Miré su mano, el anillo, volví a recordar cuando me dijo que me amaba por primera vez y cuando estaba tan nervioso por sus votos, recordé cuando nacieron los mellizos y todo era tan fresco en mi cabeza que me hizo soltar lágrimas.
-Estoy lista- susu...
-Ya estamos en la casa, dime qué es- dije impaciente
-Eres una chica con demasiada ansiedad- río y entró a la casa -Esperame aquí-
-Dejame entrar contigo- él se negó a mi pedido y entró solo.
-Ven- dijo unos minutos más tarde y por fin pasé
-Bien, cuál es la sorpresa?- sonreí mientras él estaba de espaldas
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-Mmm, está dormida aún- sonrió mientras giraba con un cachorro en sus brazos
-Que?- lo miré y sonreí
-La otra noche dijiste que siempre quisiste un cachorrito y tú papá no te dejó, pues yo quería traer a Sam para ti- él se acercó con la pequeña bola de pelos y la puso en mis brazos
-Joseph, es preciosa- le hice caricias -Pero pronto nos vamos de nuevo y tendré que dejarla-
-Mmm no, será nuestra pequeña y vendrá con nosotros a todos lados- acarició el pelaje del animal
-De verdad?- dije emocionada, como es que le prestó atención a una conversación pasajera
-Claro que si, mañana podemos ir a comprarle quizás algunos moños y platos para su comida, quizás quieras comprarle ropa o jugue...- lo interrumpí besándolo
-Sabias que eres perfecto?- le dije y él sonrió
-Sabes que será perfecto?- habló mientras dejaba a Sam sobre su camita
-Dime- lo miré
-La lencería que elegí para poder arrancartela- besó mi mejilla -Ahora se obediente y pontela, está sobre nuestra cama-
Le sonreí y subí las escaleras mientras él me miraba mordiendo su labio. Es posible que este hombre sea real? Si, y está conmigo. Llegué a la habitación de arriba y miré sobre la cama
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Entré en crisis porque como es que va esto, lo analice un largo tiempo hasta que encontré la forma. No puedo negar que el gusto de este hombre es impresionante, comencé a ponerme dicho conjunto... Se adaptaba justo a mi cuerpo, me sentía aún así expuesta porque la parte de los senos era un tela transparente al igual que la parte de abajo pero porque me quejaría, este hombre me conoce hasta por dentro. Sentí tus pasos y me giré, se encontraba en el umbral de la puerta con dos copas y un espumante.
-Ahora nose si quitartelo o verte gimiendo con eso- bebió un poco de su copa
-Me pones nerviosa- me sonrojé
-Elige una palabra de seguridad- aflojó el nudo de su corbata
-Rojo- susurré
-Te quedará ese bonito trasero- río -acompañame a la habitación que estuvieron remodelando hace poco-
-La que no me dejaste ver- reproché mientras el me ponía su saco por si estaba alguien de limpieza en su casa
-No estaba lista pero tambien es parte del regalo, eso me mantuvo un poco ocupado- río y lo seguí
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-A la mierda- solté cuando él abrió la puerta
-Y tu papá cree que eres un ángel- se volteó
-Fue un accidente- reí mientras él se quitaba la camisa y se sentaba en un sillón que estaba en la misma habitación
-Cariño, puedes mostrarme como queda ese conjunto en ti?- tomó su copa
Su mirada no salía de mis piernas y yo me quité lentamente el saco negro de él, sus ojos ahora pasaron a los botones notorios que se encontraban e mi torso. Ví algo oscuro en sus ojos, se contuvo demasiado tiempo...Me contó que le gusta el control sobre todo su alrededor, eso me incluía y si puedo serles sincera nada me ponía más caliente que esto. Mis manos acariciaban, apretaban o en ciertos casos arañaban mis muslos y pechos, podía notar la dureza dentro de sus pantalones. Estaba de rodillas ante él, buscando y bajando la cremallera de su costoso pantalón, él solo bebía de la delicada copa. Mis manos sacaron su miembro, la punta brillaba por el pequeño y húmedo líquido preseminal, mi lengua comenzó a limpiar aquello mientras él solo apretaba su mandíbula.
-Te gusta la forma en la que muevo mi lengua o no?- jugaba con aquellas palabras pero no obtuve respuesta porque sabía que se contenía
-Podría montar tu cara hasta correrme o no?- bajé una de mis manos a mi sexo calmando aquel calor que se presentaba por la situación
-Podrías meter dos de tus dedos y luego chuparlos o no?- me sentía sucia con cada palabra que decía
-Me dejarías destrozarte solo para escuchar tus gemidos o no?- dejó su copa sobre una mesa y por fin logré mi propósito
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-No olvides tu palabra clave- me giró y apoyo mi peso sobre la mesa de vidrio -Creeme que no vas a querer usarla.
