❁La Muerte de Aaliyah❁

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☆࿐ཽ༵༆༒Capítulo 2༒༆࿐ཽ༵☆

"En un mundo tan cruel se necesitan héroes, pero el sufrimiento lo único que crea son monstruos"

Kaneki (Tokyo Ghoul)

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Toda su vida Aaliyah había vivido dentro de las murallas de Nueva Josen. Fuera el mundo era un verdadero misterio que yacía como un acertijo ahogado por la densa sombra de las historias pasadas, marcado como una tumba de lo que una vez fue la raza humana y sellado entre las ruinas de la guerra, así le habían dicho de pequeña. Pero, en el exterior, en alguna parte del planeta se ocultaba este nuevo mundo. Un enorme bosque que podría expiar los pecados de la humanidad y repoblar la vida para corregir tantas malas decisiones, una oportunidad de redención.

Los árboles escarlata purifican el aire, el Sol nuevamente brilla en lo alto y alimenta la tierra. Humanos y seres semejantes conviven en una armonía edificada en las bases de un acuerdo para beneficio mutuo, es claramente la metáfora de un mundo mejor. Aunque, acosta de un oscuro precio, la clave para mantener este equilibrio es el sacrificio de un alma.

—¿Qué es todo esto? Este lugar, las cosas que dicen —las pupilas de Aaliyah se dilatan mientras la retina proyecta una macabra película en su cerebro

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—¿Qué es todo esto? Este lugar, las cosas que dicen —las pupilas de Aaliyah se dilatan mientras la retina proyecta una macabra película en su cerebro.

—¿Los niños que secuestran viven dentro de una especie de marioneta mientras su cuerpo original es usado como vuestra piel? ¡¿Yo soy... vivo dentro de un muñeco?! —estudia confundida y traumatizada las marcas que se esparcen por todo su cuerpo.

—La Semilla, la eclosión de su especie, el marchitar de nuestros cuerpos. ¿Justo como...? —traga saliva para adelgazar el nudo en su garganta— ¡¿Estoy hecha de una planta?!

—Fui condenada a una horrible enfermedad, a un asesinato asistido, me dices que nunca tuve derecho a algo tan íntimo como lo fue mi propia piel. Tantas niñas como yo —se detiene a recordar la sala de pacientes crónicos con Skin Wither del hospital— sufren en la desesperación de una supuesta epidemia sin cura, nuestras familias... No solo se nos ha privado de la capacidad de formar una familia sino que hemos sido obligadas a llevar una marca en el rostro —sus recuerdos la llevan a un lugar mucho más profundo y ve las cenizas de sus compañeros de sala sobre las sábanas, las personas se extinguían de la noche a la mañana, se hacían polvo—, una cita en lista de espera con la muerte.

—¿Todo para qué? Para que nuestro cuerpo de vida a uno de los suyos porque no pueden vivir por sí solos cuando nacen —sus párpados se inundan, las escenas no se pueden pausar en su mente, corren a toda velocidad en alta resolución, es la misma cinta y es demasiado para que ella pueda sostener las olas que golpean sus ojos. ¿Era acaso la única opción?

Las Flores MarchitanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora