Esta historia empieza en uno de los lugares más comunes de las historias amor; el cuarto de baño de una discoteca.
Si algo estaba claro aquella noche para Sam, es que había bebido demasiado. Algo que llevaba mucho tiempo sin hacer, y algo que pagaría a la mañana siguiente, si es que no seguía despierta.
La música golpeaba contra sus oídos mientras caminaba hacia un lugar de paz temporal, los servicios.
Su cabeza le daba vueltas, y el hecho de haberse encontrado con su ex-novio mientras bailaba había hecho que su humor pasara de estar en lo más alto, a arrastrarse por el suelo buscando un lugar para respirar.
Esquivaba los cuerpos animados dando pequeños empujones, una vez que focalizó la puerta de su destino, no paró hasta llegar a él.
Tal fue su fijación que no reparó en disculparse con el chico que acaba de ponerse en su camino por accidente, empujándole y haciendo que se derramaran las copas que sostenía en sus manos.
Entró rápidamente en el servicio y dejó escapar un largo grito de frustración. Las luces de los fluorescentes del techo la deslumbraron e hicieron que su mareo aumentara. Apoyó las manos en el lavabo para no perder el equilibrio, y notó que su torso estaba mojado. Su vestido, húmedo, olía a alcohol, dulzón, genial.
Chasqueó la lengua cuando la puerta se abrió ya que se le habría olvidado echar el seguro. ''Está ocupado'' dijo arrastrando las palabras mientras se frotaba los ojos con el dorso de la mano.
''¡Me da igual!'' la voz de un chico gritó a su espalda. Sam se giró con el ceño fruncido, para ver a un hombre de su edad, con cara de enfado.
Su piel era blanca y su pelo castaño oscuro, no era demasiado alto. Pero lo más sobresaliente era que sonaba algo borracho y sus ojos eran muy pequeños y alargados.
''Este es el baño de chicas.'' Sam se quejó con voz ronca, cruzando los brazos.
''Me da igual. Por si no te has dado cuenta, tu estupidez me ha hecho tirar las bebidas. He perdido dinero, a una chica bastante buena y encima ahora mi ropa olerá a alcohol durante semanas'' el chico dijo enfadado, enumerando razones con sus dedos, mirándola molesto. Aquella situación era tan ridícula que si no tuvieran alcohol en la sangre, estarían riéndose de lo estúpidos que sonaban.
''¿Y por eso entras en el cuarto de baño de chicas? Maldito pervertido.'' Sam bufó y giró los ojos.
''Tranquila, nunca intentaría nada contigo.'' la señaló de arriba a abajo '' solo quiero el dinero de las bebidas, ¿me pillas?.''
''No lo creo.'' la chica chasqueó la lengua y se giró hacia el espejo. Miró en él al chico, a sus espaldas, se fijó en sus ojos y en la sonrisa tonta de sus labios.
''¡Eh!'' Sam se giró rápidamente. ''¿Me estabas mirando el culo?''
El chico abrió los ojos ampliamente, indignado. ''OH my gahd'' dijo con tono dramático, tambaleándose hacia la pared ''No creo que a eso se le pueda llamar culo...'' sonrió malvadamente.
Sam reprimió un grito ahogado.
''Vas de macho pero seguro que no sabes ni dónde hay que meterla, monada. Te tomaría en serio, pero...'' dijo mientras llevaba sus ojos hacia los pantalones vaqueros de él. Sus labios se curvaron. ''No sé, voy a ser buena y no meterme con el tamaño de tu paquete, ¿vale?''
Las cejas del hombre se fruncieron al instante, y abrió la boca para contestar, pero Youngsam le paró, levantando la mano.
Sam rió para sí misma mientras le daba la espalda y examinaba de nuevo su vestido. ''Sea lo que sea, sal de una vez de aquí, maldito pirado.''
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Sweetest Hell (BTS: Suga)
Romance''¿Pero quién demonios es Min Yoongi?'' su amigo le preguntó. ''Min Yoongi es una historia que comienza cuando tienes sexo en el lugar equivocado, en las circunstancias equivocadas, y con la persona equivocada.'' contestó Youngsam. *** Kim Youngsam...