Capítulo 14

6.7K 557 161
                                    

Hacía ya una semana desde que Youngsam había recibido la noticia de su compromiso. Y los últimos siete días habían sido un verdadero infierno. Si pensaba que la cosa iba a quedar ahí, estaba muy equivocada. Recibía cartas y catálogos de trajes de novia en su buzón casi por arte de magia, como si su cartero fueran sus padres o los de Jongin (probablemente lo fueran), y todos los días hacía el esfuerzo de ignorar las llamadas de su madre a cualquier hora del día.

Como la que estaba recibiendo en aquel mismo momento, estando en la biblioteca. Se había olvidado poner el móvil en silencio, por lo que ignorando las miraditas y maldiciéndose mentalmente salió por la puerta que afortunadamente estaba al lado de su mesa.

Una vez fuera apoyó su espalda contra la pared y respiró hondo. Con paciencia, sostuvo el celular en su mano, esperando que su madre colgara. El tono de 2ne1 resonaba por todo el pasillo y llamaba demasiado la atención, pensó en que debería de cambiarlo por la marcha imperial de Darth Vader.

Cuando finalmente dejó de sonar, miró la pantalla del aparato con ojos vacíos durante unos segundos, preguntándose qué demonios estaba tratando de evitar. Entonces se fijó en que el pequeño led blanco parpadeaba, indicándole que tenía algún mensaje pendiente por leer. Deslizando vagamente su dedo por el cristal, Sam abrió la notificación, y con solo leer el nombre del remitente, supo que tenía prisa.

Hace unos días Jungkook le había pedido una pequeña clase particular de matemáticas, porque no le iba demasiado bien la asignatura y tenía un examen en breve, así que como a ella se le daba bastante bien los números, se ofreció a ayudarle. Habían quedado aquella tarde en el instituto de Jungkook, y hasta el momento, se había olvidado completamente de aquello.

Por suerte aún tenía tiempo, así que con prisa, recogió todas sus cosas de la mesa de la biblioteca y fue lanzada hacia el bus.

En los últimos días había desarrollado inconscientemente un miedo extraño a quedarse sin cosas que hacer, que la distrajeran, mantenerse ocupada. Cuando tenía que esperar a que los autobuses llegaran a su destino, era cuando más dificultades tenía para mantener la mente despejada. Normalmente un juego chorra en el móvil le ayudaba a superar estos momentos, pero tenía miedo que sus padres le llamaran y pulsaba el botón verde sin querer. Así que ahora miraba por la ventana contando los coches azules que pasaban o fijándose en las matrículas, esperando encontrar alguna capicúa.

No solo el tiempo pasaba lento, sino que su lucha interna por no sentirse mal consigo misma hacia que se realentizara aún más.

Sobretodo cuando vio a un chico con la piel nieve subir al autobús haciendo que automáticamente la imagen de Min Yoongi se le viniera a la cabeza. Si era sincera, pensar en él era otra de las cosas que evitaba. Desde que desafortunadamente le pidió que fuera su farsante novio, no había sabido completamente nada de él, justo como en los viejos tiempos en los que ambos se esforzaban por no cruzarse en el camino del otro bajo ninguna circunstancia. El problema era que ahora ella no se esforzaba el mínimo para no ver a su vecino, y sorprendentemente, no le había visto un pelo desde hace una semana.

Parecería un corto plazo de tiempo si no se hubiera acostumbrado a su presencia dulce presencia y sus infernales palabras.

Era consciente que lo echaba de menos, aunque nunca se hubieran dicho nada bonito que no tuviera relación alguna con el sexo, estar tanto tiempo sin saber de él era raro. Porque la relación entre ellos, como ha sido especificado ya, era sana, beneficiosa. No era una simbiosis ni mucho menos, pero sí mutualismo puro.

Se daba cuenta de que tanto centrarse en sí misma, no tenía idea de qué se le podría pasar al chico por la cabeza. No le conocía, pero él sí a ella. Era incómodo, raro, y de alguna forma, injusto.

Sweetest Hell (BTS: Suga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora