CAPITULO VI : Reflejo

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CAPITULO VI

Sanavber regresaba al Castillo, no acontecía preocupación alguna acerca de un posible indagación, la cual sabía estaba por venir de parte del rey, solo pensaba acerca de aquel encuentro con el sultán, intentando descifrar algún valor en sus palabras.

EN LA HABITACION REAL

- Su majestad, la sultana ha regresado. - dijo uno de los hombres de Tiberio.

- Que venga.

En la entrada la sultana baja junto a la criada y los acompañantes quienes no continuaron mas allá de la entrada. Se dirigió a la habitación, quitó rápidamente su capa, cuando un sirviente llega y toca a su puerta.

- Adelante. - dice, mientras esconde rápidamente la capa.

- Sultana el rey desea verla en sus aposentos.

Sanavber obedeció al llamado, estaba figurando si él se habría dado de cuenta o si alguien le había mencionado algo en referencia. Llegó a su puerta, quedando detenida frente a ella reflexiva antes entrar.

- Su majestad. - dijo mostrando reverencia.

- Sanavber acércate. Regresaste.

- majestad, yo...

- ¿Puedo saber a dónde fuiste?

- ¿Tengo que brindar esa explicación? - Baldwin dejó un espacio de silencio, esperando la respuesta.

- Salí solo porque quería. Me ahogaba aquí. - dijo prudente.

- ¿Eso es todo? ¿no hay algo mas?

- ¿Qué mas podría haber?

- Sanavber... - dijo acercándose a ella, poniendo su manos sobre sus brazos.

- Esa es toda la verdad. - dijo sin mostrar emoción, mientras el rey dudosamente aceptaba su versión.

- Pudiste decirme.

- ¿Cómo?

- ¿Cómo que?

- La última que le di una razón ignoró mis sentimientos, y dejó sin castigo al asesino de mi familia.

El rey se acercó a ella y con su mano levantó delicadamente su rostro. Observaba un diluir se sensaciones en sus ojos, tristeza, rencor, odio...Ella bajo su mirada desilusionada, asiendo que su efecto inmediato fuese que el rey tomara sus manos tras tu espalda, como si su mirada manifestara un rechazo hacia él.

- Se que debes estar odiándome en estos momentos. No pretendo que te sientas diferente, perdiste a tus seres queridos, comprendo tu dolor. Pero, Sanavber...tienes que abrir los ojos, la crueldad no es la salida. No hallarás consuelo en ello.

Ella con su mirada hacia el suelo, fijó su mirada hacia un punto a un lado transmitiendo desaprobación.

- Mi San. - Dijo llevando su rostro cerca del de ella, para obtener alguna señal de acuerdo.

Al ella levantar su rostro, quedó un momento en solo miradas, cuando un sentimiento doliente sale a flote y se usurpa en corazón para luego lo abrazarlo en busca de consuelo. Allí lloró, pero este llanto era un llanto pasivo. El sin escrúpulo la abrazo devuelta y se mantuvo así con ella por un rato. El rostro de Sanavber hacia un lado y el suyo hacia al frente.

- No quiero estar más sola.

- Conoces las reglas.

- En mi habitación me perturba la consciencia. El frio que entra por el ajimez se interna en mis venas y no me deja concebir paz.

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