Capítulo 2 (Cambio de planes)

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Dos, cinco, diez, quince días pasan. El profesor Michels no ha regresado y eso nos preocupa, el profesor Adams no nos ha dicho nada respecto a la salud del viejo hombre.

Terminan las clases, salgo de la escuela privada y regreso a casa para continuar con mis tareas diarias. Subo a mi alcoba y dejo los libros de medicina sobre mi mesa de noche, regreso a la planta baja para saludar a mamá. Madre se encuentra en su local atendiendo a unas damas, quienes le están dictando el cómo quieren su vestido, ella me mira por la puerta, le sonrió indicando mi llegada y ella asiente con la cabeza, para después seguir anotando los pedidos. Antes de subir voy a la cocina por un vaso de leche fresca, con el vaso lleno subo de nuevo, abro la puerta blanca, me dirijo a mi mesa, me siento y comienzo a aprenderme la anotomía del cuerpo humano.

Sobre las hojas marrones de mi libreta hago un esquema para aprender de manera fácil, después continuo con la medicina y así continuo hasta terminar de hacer unas operaciones de algebra.

Terminando de mis tareas, madre me llama para comer. Cierro mis libros, guardo mis bolígrafos, acomodo mis libros para la clase de mañana y bajo a la cocina.

Rápidamente termino de comer y le digo a mamá que saldré a comprar accesorios para el cabello que me hacen falta, ella asiente y voy a mi lugar favorito, la cabaña.

Pasé una tarde increíble leyendo, aunque tuve que quedarme en suspenso para no llegar tarde. Contenta, regreso y en el camino me compro una diadema de pequeños jades para que madre no sospeche de mí. Al entrar a casa me encuentro con mi padre que haces cinco días no lo veo. Contenta por verlo corro a él y lo abrazo envolviendo en su grande y cálido cuerpo.

—Padre, me da gusto que estés en casa.

El acepta mi abrazo y deposita un pequeño beso sobre mi cabeza. Soy más pequeña que él.

—Me da gusto de verte mi pequeña.

Dejo de abrazarlo y miro a mis progenitores. Mi mirada pasa de mi madre a mi padre y notó el descontento en su rostro, mi sonrisa se esfuma de mi cara y miro a mi padre, que también no tiene buena pinta.

— ¿Qué es lo que pasa? —le pregunto a ambos.

Mamá contiene las lágrimas en sus hermosos ojos castaños. Me asusto ante su mirada; preocupada, no dudo en preguntar qué es lo que sucede.

—¿Qué sucede, padre?

Padre respira profundamente y me mira, posiciona sus grandes manos en mis pequeños hombros, que no dudo en posar mi mirada directamente en sus ojos.

—Hija... Esta mañana recibimos la noticia del profesor Michels —hace una pequeña pausa para pensar bien sus palabras —. Esta mañana el profesor Michels acaba de morir.

La noticia me pone triste, por más que no me gustarán las clases de señor Michels no es agradable saber que murió.

—Entonces, ¿qué pasará con mis clases?

— ¡Winter! —mi madre me regaña por pensar en ese tema en estos momentos. Lo adecuado es sentir compasión por su partida.

—Lo siento —me arrepiento al instante.

—Iremos a despedirlo —anuncia, papá.

—Si, padre.

Después de la triste noticia, madre y yo salimos a comprar algunas cosas para ayudar a la esposa del señor Michels, padre nos dio dinero para comprar lo necesario. De regreso subo a mi alcoba a cambiarme el vestido por uno de color negro. Al terminar, salimos de casa, subimos al carruaje y nos dirigimos a la casa de los Michels.

Alrededor de media hora llegamos a nuestro destino. Bajamos del carruaje y con cortesía mi madre toca la puerta que enseguida en abierta por la señora Laura Michels. Mi madre la abraza y yo le entrego las cosas que compramos, después papá la consuela con un abrazo y la amable mujer nos permite la entrada a su casa.

Oscuro y puro corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora