» dos

90 7 3
                                    

¿Cómo era que se salía?

Ah, cierto.

Ponerse ropa para salir y un poco de arreglo con maquillaje.

Dejo salir un suspiro mientras observo el armario y me rasco la nuca, pensando que carajos me pondré. No salgo hace... Prácticamente casi dos años. Y, dios, no estoy acostumbrada a eso.

Por suerte estábamos a mitad de primavera y no hacía tanto frío. Porque ni en sueños saldría en invierno y cagarme de frío cómo he visto algunos en las historias de Instagram. Por suerte (en aquellos momentos) me encontraba acostada, tapada con frazadas y la estufa dándome calor suficiente para satisfacerme; viendo alguna serie random en Netflix.

Eso era estar en el mismísimo paraíso.

No esto.

Bufo y agarro mi celular de la mesita de luz, y busco el contacto para llamar de inmediato a Maia.

── Bueeenas-

── Nada de buenas, Pérez. ──le interrumpo y suelto un quejido. ──No sé que mierda ponerme. Estoy entrando en un estado de crisis existencial. ¡Entendes eso!

── Ya, cálmate fiera. Maia Pérez está para servirte para todo.

── ¿Como harás?

── Estoy saliendo para tu casa. ──del otro lado de la línea se escucha el tintineo de las llaves, y sonrio. ──Quiero mates apenas llegue, con eso quiero que me pagues por mi asesoría.

── Bueno. Pero más vale que me ayudes o dejo todo y no voy nada. ──me dejo caer sobre la cama.

── Dije que te calmes fiera. En 20 minutos estoy ahí.

── Okay. Te espero.

Dicho y hecho Maia había llegado. Y llegó para salvarme y solucionarme la vida.

── Maia te amo eternamente. ──le digo a la susodicha y está sonríe triunfante. ──Si no fuera porque andas en algo con Mateo, te pediría que seas mi novia y futura madre de mis hijos.

── Bi entrando al chat ──bromeó la castaña, cosa que me hace reír. ──Lastima que solo tengo ojos para mi hermoso Mateito.

── Mal ahí. ──hago un puchero.

Maia rodea los ojos. ──A ver, anda probarte la ropa mientras me empiezo a maquillar. ──me ordena y le hago caso. Ella ya se encontraba vestida, con un vestido sencillo de color negro y una campera de cuero.

Me adentro al baño y comienzo hacer mi tarea de desvestirme y vestirme con lo que mi amiga me dio para esta noche. Termino de colocarme el cro-top y el short (ambos de color negro) que en los pies me puse unos borcegos negros. Me miro en el espejo del baño e inspecciono la vestimenta en la cual me encuentro; al terminar de cepillarme los dientes.

Me gusta. Me encanta. Aprobado.

Me doy una última mirada para salir de ahí. Y el grito exaltado de Maia me sobresalta un poco y cruzo los brazos en modo de reproche.

──Tarada me asustaste.

── Perdón. Pero es que, ¡te ves preciosa! ──fingió sacar una lagrima. ──Puede que deje de lado a Mateo y te dé bola, no sé.

── Vanesa no nos desconozcamos. ──bromee y Maia ríe. ──Bien, sólo me falta arreglarme el pelo y un poco de maquillaje.

── Perfecto. Iré a lavarme los dientes y así podremos irnos ──informa mientras busca su cepillo de su mochila y se adentra al baño.

Luego de 20 minutos, ya nos encontrábamos en la camioneta de mi papá. Quien se había ofrecido llevarnos hasta el lugar, acompañado de mi hermano; Felix.

── ¿Que hiciste para que por fin saliera de su cueva a la mugrienta? ──pregunta el pecoso de mi hermano, que recibe un tirón de pelo de mi parte. Ya que estaba sentado al frente mío, en el asiento del copiloto. ──Hija de-

── Eeh, eh. Ojito con tus palabras Felipe. ──le advierte mi papá y sonrio triunfante.

Maia se rió y aclara su garganta para hablar:

── Le tuve que rogar un poco. ──confiesa. ──Yo también estoy sorprendida Felix. Pero era sabido que no puede decirle que no a esta hermosura de mí. ──su ego influye en sus palabras.

Rodee los ojos. ──Cállate, querés. La que no puede vivir sin mí, sos vos. ──no hace falta que la mire, ya me imagine que hizo su típica cara de indignación; prosigo para hablar. ──Además le dije que si me dejaba sola o algo por el estilo, dejaba de ser su amiga.

── Menos vengativa, hija ──dice mi papá y me encogí de hombros, restándole importancia.

── Ella quiere verme sufrir, se supone que debe cuidarme; soy cómo su hermana menor ──protesta la castaña y Felix rió. Sabe lo dramática que sonó Maia al decir aquello.

── Lo eres. Pero más respeto que soy mayor que vos, tonta.

── ¿Me dijiste tonta?

── Uh, aparte de tonta también sorda. ──niego hacia los costados y escucho el chillido de Maia a mi costado.

── ¿Cómo es que llegaron a ser amigas ustedes dos? ¡Son como el agua y aceite! ──cuestiona Felix.

── ¡Eso es lo que siempre me preguntó! No entiendo cómo es que llegue a estar al lado de la ortiva de tu hermana.

Claro, ahora era mi turno de poner mi cara de indignación y ofendida ante las palabras dichas de Maia.

A todo esto mi papá se reía ante la pelea boluda que tenía con mi mejor amiga.

Y así fue el resto del viaje, hasta que llegamos al lugar.

¡Por fin!

Todos amamos a Maia dramática e indignada ahre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todos amamos a Maia dramática e indignada ahre

Publicación el 18 de agosto 2022
Republicación el 31 de julio 2023

bar ➳ wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora