Buenos días... XVI

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Capítulo 16

Buenos días...

Camille.

Mis ojos se abren poco a poco intentando soportar la luz que entre por las ventas. ¿En dónde estaba? Ni de chiste era habitación.

Me apoye sobre mis codos para poder ubicarme. Una cama queensize con sabanas grises... Una ventana enorme por donde entraba el molesto sol.

Cerré los ojos y suspiré pesadamente.

¿En dónde me metí?

Y con quien...

Ya un poco mas despierta, me senté en la cama y estiré mis brazos hacia arriba. Han pasado casi cinco minutos y lo único que logre recordar fue la fiesta de Alizèe y el haber bebido como nunca. Literal.

Debía irme de ahí y buscar a Meredith... y a las demás personas; al igual que debía buscar mis cosas.

Sali de la cama y busque mis zapatos, aun llevaba puesto el vestido rojo, solo que estaba sucio... Eso era lo de menos, me agache para buscar mis zapatos o lo que fuera que llevara puesto ayer, y también para buscar mi celular.

No encontré ni una de las dos cosas, alejo mi cabeza de la base de la cama para no golpearme y me levanto de golpe, siento que chocho con algo mojado.

¿Y ahora qué? Me quejo mentalmente.

Me volteo un poco mareada por haberme levantado así y veo a Meredith con una mano en la nariz y con la otra sosteniendo una toalla blanca.

Me quedo paralelizada sin saber a donde moverme o que hacer, poco a poco, su mano se va llenando de un líquido rojizo.

Ay, mierda. Mierda, mierda, mierda.

Lentamente la sangre baja por toda su mano y comienza a gotear, manchando la toalla y alfombra de la habitacion.

—¿¡Te quedaras ahí parada!? —soltó con terror al ver que la sangre no se detenía.

—NO, NO —reaccione— Ven, vamos al baño, al baño, sí.

Dude en si era lo correcto.

¡Claro que lo era, Camille! La sangre sigue saliendo.

Abrí la puerta y corrí hacia donde estaba el papel de baño, agarre mucho, mucho, DEMASIADO.

Volví con Meredith y le puse el papel en la nariz.

—¡Perdón! —me agarre la cabeza porque me empezaba a doler— No sabía que estabas conmigo.

Oh. ¿Estaba conmigo? ESTABA CONMIGO.

No entres en pánico, no entres en pánico.

¿Hicimos algo? ¿Paso algo? ¿Dije algo? ¿Confese algo?

—No estaba contigo —su mano sostenía el papel.

—¿Ah?

—Tu estabas conmigo —sonrió ladeadamente al ver como abría los ojos.

—Es lo mismo —dije confundida.

—No lo es, por que tu estabas en mi habitación asignada.

—¡Si es lo mismo!

—No lo es —repitió con tranquilidad— La diferencia es que tu me buscaste, no yo.

—¿Eso qué? —cruce los brazos— Es absurdo.

—No. Lo. Es.

De nuevo, mostro su perfecta sonrisa.

celeste ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora