7: La Misericordia Es Complicada

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El sonido de unos pasos pesados sobre el pasto húmedo, resonaba por todo el lugar, acompañado de eso se encontraba el ruido qué producía aquel filo de espada cubierto de sangre fresca arrastrándose por todo el camino. La noche aún era joven y la cacería apenas iba comenzando.

El exorcista estaba de buena racha, había exterminado varios demonios ya y eso que llevaba poco tiempo de haber llegado al centro de aquel bosque maldito, muchas personas suelen ser demasiado cobardes como para aventurarse en esos terrenos, claro a excepción de el mismo y Auron.

El castaño frunció el ceño de tan sólo pensar en aquel chico, aún tenía mucho rencor dentro de si, Auron le causó un gran daño emocional y esto dio como resultado qué Luzu enloqueciera de ira y cometiera aquellas faltas contra los dioses. Todo era su culpa, no había día en que no se repitiera aquellas palabras para consolarse así mismo.

Luzu miró a su alrededor, por el momento todo parecía ser silencioso, tal parecía que podía tomarse un pequeño respiro de su labor, por ello decidió trepar a un árbol y descansar un poco para retomar fuerzas. Una vez recostado sobre una rama, tomó su espada y la miró detenidamente, había perdido la cuenta de la cantidad de sangre había derramado con ella y vaya que por más víctimas qué tuvo, la plaga de demonios parecía no acabar.

Era de esperar, el bosque era inmenso, posiblemente por la cantidad de terreno no le será fácil dar con absolutamente todos, uno que otro podría escaparse... El problema era qué Luzu tenía como meta erradicarlos en su totalidad.

El sonido de ramas quebrándose alertó al exorcista, quien se mantuvo callado y observando debajo de sí a la espera de que aquel ser qué rondaba hiciera acto de presencia, sin embargo Luzu frunció el ceño al notar qué aquella persona que rondaba entre los árboles era el mismísimo dueño de sus males, Auron. Sin pensarlo dos veces Luzu se levantó de aquella rama con sumo cuidado, podía notar como el chico caminaba en compañía de su mascota y para rematar ambos procedieron a sentarse a descansar justo debajo de aquel árbol donde Luzu se encontraba.

— Pórtate bien Frederick, él no debe de tardar en venir por nosotros — mencionó el pelinegro al darle unas cuantas semillas a su mascota

Luzu se mantuvo callado y observando al chico ¿A qué se refería? ¿A quien estaban esperando?

— Estoy cansado... Pero realmente quiero ver lo que tiene para mostrarme ¿Qué piensas que será Frederick? — el chico acarició la cabeza del ave — es un hombre extraño pero tiene su encanto supongo... Me agrada bastante ¿Y a ti?

— ¿De qué hombre estás hablando? — Luzu saltó desde lo alto del árbol para aterrizar a los pies de este, ahora quería encarar a Auron

— ¡Luzu! — el chico se asustó por la repentina aparición

— Te hice una pregunta ¿A quien esperas? — el castaño sujetó del buzo al más bajo haciéndole levantarse del suelo

— Suéltame... — el chico posó su mano sobre la del castaño, no podía hablarle de Reborn, no cuando él es un demonio y Luzu se encarga de asesinar a los de su especie

— Por cómo te pones supongo que es otro de tus tantos pretendientes... Eres una zorra después de todo — pronunció en un tono de desprecio

— Solamente tratas de disimular tus celos mostrándome odio con tus palabras Luzu

— ¿Celos dices? — el castaño sonrió

— Eso mismo... — el pelinegro logró soltarse de aquel hombre — Por más rencor qué me guardes... Sé perfectamente que me celas, no sé que es lo que pretendes

— Te daré un punto a tu palabra por esta vez... Lo admito, siento celos de que tengas a tantos imbéciles detrás tuya

— Pues no deberías... Tu y yo no somos nada — sentenció al bajar la mirada

— Soy el único al que puedes pertencerle Auron... O estás conmigo o no estás con nadie

— Prefiero estar solo

— ¿Hasta cuando seguirás con esas tonterías?

— No son tonterías, es la verdad

— Tú no puedes estar solo por toda tu vida, necesitas a alguien que te proteja — el castaño se acercó

— No quiero ser protegido, creí que había quedado claro con todo lo que pasó

— Toda esa mierda... — el hombre se llevó la mano a la boca, apenas y podía contener la ira de simplemente recordar el pasado, no obstante también quería ceder a esa parte suya de arreglar las cosas por la buena — como sea, nuevamente te estoy dando una oportunidad Auron... Yo prometo olvidarlo todo si tú aceptas ser mío, tal y como siempre debió ser

— Lo siento... Pero no puedo hacerlo

— ¡¿Por qué?! — el hombre tomó a Auron con fuerza, odiaba ser rechazado una y otra vez por él — ¡¿Por qué insistes en rechazarme?! ¿Qué es lo quieres de mí? ¿Qué me humille ante ti? ¿Quieres que te ruegue y sufra por tu maldito amor?

— No quiero nada de eso Luzu... Solamente quiero que seas feliz por tu cuenta

— Pues no lo parece Auron... Quiero ser honesto contigo y decirte que a pesar de todo te sigo amando qué aún te quiero en mi vida pese al sufrimiento qué me sometiste

— Pero yo... Ya no te amo — respondió el chico al desviar la mirada — perdóname por favor...

— Eso es mentira... Tú me sigues amando y te lo voy a demostrar

El hombre tomó de la mano al más bajo, le llevó consigo pese a las protestas de este, solamente caminaron un trayecto muy corto hasta llegar a una parte más llena de pasto y sin tantos árboles juntos, Luzu soltó el agarre del menor, tan sólo para llevar sus manos al rostro del chico. El castaño miró atentamente a Auron, había pasado tanto tiempo desde la ultima vez que le tenía tan cerca, nuevamente podía apreciar su deslumbrante belleza, una hermosura qué era bañada por la luz de la luna.

Finalmente se dejó llevar ante el encanto de aquellos ojos bicolores, sin pensarlo dos veces le robó un beso, Luzu le tomó de la nuca para asegurarse de no permitirle apartarse, era un momento especial para él ya qué pudo probar al fin aquellos labios tan ansiados, saborear cada rincón de su boca para último morderle el labio antes de romper el contacto, era una auténtica lástima que hayan tenido qué pasar por tanto para finalmente haberse besado.

— Luzu... — el pelinegro tenía las mejillas ardiendo, fue un beso corto pero bastante intenso, digno de la personalidad de Luzu

— Sabía que me seguías amando — el mayor acarició el rostro del menor, lo amaba de forma tan intensa como el odio que había llegado a tenerle

«Al final sigo siendo el único hombre en tu vida ¿Verdad?»

Continuará...

Inmundicia, misericordia, calamidad y belleza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora