VIII. Blurred Lines.

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× Resumen del Capítulo ×

Karchez busca nuevas respuestas (otra vez) y se encuentra con una nueva criatura (otra vez).

O, resumen alternativo;

Otra reunión de putas, pero no es la que os gustaría.

O, resumen alternativo del resumen alternativo;

Who's that Pokémon?!

It's...!

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Las largas pestañas de Karchez revolotearon momentos antes de que el chico abriera los ojos y una sonrisa de oreja a oreja se plasmara en su somnoliento rostro. Los recuerdos de la noche anterior, de su primer encuentro con la criatura, volvieron a la misma velocidad a la que la luz se filtraba por las cortinas de la ventana al otro extremo de la habitación y besaba su piel.

El chico sabía que había dormido pocas horas, pero no le cabía duda de que había valido la pena cada segundo que estuvo despierto. Se sintió como un momento imposible de creer, pero todavía con un sabor verosímil que acalló los pensamientos intrusivos que sugirieron que había sido un sueño muy elaborado de su subconsciente, alimentado por el anhelo de descubrir el misterio de sus objetos perdidos.

Su pecho se hinchó con plenitud y ligereza, bombeando euforia por sus venas como una droga adictiva de la que no era capaz de deshacerse. El torrente desenfrenado de las imágenes mentales más vívidas de la criatura se desbordaron por toda su mente, ocupando cada sinuoso rincón y consumiendo sus pensamientos en una neblina que solo se despejó después del desayuno.

Karchez se encontró a sí mismo sentado en su escritorio, contemplando ensimismado las dos flores fantasmas que descansaban cerradas tímidamente dentro de un jarrón de cristal con agua. Una de sus manos se estiró hasta una de las plantas, comprobando su veracidad a tacto, finalmente deteniéndose a mirar la palma de su mano cuando la flor no desapareció después del toque.

«Es increíble que todavía conserve todas mis extremidades», meditó Karchez pausadamente. «¿Cuáles eran las probabilidades de que el ser no fuera hostil?», pensó con gracia, recordando cómo la criatura estiraba su cuello para ver las profundidades de su habitación con ojos curiosos a la par que cautelosos.

Al final, el chico se rindió ante las sensaciones de su pecho y su vasta e insaciable intriga por saber más de su misterioso visitante nocturno. Y, en realidad, esa era la razón principal por la que se había sentado en su escritorio: su sed de respuestas. Cierto era que el encuentro resolvió la mayoría de sus dudas y cambió casi todas sus hipótesis, pero también abrió la puerta a muchas más preguntas de las que ya tenía.

Y Karchez sabía que no obtendría esas tan deseadas respuestas en un libro defectuoso, lo que le dejó con escasos ases bajo la manga. Por eso iba a usar su mejor carta, la primera.

Así encontró entonces, sus largos y delgados dedos, agarrando con firmeza el lápiz de grafito mientras su otra mano se presionaba sobre un borde del papel blanco y todavía impecable. Sin saberlo, Karchez se obligó a desenterrar y resucitar sus habilidades artísticas muertas hace mucho tiempo.

Los primeros trazos generales se juntaron para formar un burdo boceto, manchando la superficie impoluta con rayas repetitivas y temblorosas; claros síntomas de su torpeza y falta de práctica perpetrada todos estos años. El abandono de esta faceta suya ahora lo atormentaba mientras borraba y volvía a deslizar el lápiz sobre el papel, odiándose un poco por olvidar alimentar uno de sus pasatiempos cuando era más joven.

All This And Heaven Too - KarZerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora