CAPÍTULO 1

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La puerta es abierta descubriendo a Levi y Eren en el pórtico de la gran casa blanca.

― ¡Oh, pero si ya están aquí! ¡Niños, niños ya llegó su papá! ―Exclamó la mujer. Pisadas se escucharon acercándose.

Con maletas en mano y recién llegados de su luna de miel, los apenas esposos se miraron cómplices y asintieron con una sonrisa hacia la mujer mayor.

El pelinegro fue rodeado por los brazos delicados de la mujer y luego fue turno de Eren, a quien abrazó con más fuerza. ―Hijo, ¡estás tan bronceado! ―Negó divertida viendo el rostro de su, en realidad, sobrino. Solo que de cariño y por los años que lo crió, suele referirse a Eren como hijo. ―Pasen, vamos, hace frío allá afuera.

Levi con sus ojos grises escaneó el interior de la casa donde su ahora esposo y cuatro hijastros vivían.

Él habia cenado ahí muchas veces a lo largo de los tres años que ha durado su relación con el jefe de esta casa, Eren.

Su amado Eren.

― ¡Papá, papá, volviste!

― ¡Ya era hora, papá!

Levi observó dos pequeños seres, casi idénticos, acercarse emocionados hacia ellos. Eran los gemelos, los más jóvenes de la familia Jaeger con seis años de edad. Adrián y Eric.

Eren dejó caer las maletas que llevaba en las manos y extendió sus brazos hacia sus hijos que Levi podría jurar, eran la copia exacta de Eren.

― ¿Obedecieron a la abuela? ―Dejó besos en las caras de sus hijos provocando muecas de disgusto en la cara de Adrián y risas en Eric. Levi veía todo de lado, con una sonrisa enternecida. ― ¿Se portaron bien, mis bebés?

Era increíble lo cariñoso que Eren era con sus hijos. A Levi le gustaba verlo interactuar con los pequeños, aquello le transmitía ese sentimiento de familia que él nunca pudo experimentar. Además, Eren no era cariñoso con él, de hecho muy pocas veces lo era, por ello le gustaba tanto esa faceta suya con sus hijos.

El mayor suele ser de poco tacto y escaso de palabras dulces, pero era muy atento hacia él y hacía todo lo que Levi le pedía sin peros. Lo cuidaba si sufría de sus ataques de pánico o recurrentes pesadillas, y bromeaba junto a él cada que podía, a pesar de su expresión seria y carácter difícil.

Para Levi, Eren era perfecto.

― ¡Ven a darle un beso a tu papá, Isabel!

Levi volvió a la realidad y soltó una pequeña risa cuando vio a la mencionada rodar los ojos, para luego formar una sonrisa divertida aún con el celular en mano, dejo de lado el pequeño aparato para correr hacia su padre, quién ya no sostenía a los gemelos. Los pequeños estaban a unos metros peleando por algún juguete, aquella escena era realmente tierna, verlos así de ensimismados en su pequeña pelea mientras vestían sus particulares pijamas, Eric llevaba una de Iron Man y Adrián una del Capitán América.

―Me alegra que hayas vuelto, fue una semana de pesadilla. ―Bromeó Isabel.

Ella era la segunda hija mayor de Eren. Isabel Jaeger de quince años y gran parecido a su madre. Porque sí, Levi había conocido a Mina antes de su muerte. Fue una mujer pequeña de estatura, muy hermosa y de cabello rojizo. Isabel era su copia exacta si no fuera por sus ojos esmeraldas, tan iguales al de su padre.

―Hola, Isabel, ¿Nuevo corte? ―Levi se atrevió a saludarle con su mano, agitandola suavemente a su dirección. Isabel dirigió sus ojos a él y le sonrió un tanto forzada, asintiendo con respeto hacia la pregunta.

―Hola... Sí, me lo corté ayer. ―Y sin más se dio media vuelta para quedar al lado de su abuela. El pelinegro mordió su lengua para no decir nada más.

― ¿Dónde está tu hermano? ―Le preguntó Eren a su hija, ella sólo se alzó de brazos, volviendo la atención a su celular. Eren hizo una mueca, imaginándose por qué no se presentaba a recibirlos su hijo mayor.

―Tranquilo, sabes cómo es. ―La anciana mujer posó una mano en el hombro de Eren, calmándolo.

―Sí...―Miró de reojo a Levi y asintió hacia la mujer, dejando el tema de su hijo de lado.

―Vamos a darnos un baño y bajaremos para la cena. ―Avisó el hombre mayor luego de unos momentos. Volvió a tomar sus maletas y Levi lo siguió. ―No tardaremos mucho.

―Claro que sí, debió ser un viaje largo. ―Asintió la mujer. ―Vayan, vayan.

―Vamos, Levi. ―Eren le dedicó una pequeña sonrisa para avanzar hacia las escaleras. El pelinegro asintió, siguiéndolo detrás.

¡Niños, pongan la mesa! Se escuchó detrás suyo y las quejas de los gemelos. Levi sonrió al ver como los pequeños se escondían tras los sofás.

La puerta de su nuevo dormitorio se abrió y con ilusión Levi pasó detrás de Eren, imitando sus acciones. Dejó las metas sobre la cama y ambos se empezaron a desvestir para, entre coqueteos por parte del menor y risitas por parte de Eren, llegar a la ducha.

― ¿Cómo es que eres tan guapo? ―Le sonríe coqueto el menor, con el agua mojando sus azabaches cabellos, y sus manos esparciendo el shampoo por los cabellos del más alto.

Eren sólo se deja mimar, mirando al menor y enseñándole una tierna sonrisa.

Levi finalmente plantó un beso en la mejilla del otro y lavaron sus cuerpos. Salieron de la ducha para vestirse en silencio. Bajaron agarrados de las manos, e ingresaron al comedor donde la familia ya estaba cenando.

Toman asiento. Levi en medio de la anciana mujer y Eren. Todos platicando entre ellos, excepto el pelinegro que se dedicaba a su plato de comida y a degustarlo.

Mirando de soslayo se percata que el hijo mayor de Eren ya estaba ahí.

Falco de dieciséis años de edad, tan parecido a Eren en su forma de ser, muy pocas veces ha logrado cruzar palabras con él por su personalidad reservada y fría. Es alto, castaño y de ojos felinos.

Se atreve a saludarlo agitando su mano, pero el saludo no es devuelto y la mirada fría que le dedica lo incomoda. Y sintiéndose de repente cohibido al sentirse como un extraño, agachó la cabeza mientras el chico giraba su cabeza y empezaba una pequeña discusión con los gemelos.

Eren toma su mano por debajo de la mesa al notarlo extraño y le dedica una mirada y un apretón para luego seguir platicando con Isabel.

Levy sabiendo que nadie le toma atención sonríe un poco, manteniendo su positividad. Se relaja y piensa que todo es tan sólo temporal, que todo mejorará.

Siempre quise tener mi propia familia, y ahora que la tengo es perfecto.

¿Realmente lo es?

Sólo necesitan tiempo.

Cenizas de un amor - Ereri (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora