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Capítulo 7.

Ya habían pasado dos meses y el cumpleaños de Nunew se acercaba.

Había hecho una linda flor de papel, el cual era de
una página de mi poema favorito, solo había un
problema. ¿cómo hacerla llegar a él?.

Afirme mi cabeza con mi manos, apoyando los
codos en el escritorio. Ni siquiera podría desearle
un feliz cumpleaños. Muchas veces quise mandar
todo a la mierda e ir a visitarlo por las noches. Pero
era muy arriesgado. podría empeorar la situación y
aumentar los rumores.

Estuve todas esas semanas ideando un plan para
poder acercarme para su cumpleaños. Hasta que
aquel importante día ya había pasado, no pude
obsequiarle la flor de papel. Así que termine por
arrugarla y arrojarla a la basura con frustración.

En el día de su cumpleaños, no me dirigió la
mirada en todo el día, solo estaba concentrado en
la clase y en sus deberes.

A pesar de que me preocupara, podía entenderlo.

Era su cumpleaños y estaba solo, obviamente no
tenía ánimos ni siquiera para mirarme como los
últimos meses, con esa pequeña sonrisa de culpa.

Pero al día siguiente Nunew seguía sin mirarme, sentí algo pesado en mí pecho desde ese día.

Comencé a clavar mi mirada en él, no la apartaba
para que aunque sea me mirase de reojo.

Pero no.

Él nunca lo hizo, Nunew defensivamente me estaba
evitando.

Tuve un poco de esperanza cuando era el día de mi
cumpleaños, creí que quizás el me regalaria una
sonrisa, la cual extrañaba más que cualquier otra
cosa en el mundo.

Nuevamente comencé a mirarlo penetrantemente
como todos los días. Pero nada, el seguía anotando
apuntes en su cuaderno como si nada pasará, mi
mundo se caía. Yo ya no podía hacer más.

Me di la vuelta y escondí mi rostro entre mis brazos
y el pupitre, dolía tanto. lo que más temía estaba
sucediendo.

Cuándo conocí a Nunew dejé de sentir dolor, el
dolor de perder algo había desaparecido. porque él
había llegado a mi vida llenándola de sus colores y
alegrías. Gracias a él volví a reír y a soñar. Él me
enseñó lo bueno a pesar que la poca felicidad del
lugar.

Nuevamente volví a perder algo fuerte y dolía aún
más.

3 meses desde que nos separaron y todo seguía
igual. Pero mi castigo de no salir al patio había
finalizado. Ahora podía estar en el patio junto a Nunew, ahí nadie podría separarnos o llamarnos la
atención.

Pero aún así no podía, no me atrevía a acercarme a
él. Claramente a él no le importaba que yo
estuviese ahí.

Al llegar al patio pude notar que tenía otros
amigos, podía verlo feliz, podía ver su hermosa
sonrisa. La había extrañado tanto que me quedé
observando con anhelo y pesar.

Me di cuenta que solo eso me bastaba; verlo feliz. Nunew era feliz ahí sin mi y no iba a interferir en
eso. mierda se veía más brillante que nunca. Sonreí
cuando acepte lo que sucedía en realidad, era
momento de separarnos, tarde o temprano
sucedería.

Me levanté de la banca del patio y decidí volver a
mi habitación para escribir, para despedirme de él.

Caminando por el pasillo comencé a sentir un nudo
en mi garganta. Recordé la primera vez que
compartimos la cama, también cuando lo pico una
abeja y tuve que tranquilizarlo, cuando me hablaba
de sus libros y yo de mis sueños. Muchos recuerdos
inundaban mi mente en ese momento.

Al entrar me quedé mirando la cama que estaba a mi lado. La cual había estado deshabitada por meses, ya que el chico que dormía ahí ya había cumplido la mayoría de edad.

Pero ahora se encontraba un bulto bajo las sábanas, un bulto que sollozaba. Suspiré, no era momento para eso, estaba bastante afligido por lo que estaba sucediendo y solo quería estar tranquilo meditando la situación.

Me recosté en la cama para tratar de ordenar mi cabeza pero los sollozos de aquel chico no me
dejaban estar en paz. Abrí los ojos y doble mi cuello
para verlo mejor. Solo se veía su cabeza.

Suspiré candado.

-¿Hola?- hablé pero él no respondió- Si pudieras
callarte un momento lo agradecería.

-Vete a la mierda- sonó como un niño llorón

-Eso trato de hacer pero tus lloriqueos no me
dejan hacerlo.

-...

-¿Cómo te llamas?

-...

-Escucha niñito, llorar no sirve de nada. Si sirve de
algo piensa que aquí todos perdimos algo, no eres
el único.

-Quiero volver a casa- el chico se acomodó y pude
ver su rostro hinchado por las lágrimas que aún no
dejaban de caer esto es un error

-¿Se puede saber que...

-Mis padres están en la cárcel, pero es algo injusto. Ellos no son criminales.

-Si es así, pronto estarás con ellos.

-si... - limpio sus lagrimas- Gracias Zee.

Me sentí algo incómodo, yo no solía consolar a las
personas. Asentí y el chico medio sonrió con calidez.

-Entonces ¿No tienes nombre?

-Me llamo Earth Katsamonnat- respondió con un poco más de
ánimo.

Alles. -ZeeNunewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora