IV. Wait a minute!

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× Resumen del Capítulo ×

Karchez empieza su investigación, pero rápidamente se encuentra con un contratiempo.

O, resumen alternativo;

La autora quiere retrasar las cosas por el bien de la trama y jura que es por el bien de la trama. P. D.: Hay 3 easter eggs en este capítulo. :D

O, resumen alternativo del resumen alternativo;

Karchez besto hijo 2.0

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Como su madre había dicho, la estantería de su habitación estaba llena de polvo, así como lo demostraba la fina capa grisácea sobre la madera y los libros. Sin embargo, eso no impidió que Karchez buscara las obras que necesitaba. Empezó por abajo, pasando de largo un álbum de fotos y unos cuentos que él mismo había hecho cuando era más pequeño. Subiendo su vista hacia arriba, su colección de literatura juvenil se hizo presente para recordarle con nostalgia las muchas tardes y noches que había pasado explorando aquellos maravillosos e increíbles mundos escritos.

Finalmente, Karchez tuvo que ponerse de puntillas para poder leer los lomos de los libros que se encontraban en el último estante. Incapaz de mantenerse en esa posición mucho tiempo y leer correctamente al mismo, el chico se obligó a coger la silla de su escritorio y usarla como escalera para ver mejor.

Sus ojos se pasearon por los lomos llenos de polvo hasta que finalmente encontró los libros que su madre mencionó. El primero era una obra con tapas duras forradas de cuero marrón tierra, los bordes estaban descoloridos y desgastados; además, había algún que otro arañazo, dejando en claro lo descuidado que estuvo con el paso de los años. Haciendo honor a su aspecto antiguo, un mamut estaba representado en el centro de la portada debajo de unas elegantes letras que ponían "El majestuoso libro de los animales prehistóricos".

Para la desgracia del escrito, terminó colocado de nuevo en el polvoriento hueco del estante al que pertenecía, mientras los ojos de Karchez se enfocaban en el segundo libro. Comparado con el primero, este tenía mejor aspecto y parecía mejor cuidado, lo que alimentó las esperanzas del chico de encontrar respuestas. A diferencia del otro, la tapa dura de color verde de este no tenía ninguna ilustración, aunque tampoco es que hubiese espacio para ello, dado que el título ocupaba gran parte de él.

"Todas las criaturas de Ayitrot, tierra de la diversidad", leyeron los ojos de Karchez con avidez.

Una sonrisa esperanzadora se plasmó en sus labios al leer el nombre del pueblo y en menos de lo esperado, Karchez bajó de un salto de la silla y se tiró sobre su cama todavía deshecha. Rápidamente, se sentó con las piernas cruzadas sobre el colchón mientras sus manos abrían la tapa verde, deteniéndose cuando el índice se presentó ante él.

La lista empezó con la sección de animales domésticos, acompañada de todas las subcategorías que le correspondían. La catalogación se extendió hasta ocupar dos páginas, pero finalmente Karchez se aventuró a abrir el último apartado, el que ponía "diversidad del pueblo".

Esta categoría empezó, como no podía ser de otra forma, presentando a la raza humana. Karchez pasó las páginas, en ocasiones, deteniéndose para leer alguna curiosidad de las demás especies con las que convivía en el pueblo y que conocía de primera mano. Finalmente, la subcategoría de los elfos apareció, enganchando a Karchez de imprevisto, quien empezó a leer distraídamente.

Hoja tras hoja, el chico se dio cuenta de que la mayoría de la información era correcta, aunque también notó que faltaban algunos datos importantes; además de todas las demás razas de elfos, ya que solo estaba la de su madre. De todos modos, tenía sentido, porque ella era la única de su especie en el pueblo, por lo que descartó el pensamiento mientras giraba la última página.

La sorpresa llegó cuando Karchez se encontró con una cantidad preocupante de hojas que habían sido arrancadas bruscamente. El chico se incorporó mejor de su posición medio acostado en la que se había deslizado durante su lectura, pasando las yemas de sus dedos por los filos rugosos y ásperos de las páginas rotas. El último folio en blanco —llamada página de cortesía— todavía estaba ahí, antes de la contraportada, lo que provocó que Karchez parpadeara varias veces en completa confusión.

Su ceño se frunció antes de fijarse en el número en la esquina inferior izquierda de la hoja —la última del apartado de los elfos— y con rapidez volvió al índice del libro. Su mirada se detuvo en la última sección de la lista, encontrando la subcategoría que había estado leyendo y las páginas que ocupaba. Y luego nada... No había más categorías en el índice ni nada que explicara ausencia de las últimas páginas. Los ojos de Karchez volvieron a fijarse en los números, notando que coincidían con el de la última hoja.

Las cejas de Karchez se hundieron mientras investigaba el libro de arriba a abajo en busca de las páginas aparentemente perdidas. Y es que era evidente, algo no cuadraba con el libro. El índice decía que terminaba en una página, pero luego de ahí había hojas arrancadas y el índice no parecía tener más apartados.

—¿Pero qué coño le pasa a este libro? —acusó al objeto mientras lo cerraba con fuerza.

Entonces, Karchez miró el título en la portada y parpadeó unas cuantas veces mientras apretaba los labios. Desconcertado, el chico se puso de pie y se plantó delante de su estantería una vez más, dejando que sus ojos se paseara por su amplia colección de libros.

Se suponía que las respuestas que estaba buscando —o, en realidad, alguna pista sobre la criatura que vio la noche anterior— estaba en la obra que tenía en las manos, pero esta estaba incompleta y rota; ya fuese por accidente o a propósito, Karchez no estaba seguro y el extraño índice no arrojaba más luz al asunto.

El polvo reposaba sobre los lomos de los libros mientras Karchez inspeccionaba de nuevo todos los estantes, deteniéndose cuando notó una etiqueta blanca en uno de los de literatura juvenil. Sus manos dejaron el escrito de tapas verdes de nuevo en su hueco polvoriento antes de coger el nuevo libro. Las tapas eran más flexibles y de un color morado oscuro. Reconoció la obra como una que había leído muchísimas veces antes de que su hambre por leer desapareciera.

"Matar al Dragón del Fin", escrito por Steve Notch.

En título estaba escrito en el lomo, justo encima de la etiqueta que ponía "Biblioteca de Ayitrot".

«Probablemente, debería de haber devuelto este libro hace años», pensó con gracia mientras exhalaba aire por la nariz.

Karchez había estado muchas veces en la biblioteca, siempre estaba trayendo y llevando libros cuando era más pequeño y le encantaba leer. Supuso que era un buen momento para regresar y devolver el libro, además de buscar una copia del "Todas las criaturas de Ayitrot, tierra de la diversidad" que no estuviese roto.

Con ese nuevo objetivo en mente, Karchez salió de su habitación con el libro morado entre manos y una pequeña sonrisa en su rostro, dirigiéndose a la entrada de la casa. Su mano libre tomó el pomo, el cual hizo un ruido cuando se desbloqueó y, justo en ese momento, su padre salió de la cocina.

—Karchez —llamó, lo que provocó que el chico detuviera sus acciones para girarse y ver al hombre con un delantal. —¿A dónde vas?

—A la biblioteca —respondió, enseñando el libro en el aire.

—No puedes ir, tienes que ayudarme a cocinar el pastel de cumpleaños de tu madre, ¿recuerdas? Me prometiste que me ayudarías.

La cara de Karchez se quedó en blanco mientras recordaba la conversación que había tenido con su padre sobre el pastel dos días atrás.

—Es verdad, es verdad —dijo el chico, cerrando la puerta y dejando el libro en la mesita auxiliar al lado de la puerta.

El hombre volvió a la cocina con una sonrisa mientras su hijo lo seguía con otra.

Supuso que si el libro había estado en su estantería durante años, no pasaría nada por un día más. Además, estaba más que feliz de contribuir un poco más a la felicidad de su madre.

All This And Heaven Too - KarZerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora