Insólito. X

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Capítulo 10

Insólito.

Camille.

Desperté con dolor de cabeza. Con la mano busqué mi celular por la cama, lo encontré bajo la alomada, tenía varios mensajes de Sarah y de un numero desconocido, primero abrí el chat de D'Alessio.

Sara D.: Buenos días, Camille.

Sara D.: Recuerda llegar unos minutos más temprano.

Sara D.: Esta es la dirección, para que pongas el GPS.

Sara D.: ¿Prefieres que que valla por ti?

Sara D.: Por ustedes* jeje.

Sara D.: ¿Aun no despiertas?

Sara D.: Por dios, son casi las 12.

Y hasta ahí los mensajes la mujer pelirroja. Joder, un poquito intensa. Tenia otros mensajes, pero eran de un número que no tenía registrado.

Numero desconocido: ¡!

Numero desconocido: CT.

Numero desconocido: Francia. Nantes.

Numero desconocido: Apartamento 210.

Numero desconocido: 2

Numero desconocido: 12/12/12

Numero desconocido: AT.

Numero desconocido: Bélgica. Hasselt.

Número desconocido: México. Puebla.

Lleve una mano a mi boca. ¿Qué querían decir esos mensajes? Mi corazón estaba acelerado, se quien sea la persona que los enviara, me estaba asustando y...

—Holaaaaaaaaaa —se abrió de golpe la puerta, caí de culo al piso— Ouchi...

—¡Idiota!

Puse mi mano en mi pecho, mi corazón estaba a punto de salir disparado, mi respiración estaba entrecortada y seguramente tenía cara de pánico.

—¿Estas bien? —Louisa borro su enorme sonrisa—, ¿Por qué tienes esa cara?

—¡Por tu entrada feliz!

Decidí no hablar de nada, no estaba segura de que fuera algo serio, quizá es una broma... quizá.

—Ha llegado esto —sacudió una diminuta caja— ¿Lo has pedio?

Negue con la cabeza, me levante y apoye mi cuerpo en la cama.

—Oh, bueno, pues al parecer alguien lo envió. Lleva tu nombre—ensancho su sonrisa y alzo y bajo las cejas repetidas veces—, seguro es algún admirador secreto...

Intente sonreír sin verme forzada, pero creo que fracase, como muchas otras veces.

—¿De verdad estas bien, Camille?

—Siempre estoy bien... —mentí.

Vi que abrió la boca para insistir, así que estiré mis manos para que me entregara la caja.

—Ven —palme la cama para que se sentara—, vamos a ver que es.

Me miro dedicándome una mueca, pero se sentó a mi lado en silencio; agradecí que no insistiera más.

Abrí mi cajón y tome unas tijeras que se encontraban ahí, las acomode en mi mano y las deslice por la cinta que tenía la caja, al abrirla apareció un regalo, una figura rectangular envuelto de papel celofán negro con un diminuto moño color azul en la esquina superior izquierda y... una dedicatoria/nota.

celeste ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora