1.

1.9K 76 2
                                    

Capítulo 1.

Desde que tengo uso de razón fui testigo de lo complicada que puede llegar a ser la vida. Ciertas
personas sólo están destinadas a sentir dolor, así de
sencillo es.

A los 6 años me separaron de mi madre y hermano
mayor, con el cual me llevaba por 12 años de diferencia. Él trabajaba duro para alimentarnos y darnos comodidad, él pudo haber causado una imagen paternal y de autoridad pero no fue así, él
cumplía perfectamente con su rol de hermano mayor; jugaba y payaseaba conmigo, me consentía
de vez en cuando y me contaba historias tontas. él
era el único que podía sacarme una sonrisa y arreglar mis días después de que mamá los arruinara.

Él siempre estuvo ahí, siempre.

En cambio...ella prefiero no hablar de esa mujer, solo puedo decir que gracias a esa perra viví un infierno.

Conocí y supe que era estar en un orfanato. Nunca
fue un recuerdo que atesore, pero sí que nunca se
borrara, ese lugar fue el inicio de un gran cambio
en mi vida.

La señora Miriam me recibió con una sonrisa que yo
desprecie ¿porque ella me sonríe? Ella rápidamente borró esa sonrisa y tomo mi mano como si se tratara de un cristal que peligraba romperse. Ella era dulce y maternal, pero no pude hacer conección con ella, realmente rechazaba cada afecto de cariño que me entregaba.

Según la mujer que me llevó a ese lugar, se trataba
de uno en donde habían muchos niños, niños con
los que podría jugar todos los días y que llegaría a
sentirlos como hermanos con el tiempo.

Esas fueron sus palabras y yo no las creí.

No quería hermanos, yo ya tenía uno y era el mejor
hermano del mundo. Nunca llegaría sentir a alguien como uno, o eso pensé teniendo seis años.

La principal idea me gustaba, podría jugar con más
niños, pero a medida que los días pasaban frente a
los rabillos de mis ojos, las palabras de esa mujer se
convirtieron en ilusiones y en vista gorda hacia la
realidad.

Porque ahí no se veían niños jugando ni corriendo
por todo el patio, al contrario, habían niños con
miradas tristes y pérdidas, como si se tratara de
perros abandonados.

Eran niños sin almas, así lo plantee cuando note
sus ojeras y lágrimas secas que adornaban sus
mejillas.

A cada uno de esos niños le arrebataron algo.

Pero yo no me sentía como ellos, claro que no lo
hacía.

Ellos soñaban con tener una familia o una madre la
cual acariciara sus cabezas hasta quedar dormidos
cada noche.

Los entendía, todos querían eso en el mundo y
quién lo carecía, caía en la angustia al solo pensar
que nunca jamás tendrían consigo nuevamente el
corazón responsable de traerlos a la vida.

Triste ¿no?

Pero mientras aquellos niños extrañaban a sus respectivas madres, yo la odiaba y agradecía tenerla lejos de mi.

Era un alivio.

Tras una semana de estar en ese lugar, la tutora
encargada me informo de los hechos. La madre, la
cual yo contemplaba. había acabado con todo lo que más amaba en la vida. gracias a ella me llevaron a ese horrible lugar.

Ella fue la responsable de darme vida y también la
responsable de arrebatarmela.

-Tu madre está en prisión, Zee- Sequé mis lágrimas.

-¡Quiero ver a Mark! - repetí entre sollozos la señora Miriam se inclinó y acarició mi cabello.

-Cariño, ya te expliqué que el ya no volverá.

-¡Él está bien usted me está mintiendo!

A lo único que atiné fue a correr para escapar de ese horrible orfanato. Lo único que pasaba por mi cabeza era encontrar a Mark, Recuerdo a la tutora correr tras de mí, alcanzando y deteniendo mis pasos con un gran abrazo de consuelo. Coloque mi mentón en su hombro, las lágrimas cesaron pero el odio a mi madre creció descomunalmente en ese momento.

Todos los días me quedaba tendido en mi cama.

Imaginando cómo sería mi vida fuera de esa cárcel,
odiaba estar en ese lugar. Pero mientras los días pasaban todo iba empeorando aún más.

-¡Pruk Panich!– La mujer golpeó mi mejilla con una bofetada bruta y seca -Te dije que comieras toda tu comida ¡¿Porque la tiraste a la baldosa?!-

Estaba muy enfadada conmigo pero yo no quería
comer y no soportaría hacerlo con esa presión.

Apreté mi puño, no me permitiría llorar frente a esa gorda mujer ni mucho menos en frente de los demás niños que me miraban curiosos junto al tenso silencio que inundaba el lugar.

-La comida no sobra para que hagas este tipo de berrinches, ahora te comerás eso- la mujer me levanto de la silla jalando brutalmente de mi ropa.

-¡Comerás como un perro!

Todos los niños comenzaron a reír a carcajadas, yo
la mire a los ojos sin hacer gesto alguno. La mujer
se sorprendió de mi desinterés frente a su enfado y
gritos.

-¡Te dije que comieras! - me empujó haciéndome caer de rodillas frente a la fétida comida.

Me levanté enseguida y por impulso golpee su gran
panza con una patada, la mujer se quejó y yo salí corriendo del comedor.

Muchas veces traté de escapar, pero nunca se me
fue posible, siempre recibía un castigo o una paliza
a cambio.

Nunca sentí al orfanato como un hogar, nunca sentí que fueran mi familia, ni mucho menos hermanos.

Qué locura.

No quería absolutamente a nadie en ese lugar. Para
mí solo eran fantasmas, porque cada persona de ese lugar estaba vacía, incluyendo a las amargadas trabajadoras del lugar.

Era un lugar tan amargo que hasta lo podía sentir
en mi lengua y aveces en mi corazón. Quizás así
savía el veneno, ese que te mata lentamente cada
día.




¡Hola!, soy yo otra vez JAJJAJAJAJAJAJAJ esta es una nueva historia que voy a estar subiendo por partes ya que es bastante larga, tiene al rededor de 45 capítulos que me parecen, al menos, interesantes.

Actualizaré cada día.

Bueno, les dejo este capítulo y me les aparezco nuevamente el día de mañana.

Hasta la próxima!

Alles. -ZeeNunewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora