August [Tartali]

5

—¡¿Otra vez?! —la voz de Hu Tao sonó notoriamente molesta.

Y no era para menos, era la sexta vez en el mes que Zhongli rechazaba sus invitaciones a comer o cenar incluso si eran para hablar sobre asuntos de trabajo.

—Me disculpo, directora. Es un asunto de máxima prioridad. —Zhongli sonaba apenado, pero su tono era firme, él realmente creía en lo que hablaba.

Para Zhongli, lo demás había pasado a segundo plano desde el primer día de agosto. Zhongli no podía parar de cancelar o incluso rechazar planes solo por si Childe quería salir con él.

—Pff, una cita no es una prioridad por encima de la muerte.

Los pies de Hu Tao dieron pequeñas patadas al aire antes de seguir columpiándose. Se giró un poco, dándole la espalda al mayor antes de saltar de su escritorio.— Acepto posponerlo pero serás tú quien pague la cena.

La chica salió sin mirar atrás, muy campante y animada, como si no hubiera dejado a un Zhongli perplejo atrás.

El mayor tragó saliva, sintiendo cómo la tensión se anudaba en sus hombros.

¿Desde cuándo Hu Tao sabía lo suyo con Childe? ¿O siquiera lo sabía? Es decir, mencionó las citas, pero nunca mencionó con quién. La mente de Zhongli se nubló por completo, no sabía qué pensar o sentir.

Es decir, nunca habían hablado de que lo que tenían fuera un secreto.

No lo era.

¿Verdad?

Porque las veces que Childe le decía "hey, reunámonos tras la zona comercial" no eran porque quisiera esconderlo, claro. No eran porque solo pudieran verse a espaldas de todos.

Porque algo real no lo escondes del mundo; y lo que ellos tenían era real para Zhongli.

Cada beso, cada roce, cada palabra, cada abrazo, todo era genuino, todo era demasiado. Era demasiado para no ser nada. Todas las veces que Childe le mencionó un "nosotros" eran demasiado para ser simplemente un amor de verano.

Zhongli no tenía nada qué temer, Childe no se podía molestar de que alguien supiera lo suyo si realmente no era un secreto.

Zhongli no tenía porqué temer de perder a Childe si él era realmente suyo.

Excepto porque... ¿Childe no era suyo para perderlo?