CAPÍTULO 25

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Jean palmea su espalda con cariño mientras el menor suena su nariz con papel higiénico. Sonríe con tristeza al ver su estado; ojos ligeramente hinchados, mejillas sonrojadas y lágrimas secas en su rostro.

―¿Ya estás mejor?―Se atreve a preguntar cuando lo ve más calmado.

Levi asiente.―Sí, lo estoy.

En sus ojos ve sinceridad, y la ligera sonrisa en sus labios cuando lo mira, hace que crea sus palabras.

Quizás solo necesitaba un tiempo con su hermano.

―Es bueno saberlo. ¿Ya quieres que te lleve a casa? ¿O hay algo más que quieres hablar?―Acaricia sus cabellos con cariño.

El pelinegro lo piensa, y al final asiente con la cabeza.―Sí, yo... quería pedirte un consejo, hermano.

El mayor asiente con cuidado.―Claro, ¿Sobre qué?

―Sobre mi relación con Eren... Entiendo si es raro para ti ya que el es tu mejor amigo y yo tu hermano, es solo... que quiero saber qué piensas.

Levi baja la mirada y hace una ligera mueca con sus labios. Jean por su lado solo toma una suave inhalación, luego suelta el aire en un suspiro y habla.

―Yo sé que tú y Eren tienen pasados que arrastran. De hecho, quise hablar con Eren sobre esto y en nuestros viajes de negocios traté de hacerlo pero él me evitaba... Lo cierto es que su relación se puede tornar tóxica si no se paran un momento para analizar qué están haciendo mal.―Coloca su mano en su hombro, lo que provoca que el pelinegro levante la mirada.―Sé que muchas veces soy tu hermano torpe y bromista que te saca una sonrisa, pero cuando veo que mi hermanito necesita ayuda no dudo en acercarme para aconsejarte. Tú lo sabes bien.

―Lo sé, Jean...

―Entonces entenderás que mi consejo más honesto es que te separes un tiempo de Eren.

Levi boquea y frunce el ceño ni bien termina de escuchar a su hermano.―No entiendo, realmente no entiendo por qué todos me dicen lo mismo.―Pasa su mano por su rostro con evidente estrés.

¿Es que realmente sus corazones están equivocados?

―Porque la forma en la que ambos no dejan atrás sus problemas, los afectan. Tú eres el más dañado, y no olvides a esos niños, ellos también salen dañados.

―¿Dañados?

―Levi, recuerda que tú decidiste estar con un hombre con hijos, así que tu compromiso es con él y con sus hijos. Lo que salga de tu relación afectará también a ellos.―Suspira y niega con la cabeza.―Ni tú ni Eren se detienen a pensar en las consecuencias, ¿O me equivoco?

¿Realmente están siendo tan egoístas?

Avergonzado el pelinegro rasca su nuca y desvía la mirada.―Creo que tienes razón... Nuestra relación llega a afectarlos a ellos por igual.

―¿Y tú los quieres, no es así?―Cuestiona con un tono más suave.

Levi lo mira y asiente con una ligera sonrisa.―Se han ganado mi corazón, aunque aún esté triste por el comportamiento de Falco e Isabel, aún así les tengo cariño.―Mira hacia el anochecer.―Supongo que así se siente ser padre. A veces tus hijos te tratan desconsideradamente pero al final del día siguen siendo tus hijos. Solo que... no son mis hijos, son mis hijastros.―Ríe un poco.

Jean coloca su mano en sus cabellos y los acaricia.―Son buenos chicos, los conozco desde que eran niños. Pero al igual que tú, pasaron por la perdida de su madre y quedaron al lado de Eren quien ese tiempo no era capaz ni de cuidarse a sí mismo. Mina era la verdadera líder de la familia.

―Ya veo...

―Dense un tiempo, sanen.

Porque ambos están rotos y aún así quieren juntar sus piezas.

Levi apoya su cabeza en el torso de su hermano y lo abraza con cariño.―Prometo qué haré las cosas bien, Jean.

El más alto sonríe y palmea su cabeza con cariño.―Claro que sí. Confío en ti, y sé que Hitch te tratará bien. Yo pagaré todas las sesiones, Levi.

El pelinegro solo sonríe e inhala suavemente el aroma a coco de Jean, su perfume es fresco pero dulce. Le recuerda a casa, su verdadera casa, al lado de sus padres.

Ahora debe empezar a usar esos recuerdos para superarse así mismo.

Debe cambiar su mente, debe sanar su corazón.

―¿Tú crees en las segundas oportunidades?―Divaga en voz alta.―Yo sí.

―También creo en que las personas pueden cambiar, pero debes de poner límites para no dañarte de más.―Baja la mirada para verlo observando el parque con algunas pocas personas.―¿Por qué lo dices?

―Por los Jaeger...

―Ah, por eso... ¿Puedo ser honesto contigo, Levi?

―Claro.

―Realmente eso no depende de ti.

Es la última conversación que tienen antes de que Jean lleve a Levi a su casa.

―¿Entonces te irás de viaje de negocios otra vez?―Pregunta desabrochando su cinturón de seguridad.

―Sí, a Hong Kong, unos días. De hecho, también quería hablar de eso contigo. ¿No quieres venir conmigo?

Levi parpadea sorprendido.―¿Y-yo?

―¡Claro! Necesito a mi secretario estrella para esta misión.―Por alguna razón hace un saludo militar, sacándole una risa al menor.

―Lo pensaré, ¿Okay? Regresa con cuidado, Jean.

―Te veo luego, Levi.

Levi sale del auto de su hermano con una sonrisa en el rostro aunque se sienta cansado y tenga inmensas ganas de echarse en su cama, se siente feliz de poder aclarar su mente al lado de su hermano.

Entra por la puerta principal y es recibido por Lili quien agita su colita emocionada y se acerca a olfatearlo.

―Hey, hey, no vayas a ladrar, ya es de noche.―Susurra.

Hace un sonido similar al de una serpiente con su dedo índice sobre sus labios. Parece que Lili le entiende por lo que le sigue y lame sin hacer ruido.

Levi es perseguido por la perrita hasta al subir las escaleras. Masajea su cuello y suspira.

Necesito un baño caliente, piensa.

Sus pasos se detienen a medio camino cuando escucha la voz de su esposo en la habitación de Isabel.

¿Está bien si paso a avisar que he llegado?

Eso quiere hacer, dirige su mano a la puerta semi-abierta para empujarla y abrirla por completo, pero al escuchar su conversación se queda helado en su sitio.

―¿Y tú la extrañas, papá?





Cenizas de un amor - Ereri (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora