Pertenencia

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Las sábanas blancas, la cama oxidada, el olor a cloro y la peste a aguas salinas que no precisan el mar. Luces amarillas, titilantes que solamente anuncian mi decadencia mental.

El lápiz y la hoja de papel que me dejan es mi único escape, y sé que no del todo porque deben cuidarme. Me vigilan y ya no solo es Vlerat el que me detiene a una inminente autolesión.

El escritorio, los libros, la muñeca de porcelana que día y noche acompaña mi escritura. Lo veo ya lejano, no pertenezco a ahí, no pertenezco al cuarto blanco ni al cuarto decorado de violetas rayas. La pertenencia se vuelve inalcanzable y los vaivenes de mi alma en cada lugar son irreales.

~Anne

Cartas a VleratDonde viven las historias. Descúbrelo ahora