Me alegro mucho de conocerte (SuperCorp)

CAPÍTULO 8 : Esto no es un paseo por el parque

Kara discutió su próximo curso de acción con Alex, porque era Alex, su hermana, su mejor amiga, su media naranja en cierto modo, y podía estar en desacuerdo con Kara todo lo que quisiera, pero Alex nunca le daría la espalda. Alex sugirió un par de cosas solo por diversión y para meterse con su cabeza, pero también dijo algo muy útil que Kara se llevó a su corazón.

"Si quieres que ella lo sepa, díselo. Es tu secreto, Kara. No hay nadie más en el mundo que pueda decirte qué hacer con él. Así que, si quieres contarle todo a Lena, es tu decisión . Solo, por favor, ten cuidado, ¿de acuerdo? Puedo ver que ella significa algo para ti y odiaría verte herido ".

Kara sabía que J'onn no estaría feliz por eso y tampoco James ni Kal. Se trataba de mantenerlo en el menor número posible de personas. Y Kara generalmente estaría de acuerdo con ellos, pero no es como si fuera a gritar su secreto al mundo a todo pulmón. Esta era Lena , y Lena era una excepción a muchas de sus reglas personales.

"Si tuviera un deseo, si pudiera tener solo uno, desearía no tener que irme de su lado todas las noches", se atragantó después de un rato. Tenía un nudo en la parte posterior de la garganta que le dificultaba hablar; sus ojos estaban ardiendo y su visión comenzaba a nublarse, pero siguió adelante. "Y, Alex, no tengo idea de cuál es mi posición en sus vidas o lo que significo para ella. Todo lo que sé es que ... quiero estar allí".

Y Alex, siendo Alex, la mejor persona de la Tierra, sólo le dio una palmada en el hombro y dijo: "Me reservo el derecho de tirártela en la cara hasta el fin de los tiempos si sale mal".

Pero no lo haría, Kara estaba segura.

No sabía cómo lo sabía, de hecho, había muchas cosas que no sabía hoy en día, pero sabía que podía confiar en Lena. Más que eso, Kara estaba segura de que el destino se había cumplido y los había hecho tropezarse, y se aseguraría de que aprovecharía al máximo esta oportunidad.

Es por eso que se despertó temprano el sábado y casi saltó a la tienda de comestibles de su calle. Se fue a la cama con un plan y se despertó segura de que sería perfecto. Lo haría perfecto porque Lena, y Liam también, no merecían menos.

Entonces, Kara compró una lista de artículos, le sonrió a Jorge, el dueño de la pequeña tienda, y regresó a casa con una sonrisa gigantesca en su rostro. Era un día soleado, el tráfico de la ciudad estaba casi en calma, había una ligera brisa y pájaros cantando. Incluso se detuvo en la floristería al otro lado de la calle antes de regresar a su apartamento.

La heroína tuvo la decencia de esperar hasta una hora aceptable antes de llamar a su mamá terrestre, y Eliza instantáneamente supo que algo estaba pasando.

"¿De qué se trata esa sonrisa?"

Kara se rió entre dientes. ¿Había dejado de sonreír hoy? "¡Hoy voy a hacer un picnic!"

Eliza arqueó las cejas y Kara se alegró de haber decidido hablar por Skype con su madre porque ahora podía ver todas esas reacciones. "Deja que seas tan feliz con la comida, cariño."

"No por la comida," comentó la rubia más joven con otra risa, pero siguió hablando antes de que su madre pudiera preguntar qué quería decir con eso. "¡Necesito tu ayuda, no puedo cocinar!"

"No, ciertamente no puedes", asintió Eliza con una burla.

"Por eso te llamé. ¿Quizás puedas enseñarme cómo hacer algo?" Añadiendo su mejor mirada de cachorro, Kara esperó a que su madre se derritiera antes de señalar las bolsas de la tienda de comestibles. "No tenía idea de lo que come un bebé, así que compré muchas cosas".

"Qué, un bebé ... Kara, ¿qué bebé? ¿Qué está pasando?"

Después de explicar los conceptos básicos de su nueva amistad con Lena y su hijo (mientras que también omitió los detalles que la describían como más que una acosadora, particularmente su allanamiento de morada), Eliza estaba ansiosa por ayudar. Eliza no necesitaba conocer todos los detalles, con toda honestidad. Si Alex no lo fuera, bueno, Alex, ella tampoco lo sabría.