La verdad no entiendo porque tenemos que asistir a clases, casi todos están de camino hacia una ciudad hermosa, mientras aquí nos quedamos diez.
Ahora estábamos con la profesora de Ética,
no preferiría la profesora irse a su
casa a emborracharse con vino y mirar novelas de bajo presupuesto?Aunque para mí, eso significaba seguir viendo a Katsuki.
-Hoy vamos a ver El niño con el pijama de rayas- anunció Teresa, la profesora de Ética.
Perfecto, tocaba llorar.Genial.
-Podéis sentaros donde queráis,estas películas no son para ver solo.
Los diez que nos quedamos somos:
-Toga
-Iida; el friki de los automóviles.
-Tokoyami
-Aoyama
-Ojiro
-Mei, otra de mis amigas,solo que llevamos mucho tiempo sin ser muy cercanos
-Itsuka, la más guapa del instituto.
-Kinoko, la amiguita del alma de Itsuka.
-Katsuki, el chico más increíble del universo,
y... yo.No suelo hablar mucho con ninguno de ellos.
Todos se levantaron de sus escritorios y se pusieron en parejas:
Aoyama-Ojiro
Iida-tokoyami
Itsuka- Kinoko
Mei- yo
Toga- KatsukiLa maldita Toga Himiko, tenía que sentarse con Katsuki.
Maravilloso,fantástico.
No vi nada de la película, estaba demasiado ocupado mirando a Katsuki, ver qué hacía y tratar de llamar su atención por todos los medios.
Me encanta apreciar pequeños detalles de Kacchan, tampoco soy un acosador pervertido, pero me encanta ver sus cabellos rubio ceniza, su ceño fruncido y como de sus labios salían pequeñas maldiciones hacia la película, por como se ve kacchan, dudo mucho que le gusten este tipo de películas, de pequeño le encantaba ver películas de terror sangrientas, cosa que a mi no, pero me daba igual sufrir un poco, con tal de estar al lado de kacchan. La cabeza de Katsuki estaba apoyada en la palma de su mano derecha, signo de que le estaba ganando el aburrimiento.Eso sí, a la mínima que me centré un poco en la
peli; lloré.Soy un poco sentimental,no soy de piedra. Si hubiera estado Kirishima, se habría reído en mi cara durante toda la semana.
Pero, para mi suerte, estaba a cientos de kilómetros.
Ya era hora de perderle de vista, siempre pegado a Katsuki, tirando comentarios de lo buena que estaba Itsuka y de las mil cosas asquerosas que le quería hacer y uno que otro comentario de asco hacia mi.De repente se encendieron las luces, fue como despertar de un extraño trance.
Más de uno de nosotros se despejó la mejilla de la mesa, mientras le caía la baba de un lado de las comisuras de sus labios.
Todos teníamos los ojos llorosos. Bueno,casi, todos. Katsuki estaba con su misma cara seria de siempre¿Tenía que ser tan duro? seguro que era una pose. O a lo mejor es que yo lloro con cualquier cosa por pequeña que sea, que también puede ser.
En el receso, cada uno se fue por su lado.
Incluso Mei se fue con sus amigas de otra aula.
¿Qué hice yo? Pues irme solo a comprar un polo de All Might y tomármelo bajo la sombra que daba el árbol gigante que, como un guardián, presidía nuestro patio. Un eucalipto enorme. Me senté apoyando la espalda en el muro y me quedé mirando al resto de los niños que jugaban al fútbol, al baloncesto o a hacer el idiota todo lo posible.
No es que sea un rarito que no tiene amigos pero mis mejores amigas no estaban y quedaba
poco de curso. No era momento de hacer nuevos amigos.Kacchan estaba al otro lado del patio, con otros dos chicos, mientras iban mirando sus teléfonos.
Uno de ellos llevaba un balón en su brazo izquierdo.
Empezaron a jugar a baloncesto, ojalá supiera jugar, así podría estar cerca de kacchan.De repente, uno de ellos le pegó demasiado fuerte al balón y llegó hasta donde estaba yo.
Pero no iba a moverme. Solo me faltaba tratar de pasarles la pelota y quedar en ridículo, ya vendrían a por ella. Levanté la vista al frente y vi que venía Katsuki.
-¿Qué haces, nerd?- preguntó.
Su voz. Uf. Solo de escucharla me ponía nervioso.
-Eh? ¿Cómo?- me pilló por sorpresa, estaba ensimismado por su voz.
-Te diría que jugases pero seguro eres súper malo -dijo, recogiendo el balón del suelo.
-Bueno... eh, no sé jugar- dije bajando la voz.
-¿Qué es eso?
-¿El qué?
Katsuki señaló mi polo con la mirada y yo señalé con el dedo al pequeño quiosco de la entrada del patio.
-¿Q-quieres?-ofrecí, y al momento me arrepentí.
-Ahhh?? Si quiero ya me compraré uno. ¿No quieres jugar?
-N-no de verdad, soy negado.-admití, con temblorosa voz.
-Ok. Peor para ti.Nos vemos.
Y se fue. Y, obviamente, lo que quedaba de polo se había derretido. Otra vez. En serio,
debía centrarme más en comer los helados que me compraba. Mire cómo el líquido del ahora derretido polo se deslizaba por mi pierna.
Y mejor no diré lo que imaginé cómo podía limpiar mi pierna... solo diré que mi fantasía incluía a Katsuki.Ese primer día, desde hace mucho, Katsuki me dirigió la palabra y no para insultarme. Ni siquiera tenía claro por qué me invitó a jugar. Pero que me hablara me hacía feliz. Así soy yo. Me alegró el día con poquita cosa. Hoy también tuvimos clase de gimnasia .Y tocó deporte libre.Nuestro maestro es un poco bruto y solo quería vacilarnos, nos hizo jugar al «balón prisionero».
Está bien si tienes ocho años, no quince.
Pero éramos pocos, hacía calor y tampoco había humor para protestar.
Eso sí, mi mala suerte continuó, a Kacchan y a mí nos tocó en diferentes equipos. Otra cosa no, pero el «balón prisionero» siempre se me
ha dado bastante bien. Me volvía muy ágil , como si estuviera en un anime y todo fuera a cámara lenta.Katsuki era otro nivel.
No se molestaba mucho, pero tampoco tenía que hacerlo. Esquivaba sin pestañear y tenía una puntería de diez.
Al final, solo quedamos nosotros dos. Yo había evitado darle durante todo el juego.
No quería. No podía. Aunque, por otro lado, habría estado bien demostrar lo bueno que era.
Él tenía el balón,me miraba, me miraba con esos ojos carmesí, una mirada un poco terrorífica y también miraba a los prisioneros que tenía detrás de mí.
No podía moverme. Pero si me daba, quedaría en ridículo.
Entonces pasó algo con lo que no contaba. Kacchan me miró, y cuando estaba a punto de tirar la pelota, optó por la segunda opción:Pasó la bola por encima de mi cabeza y se la pasó a los prisioneros,que me dieron un golpe sin piedad.
Kaccha había evitado darme.
Tal vez fue un acto inconsciente, pero a mí me hizo ilusión. Eso si, daba las gracias de que no fue él quien me tiró la pelota, si no ahora estaría en enfermería con la nariz rota.
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Otra vez tú *pausada* :(
Fiksi PenggemarDesde el primer día de secundaria te separaste de mí. Cada día me olvidaba de tu voz, de tu mirada, de tu aroma, pero no me olvidaba de cómo me hacías sentir. Te volviste el chico guay de la clase, el deportista, el tío bueno, el inalcanzable. Llev...