VII. After Dark.

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× Resumen del Capítulo ×

La criatura que ha estado ocupando la mente de Karchez durante dos días aparece.

O, resumen alternativo;

Reunión de putas.

O, resumen alternativo del resumen alternativo;

Sí, después de aproximadamente 10K de palabras, está pasando.

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A la mañana siguiente, Karchez despertó lentamente, sintiendo su cuerpo relajado contra el blando colchón y su mente en el cómodo limbo entre el sueño y la conciencia. Sintió sus extremidades pesadas mientras las dirigía con movimientos esporádicos hacia su cara, donde se rascó las legañas de los ojos en un intento por espabilarse.

Como era costumbre, el repartidor de leche pasó por su casa y el rebuzno del burro, el cual estiraba de la carreta con las vasijas de barro, atravesó escandalosamente la pared contra la que estaba pegada su cama. Sin embargo, el ruido fue momentáneo para Karchez y pronto dejó de oírse, lo que lo incitó a dormir otra vez, o al menos, a intentarlo.

Evidentemente, no lo consiguió. Se limitó a dar vueltas y más vueltas debajo de la fina sábana que lo cubría mientras su mente y cuerpo iban y volvían del entumecimiento del casi sueño. El chico pensó que podrían haber pasado unas horas desde que despertó por primera vez, pero también podrían haber sido unos minutos; de todos modos, le daba igual, no tenía nada que hacer hoy o siquiera las ganas para hacerlo.

Con pereza, Karchez se deslizó fuera de su cama y se dignó a salir de su habitación, arrastrando sus pies descalzos por los tablones del suelo hasta el pasillo que conectaba con el resto de la casa. En la sala de estar, su padre estaba agachado, atándose los cordones de los zapatos junto a una gran bolsa de cuero negro. El chico había visto esa bolsa tantas veces, que ya sabía que se trataba del equipo médico que usaba su padre para trabajar.

El recuerdo de ser regañado por hurgar dentro cuando era más pequeño provocó que los extremos de sus labios se estiraran en una sonrisa, sin embargo, lo que dio a conocer su presencia en la sala de estar fue un sonoro bostezo que no pudo contener dentro de su boca. El hombre adulto levantó la vista de sus zapatos durante un momento y sonrió al ver a su desaliñado hijo todavía como si no hubiese salido de la cama por completo.

—Buenos días, chaval —saludó una vez que terminó de atarse los cordones y se incorporó con un pequeño gruñido.

—Hola, papá —respondió mientras se rascaba un ojo, todavía inmóvil en su sitio. —¿Vas a trabajar hoy? —preguntó a pesar de la obvia respuesta que ya sabía.

—Exacto, hoy tengo que visitar a los granjeros para ver cómo están sus animales —explicó tranquilamente, recogiendo la bolsa de cuero negro del suelo. —Y también a tu amigo Auron, parece que su gallina está enferma.

—¿Le dirás de mi parte que las gallinas son las hembras y los gallos los machos? —sonrió Karchez, ahora rascándose el otro ojo y bostezando a la vez. —Haz que le cambie el nombre al pobre animal, ni siquiera tiene que ser un cambio tan drástico, puede llamarla Fredericka.

—Lo intentaré, pero no creo que me escuche —resopló con gracia el hombre, aparentemente recordando las otras cien conversaciones del mismo tema con el dueño de la gallina. —La leche está en la mesa —informó mientras se dirigía a la puerta principal.

All This And Heaven Too - KarZerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora