cerrándose. Gemí y traté de hacer un agujero en mi cama (que ahora era mi sofá.) Los sonidos continuaron hasta el punto en que, si tuviera una pistola, ya habría disparado hacia el techo. Tomé mi despertador y miré los números parpadeantes: 5:30 AM. ¿Qué demonios? 
Me levanté de mala gana, me subí los pantalones deportivos y caminé al otro lado de la sala. La luz de la cocina estaba encendida y entonces me di cuenta que tenía un nuevo compañero de cuarto.

—¿Qué estás haciendo a esta hora tan infame? —le pregunté a mi jefe quién ya estaba completamente vestido, con la excepción de la chaqueta del traje. Me miró desde su plato de lo que fuera. 

—Tomo el desayuno. Me sorprende que no estuvieras despierto ya. —respondió. Bueno, ahora lo estoy. 

—No hay necesidad, no puedo comer tan temprano. —dije mientras encendía la cafetera y dejaba mi taza en el mostrador. 

—No es de extrañar que seas tan lento cuando llegas. 

Parpadeé un par de veces para borrar el sueño de mis ojos antes de darme la vuelta para mirarlo: 
—¿Perdón? —era demasiado temprano para esto.

—Tomar el desayuno es lo que mantiene tu nivel de energía. Siempre eres más lento durante la primera hora de trabajo. 

—Apuesto a que te molesta, ¿cierto, idiota?  

—¿Qué? 

—Nada. —me arrepentí. Maldita sea, tengo que trabajar cómo decir las cosas en mi cabeza.  Me apoyé en el refrigerador y dormité hasta que sonó la máquina de café. Me serví una taza sola, sin azúcar o crema y salí de la cocina. No quería que me diera indigestión por estar en la misma habitación que el diablo.

Sam se movió de debajo de la mesa y se dirigió hacia la cocina. Fruncí el ceño y lo agarré:

—¿A dónde vas tan temprano? —le pregunté a mi mascota. Él se soltó de mi agarre y se volvió en dirección a la cocina. Supongo que quería decir: "me voy a molestar a tu imbécil y sexy jefe porque me caen bien los chicos iguales a él."

Me encogí de hombros y lo dejé ir por él. Unos minutos más tarde, oí un tranquilo "desaparece" y "detente, perro sarnoso." Me eché a reír y me recosté en el sofá mientras terminaba mi café. Cuando terminé, me puse de pie justo cuando él salía de la cocina, con Sam caminando cerca. Se aclaró la garganta y miró su reloj.

—Espero llegar a tiempo. Oh, y supongo que debo decirte que tengo dos reuniones seguidas a partir de las siete y tienes que estar allí antes de lo habitual. —dijo demandante. Miré mi reloj que todavía estaba en la mesa de café y casi dejo caer mi taza. Si tuviera que estar allí a las siete, ya tendría que estar vestido.

—¡Mierda! —exclamé. Corrí a mi habitación y rápidamente tomé un traje de mi armario antes de salir corriendo al baño. Cuando trataba de lavarme los dientes y peinarme al mismo tiempo, oí la puerta principal cerrarse. Hice gárgaras y escupí para poder maldecir correctamente:
—Eso, eso, ¡no puedo creer que haya alguien que en realidad es tan cruel! ¿Por qué yo? —debido a que quemaste su casa. Oh, sí.

Gracias al trasporte público, me las arreglé para llegar a tiempo al trabajo

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Gracias al trasporte público, me las arreglé para llegar a tiempo al trabajo. Nayeon me miró y sonrió:
—Estas aquí temprano. —me dijo, sonreí y rasqué mi nuca.

—Sí, bueno, ya que tengo conexiones, sabía que tenía que estar aquí antes. —opté por decir. Ella arqueó las cejas, obviamente confundida, pero no pidió detalles y entró en la oficina. Sorprendentemente, la primera cosa que vi no era el rostro del príncipe demonio.

Vamos a discutir esto en la reunión. ¿Eso es todo? —Jungwoo, vi su espalda en lugar de su cara, éste asintió con la cabeza y se volvió. Me sonrió al verme y saludó con su mano. 

—Buenos días, Jaemin. —me saludó, yo sonreí.

—Jungwoo, buenos días. 

—Nos vemos en la reunión. —dijo y yo asentí con la cabeza y volví a sonreírle mientras se iba. Los pelos de mi nuca se erizaron mientras cruzaba la oficina hacia mi escritorio. Lo miré un poco porque sentía como si estuviera siendo observado, pero él estaba mirando unos papeles sobre su escritorio. Me encogí de hombros y me senté en mi escritorio para iniciar mi propio trabajo, hasta que llegó el momento de la primera reunión. Supongo que sólo imaginé que me estaba mirando.

—¿Jaemin? —habló. Por supuesto que no iba a estar callado por mucho tiempo. Que tonto. 

—¿Si, señor? 

—¿Dónde está mi café? —¿en serio?

—Pero esta mañana... —comencé a hablar cuando él de pronto levantó su cabeza de golpe y sus ojos miraban a los míos como disparando balas. ¡Dios!

—No hables de cosas que no tienen que ver con el trabajo. ¿Entendido? —dijo tensando la mandíbula mostrándose notablemente molesto. Yo asentí mordiendo mi labio inferior y me levanté para conseguir su maldito café.

—Sí, señor. —dije resignado. Dios.

El resto del día pasó rápidamente entre sus quejas y un sinfín de reuniones, y al final todo lo que quería hacer era llegar a casa, quedarme en boxers y beber cerveza hasta marearme

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El resto del día pasó rápidamente entre sus quejas y un sinfín de reuniones, y al final todo lo que quería hacer era llegar a casa, quedarme en boxers y beber cerveza hasta marearme. ¿Creen que le importaría? Suspiré y guardé mis cosas mientras recogía sus cosas también. Me aclaré la garganta y me puse junto a la puerta.

—Uh, oficialmente no estamos en horas de trabajo, por lo que pudo hacerte una pregunta no relacionada con trabajo. —le hablé. Jeno puso la mano con la que sostenía el maletín en su bolsillo.

—¿Qué es?

—¿Hay algo en especial que quiera que prepare para cenar?

—Necesito carne, así que voy a parar en algún lugar para comprar. ¿Algo más? —dijo, mostrando un semblante indiferente. Yo negué  y abrí la puerta.

—Toca el timbre cuando llegues a abrir la puerta. —le avisé.

—Ya hice una copia cuando salí ayer, así que no te preocupes.

Reprimí las ganas de gritar e hice una nota mental de pedirle la llave cuando se mude.

Devil BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora