Capítulo 6 (El libro del pecado)

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Al terminar la clase, ante la mirada del extraño, guardo mis apuntes y lapiceros debajo de mi mesa. Dejo todo limpio y ordenado, rápidamente me levanto de mi asiento y me inclino ante el profesor en manera de respeto.

—Gracias por las clases del día de hoy... Profesor.

Enderezo mi postura, me doy media vuelta y salgo a pasos apresurados del estudio, para después subir rápidamente a mi alcoba, arreglar mi cabello y por último salir corriendo de casa.

Desde el día de ayer papá tuvo que retomar sus largas horas de jornada y como es de saber, habrá noches en que no regrese a casa. Su profesión le quita muchas horas de pasar con nosotras en casa. Y mi madre, bueno ella esta atendiendo su negocio y por el momento no hay nadie que me vigile.

Le aviso a madre que iré a comprar unos listones para mi largo cabello castaño y ella solo dice un si rápidamente, para después concentrarse de nuevo en la conversación con su clienta.

Con emoción, comienzo a caminar por las calles frecuentes de Oxford. Recuerdo el camino, gravado en mi cabeza, que lleva hacia mi escondite favorito. A dos cuadras más me encuentro con el puesto ambulante de la señora Pixon, con mi índice señalo la mesa repleta de frutas frescas, que en ocasiones de regreso a casa suelo comprar algunas frutas.

La mujer me reconoce y me saluda. Con respeto, le devuelvo el saludo, le sonrió y agito mi mano para seguir caminando a mi destino. No detengo los pasos y continuo. Más adelante me encuentro con el otro objeto que reconozco.

—Ahí está —señalo el anunció que lleva tiempo ahí desde que lo descubrí. Muestra a la familia real, nuestros gobernadores.

Continuo y más adelante me encuentro el establo del señor Yong, paso sonriente por su lado, al verme me sonríe y yo le devuelvo el saludo. El señor Yong siempre suele saludarme cada vez que pasó por su propiedad, a veces solemos comprarles algunas verduras que suele cosechar.

Poco a poco comienzo a visualizar el gran campo abandonado repleto de arboles y que sé, que al fondo se encuentra la cabaña. Dejando de lado la urbanización, me meto entre los arboles y corro con euforia. Algunas ramas se me atraviesan, pero con las manos las quito, mi vestido se atora con los troncos, pero aun así continúo corriendo hasta llegar a mi destino.

Un ligero rasguño rasga mi vestido al pasar por una rama de un frondoso árbol, pero no le prestó atención, tengo muchos más vestidos guardados en mi guardarropa.

Mis pies se detienen al mirar mi lugar favorito. Una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro y la adrenalina se apodera de mí. A pasos cortos me acerco a la cabaña.

Enfrente de mi escondite me tomo un momento para admirar la hermosa estructura que he decorado con mi propio esfuerzo.

Como decoración, en el techo cuelgan varias botellas de vidrio de diferentes colores; me fascino la idea al descubrir que los rayos del sol golpean fuertemente en el material de vidrio y hacen destellos de colores; quería algo brilloso como decoración, así que, cuando lleve una botella esta desato varios destellos de luz arcoíris, me fascino y con disimulo comencé a coleccionar varias botellas a escondidas de mis padres. Al poco tiempo de descubrir la cabaña y la hice mía, comencé a decorarla con materiales de sobra.

Con orgullo, miro la hermosa decoración que cree, algo a mi gusto, mi estilo; sin que mis padres me digan que no esta bien.

Debajo de la alfombra que traje de casa, el día que mamá se deshizo de ella, a escondides me la traje y la usé de decoración; y aquí es donde está la llave. Con cuidado la levanto y entre la grande hierva encuentro la llave. Después la inserto y el seguro se desbloquea.

Oscuro y puro corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora