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El aire salado de la costa acariciaba el rostro de Zhongli, quien se encontraba de pie frente a la puerta de Childe.

Inhaló profundamente, clavando su mirada en el escaso óxido en el picaporte, característico de la mayoría de las edificaciones en Liyue debido al clima húmedo de la región costera.

Cerró su puño y, liberando todo el aire que sus pulmones contenían, tocó la puerta suavemente. Un "espera"  sonó desde el interior de la casa y una sonrisa tenue se dejó ver en el rostro del arconte.

—¡Esperaba que pudieras retrasarte al menos una vez! —el tono alegre del más joven resonó en los oídos de Zhongli, haciéndole levantar un poco más las comisuras, sintiendo cómo los pequeños nervios se desvanecían ante la graciosa vista del pelirrojo con el cabello desordenado y un guante de cocina a medio poner.

—Me disculpo si mi puntualidad te desfavorece.

Childe bufó y tomó la muñeca de Zhongli para guiarlo al interior, cerrando la puerta tras de sí.

El ambiente era cálido debido a lo que aún se cocinaba en la estufa del fatui y un ligero aroma a mariscos llegaba a la nariz de Zhongli.

—¿Nuevamente tu especialidad?

—Lo lamento si es repetitivo, esperaba que fuera suficiente para regresarte a casa contento. —una pequeña risa sonó al final de la oración y el tono de voz del más joven se notaba falsamente animado.

En sí, Childe se notaba falsamente animado.

—Es más que suficiente Childe, nunca necesité nada más. —declaró Zhongli, tratando de mejorar el ánimo del chico.

Y es que, todo Liyue había notado que el temido fatui se veía bastante desanimado los últimos meses.

Desde la partida de Lumine hacia Inazuma.

Ambos llevaban algún tiempo forjando una relación, Childe la pasaba consiguiendo trabajos en Liyue para pasar más seguido por la ciudad y Lumine posponía el progreso de su viaje, buscando misiones y cumpliendo encargos de cuanta gente viera en la nación.

Pero ni Childe ni Lumine pertenecían a Liyue y la separación era inevitable.

Zhongli sabía todo esto, lo sabía porque se podía considerar algo así como "el mejor amigo de Childe en Liyue", probablemente el único. Childe solía acudir a él para pasar sus ratos libres, comer, cenar y platicar de sus aventuras y Zhongli solía acudir a él por... Mora; no había que malentenderlo, claro que disfrutaba pasar tiempo junto al fatui, pero la mora era una buena tapadera de sus verdaderos sentimientos.

Zhongli sabía todo porque estaba enamorado de Childe.

¿Pero qué necesidad de confesarlo tenía? Ninguna, al final, Childe ya estaba en una relación y el arconte creía que una relación era un contrato no explícito.

Jamás se metería a romper un contrato.

Childe había permanecido callado y Zhongli pensando, por lo que cuando el mayor salió de su propia prisión mental, la mesa ya estaba puesta y la comida servida.

—¿Por qué estás tan callado? —preguntó Zhongli, tomando asiento mientras observaba cómo Childe servía generosamente ognev en su vaso.

Childe no solía tomar, pero algunas excepciones eran necesarias.

—Hace dos meses que Lumine partió. —respondió crudamente, esta vez, ni siquiera pudo fingir su voz.

El heraldo dio un trago a su vaso y comenzó a comer, manteniendo la mirada en su plato.

Zhongli se sintió tímido por unos segundos, lamentó haber preguntado debido a que arruinó el humor de Childe. Pero se recuperó rápidamente, porque conocía al pelirrojo y sabía que su humor ya estaba fatal, sabía que necesitaba hablar de lo que realmente pensaba por una vez al menos.

—Volverá pronto, dijo que estaría aquí cuando el verano terminara, ¿no? Ya es agosto.

El más joven sonrió, suspirando un poco antes de terminar el licor que quedaba en el vaso y dirigir la mirada al castaño frente a él.

—Tienes razón, ya es agosto.

Zhongli respondió a su sonrisa con una más pequeña, teniendo la confianza para servir ognev en su propio vaso, ofreciendo un pequeño brindis a salud de dios sabrá qué, chocando vidrios con Childe.

Poco a poco los platos se vaciaban y la botella también. El estado de Zhongli no era exactamente el mejor porque, bueno, el vino de asmenthus no se comparaba en nada con el porcentaje de alcohol del ognev.

Pero Childe estaba perdido. Se carcajeaba con poco y sus movimientos se notaban entorpecidos.

Zhongli no se alarmó sino hasta que el joven se puso de pie, caminando torpemente hasta su dirección, deteniéndose frente a él.

Las manos desenguantadas de Childe se dirigieron a sus mejillas, acariciándolas con una suavidad nunca antes conocida por el arconte mientras el rostro del pelirrojo se acercaba más.

—Tus mejillas son muy suaves. —murmuró prácticamente sobre sus labios con la mirada perdida.

Zhongli se esforzaba por contener el aire, porque de otra manera, podría sentir cómo su respiración chocaba con la de Childe.

Zhongli se esforzaba por mirar a cualquier otro lugar en la habitación, porque de otra manera, podría observar cómo se cumplía el mayor de sus deseos.

Los labios de ambos se encontraron en un beso, nada delicado o romántico, era un beso desesperado que escaló en intensidad rápidamente.

Las manos de Childe atraían el rostro de Zhongli hacia sí con fuerza, atrayéndole más y más hasta que ambos se pusieron de pie, apegándose el uno al otro mientras tomaban camino hacia la habitación de Childe.

La bufanda de Childe desapareció y el saco de Zhongli igual; la chaqueta de Childe desapareció y los zapatos de Zhongli igual.

Poco a poco las prendas abandonaban los cuerpos de ambos, quienes no podían separar sus labios del otro por más de unos segundos.

Fue cuando ambos adultos se encontraban semidesnudos en la cama del heraldo que Zhongli se atrevió a interrumpirle.

—¿Estás seguro? —susurró suavemente, sintiendo una mordida en su cuello como respuesta.

Nunca antes había hecho esto.

August [Tartali]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora